Juan Gallego Benot: «Intento conversar de manera directa con la experiencia mística»

Del poemario, el jurado destacó la capacidad de Gallego Benot de aunar la tradición poética con «elementos de creación contemporánea», que habla del amor apropiéndose el lenguaje de la mística , pero con reflexiones también sobre la paternidad o que entroncan con la religiosidad.

Debuta en un sello de prestigio y con un poemario premiado, ¿esto confirma un camino andado?

No había mucho camino andado de ningún tipo. La escritura era una cosa muy privada. Además, había trabajado en editoriales como corrector y conocía el proceso.Así que no había demasiada prisa. No tenía un deseo directo de publicar, pero sabía que era algo que me iba a apetecer hacer.

Creo que lo convencieron para presentarse al premio.

Le pasé el poemario a Sergio Fernández, profesor de la Universidad de León, editor y buen amigo. A partir de sus comentarios y correcciones vi que había un discurso en lo que tenía escrito. Me interesa, como sucede en la poesía contemporánea, que un discurso vertebre y se vertebre en los poemas.

¿La juventud es un valor en la poesía o está sobrevalorada?

En el sentido que se da en los premios creo que está sobrevalorada. El premio que he ganado es maravilloso, porque está ligado a una ciudad, a un periódico, a un poeta... Pero la mayoría de los premios priorizan con fuerza la juventud. Parece que hay un deseo en España por publicar voces jóvenes todo el rato y no fomentar voces más maduras. A mí me gusta leer poetas maduros que tienen mucho que decir.

Su obra remite al clasicismo, aunque sin renunciar a los elementos contemporáneos.

No sé si soy un poeta clasicista, pero la métrica y la forma clásica me sirven de refugio para no perderme. Me siento muy cómodo con un verso medible, pero después sale lo contemporáneo porque soy una persona de hoy en día.

En esta oración en el huerto hay una aproximación a las formas de la poesía mística para hablar del amor.

Intento hacer una conversación directa con San Juan de la Cruz y esas experiencias místicas. Los ejes de estos poemas son la tradición inglesa del siglo XX, la mística española y la lírica andalusí. De ahí no puede salir una cosa muy punk.

Sus poemas pueden leerse como un «gospel» profano para hablar del amor.

Más que profano, creo que heterogéneo o sobre cómo se pueden vivir ahora estas cuestiones. Si no se quiere ser anacrónico, hay que sentir la espiritualidad de la religión de forma diversa, abrirse a tradiciones que nos han dado lenguajes que nos permiten abrirnos a mostrar otra sentimentalidad. Lenguajes que hemos heredado y que podemos reconvertir para expresarnos ahora.

De hecho, su poesía es profundamente religiosa o espiritual.

La manera que tengo para explicarlo son los poemas. No hay una separación verdadera entre mis lecturas religiosas o las vivencias en Sevilla con la religión y los demás aspectos de mi vida. La persona vive de forma unitaria cosas muy diversas, que trato de contar y que, por tanto, aparecen de forma natural en los poemas.