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José de la Tomasa, Compás del Cante

El histórico cantaor sevillano recibe el galardón de la Cruzcampo en un acto de justicia que prestigia al premio y al flamenco

José de la Tomasa, Compás del Cante ABC

ALBERTO GARCÍA REYES

El gran maestro Antonio el Farruco repartía unas tarjetas que se había hecho él mismo en las que se leía: «Farruco. Maestro del baile. Sin premios». En apenas tres frases de telegrama, el genio de Pozuelo diagnosticaba el declive en el que habían caído los galardones jondos. Farruco jamás ganó un concurso. Pero sí obtuvo reconocimientos allí donde no había que participar en una competición. Y ahí es donde ganó importancia una distinción que promovió hace varias décadas la Cruzcampo para reconocer a los grandes maestros de este género. Es cierto que durante los últimos años la irrupción de galardones y festivales había ensombrecido el brillo dorado de la estatua cervecera. Pero los vaivenes de la moda jamás podrán vencer a la verdad de un arte que está asentado sobre unas esencias tan imperecederas como éste. El Compás del Cante, premio por excelencia de la historia de lo jondo, sigue decidiendo quiénes son los elegidos. Marque lo marque la tendencia. Lo volvió a demostrar ayer cuando distinguió para los restos a uno de los cantaores más trascendetales que ha dado la historia del cante y que, sin embargo, no goza del reconomiento justo. José Giorgio Soto, el hijo de la Tomasa y de Pies Plomo, está ya en la lista de los selectos que han llevado la queja jonda hasta las entrañas del compás. Un jurado presidido por José Luque y formado por El Lebrijano, Gonzalo Rojo, Antonino Parrilla, Nicolás Muela y Emilio Jiménez Díaz decidió ayer por unanimidad otorgarle el premio a José de la Tomasa «por conservar la tradición de su estirpe, por su profesionalidad y defensa en varias parcelas de la historia flamenca». Yo añadiría que se le entrega este galarón por justicia. Porque el gran maestro sevillano ha creado una escuela que no tiene discípulos y que da tanto al Compás del Cante como recibe. En estas horas de recogida, la voz de José por seguiriya o por soleá es un tesoro en desuso que necesita colocarse junto a Fernanda, Morente, Fosforito, Chano Lobato, la Paquera, Chocolate o Pansequito. Ole, cantaor, y gracias por tantas horas de emoción, de compás y de cante por derecho. Como decía Farruco, puede usted seguir poniendo «sin premios». Porque el de la Cruzcampo es mucho más que eso.

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