Isabel San Sebastián: «La paz que se compra a base de tributos es efímera»

«La novela —dice— parte de este escenario histórico y también cuenta con una pareja de ficción que es la protagonista. Mis novelas son como máquinas en el tiempo. España es una gran nación con una gran historia que tiene una capacidad infinita para inspirar a un escritor». Asimismo, esta autora asegura que «yo formé con José Calvo Poyato la asociación Escritores con la Historia . Pepe me recibió en Córdoba y me ayudó a la hora de hacer esta novela. Me llevó a visitar lo poco que perdura de esa época y me contó cómo estaba dividida la ciudad, cómo era la muralla, el aspecto de los distintos barrios.... Él fue mi cicerone en la Córdoba de Almanzor».

En cuanto a Almanzor, cuyo nombre significa ‘el victorioso’ , San Sebastián afirma que «fue amado y querido. Pero no sólo fue despiadado con los cristianos, ya que para ascender al poder en Al-Andalus mató a su mentor y también asesinó al hermano del califa muerto . También eliminó a su suegro y mandó aniquilar a su amante. Así fue escalando hasta llegar al máximo poder, convirtiendo al califa en un títere. No se atrevió a suplantar a un califa porque no era un omeya. Se ganó al pueblo venciendo a los cristianos en el campo de batalla y saqueando sus territorios».

Preguntada por la vigencia de la tolerancia entre las tres culturas, la autora de ‘La peregrina’ resalta que «el concepto de tolerancia es muy reciente, pues no existía en la Edad Media. Estaba asumido que quien fuera derrotado era hecho cautivo. Lo de la convivencia de las tres culturas fue un camelo . Para vivir en Al-Andalus los cristianos tenían que pagar unos grandes impuestos, no podían usar campanas para llamar a la oración. En los territorios donde dominaban los musulmanes, los cristianos estaban sometidos y los judíos un poco menos. Y en los territorios donde dominaban los cristianos, se sometieron a los musulmanes y a los judíos». «En la época de Alfonso X —prosigue— hubo una Escuela de Traductores de Toledo, pero lo de la convivencia pacífica nunca existió».

La novela cuenta con dos personajes ficticios protagonistas, Tiago y Mencía. El primero es obligado a cargar hasta Córdoba las campanas que han sido robadas en Santiago. Mientras tanto, Mencía, que estaba embarazada, logra escapar. «En el año 1000 la cosa era mucho peor que ahora. Y eso que en la cornisa cantábrica había gran una tradición del matriarcado. Las mujeres de esa zona fueron empoderadas al igual que las que vivían en la frontera , ya que eran muy fuertes. Las andalusíes no eran tan fuertes».

Asegura San Sebastián que «el que mis novelas sean protagonizadas por personajes ficticios permite identificarnos más con ellos porque son normales. A mí me gustan más los personajes que vivieron y sufrieron la historia pero sin capacidad para modificarla . Reflejo la realidad de los que sufren las guerras, los amores y los desamores.Cuentan los hechos pero no los pueden cambiar».

Respecto a los paralelismos que se establecen entre esa España medieval doblegada a tributos y la actual, sometida al independentismo catalán, la autora de ‘La visigoda’ subraya que «es sorprendente lo muy conectados que están los hechos actuales con los históricos. La paz que se compra a base de tributos es efímera . He novelado cuando los reyes astures pagaban con doncellas y tributos a los musulmanes, pero en cuanto intentaban levantar un poco la cabeza luego les arrasaban sus territorios. El pago de tributos nunca garantiza la paz. La paz que se obtiene con dignidad es efímera y ficticia, y sale muy cara . Siempre se te vuelve en contra. La única forma de establecer un statu quo es con coraje, valentía y determinación . A base de agachar la cabeza y pagar nunca se consigue nada».

Por último, la columnista de ABC y escritora dice que «elegí el periodo de la Reconquista para novelarlo porque es incorrectísimo . Parece que hay que pedir perdón para aludir a nuestro pasado romano-visógitico . Si alguna vez España ha tenido un proyecto común y compartido, ese fue en la Reconquista».