Exposición
‘Imago Mundi’: una cita con el gran patrimonio de la Universidad de Sevilla
La ambiciosa exposición del Cicus es una oportunidad para acercarse a piezas que van de la ‘Biblia’ de Gutenberg a un autógrafo de Cervantes
Jesús Morillo
La exposición ‘Imago Mundi’ se ha convertido desde su inauguración el pasado noviembre en una de las citas imprescindibles de los últimos meses, ya que propone un ambicioso recorrido por la historia del conocimiento humano a través del que ha sido el vehículo por excelencia para su difusión: el libro ... .
Del éxito de la muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 25 de febrero, da cuenta la cifra de más 12.000 visitantes —pese a las limitaciones de aforo que marca la situación sanitaria— que han pasado ya por las salas del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus) para disfrutar de un diseño expositivo cuidado al milímetro que muestra a través obras de arte, instrumentos de navegación, herbarios y, por su puesto, libros el papel de estos últimos como cimiento de la civilización.
Solo por este original y comprensivo acercamiento merece pasarse por ‘Imago Mundi’, pero la muestra ofrece también la oportunidad de acercarse al rico patrimonio de la Hispalense , compuesto por ejemplares bibliográficos únicos, obras de arte, amplios fondos fotográficos, piezas arqueológicas...
La colección patrimonial de la Universidad se organiza en el siglo XIX con «sentido formativo» y actualmente se gestiona de manera integral, es decir, con miras a la investigación, la protección, la restauración y divulgación, «fines que cumple esta exposición, en la que todos los libros que incluye están digitalizados y disponibles para la consulta por el visitante», explica el director general de Cultura y Patrimonio de la Hispalense y director del Cicus, Luis Méndez , comisario de ‘Imago Mundi’ junto al director del secretariado de Patrimonio, Luis F. Martínez-Montiel .
Estos fondos abarcan desde restos del Paleolítico superior a la actualidad, aunque los más antiguos que pueden encontrarse en ‘Imago Mundi’ son una serie de amuletos egipcios y una ánfora ática del siglo V antes de Cristo. En el extremo opuesto se situaría la fotografía que Gervasio Sánchez tomó de la destruida biblioteca de Sarajevo el 25 de agosto de 1992 durante la guerra de la antigua Yugoslavia.
Esta imagen es una de las últimas incorporaciones a la fototeca de la Hispalense , que con más de 200.000 registros es una de las más importantes de las universidades europeas y que, como señala Méndez, «permite ver la evolución del patrimonio de Sevilla, mostrando edificios que hoy han desaparecido», entre otros aspectos.
El arte tiene también un peso específico en la colección de la Hispalense, con obras tan significativas como el Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mesa , pero también piezas de Martínez Montañés, Juan de Roelas y Francisco Pacheco . En la exposición destaca la presencia de un ‘San Jerónimo’ del pintor flamenco del XVI Marinus Van Reymerswaele , que ya estaba en la Casa Profesa de los jesuitas.
Valiosos volúmenes
No solo las obras artísticas que poseía la Compañía de Jesús pasaron, vía Universidad Literaria del XVIII, a la Hispalense, sino también el rico patrimonio bibliográfico, que contribuyeron a incrementar las bibliotecas de conventos y monasterios tras las desamortizaciones del siglo XIX.
Entre los ejemplares que posee la Universidad de Sevilla destaca, sobre todo, uno de los veintidós que se conservan en todo el mundo de la ‘Biblia’ que imprimió Gutenberg entre 1454 y 1456. «Es un libro que cambia el rumbo de la historia. La revolución que supone para el conocimiento solo es comparable a la que ha protagonizado internet», explica Luis Méndez.
No es la única ‘Biblia’ patrimonio de la Hispalense que puede verse en la muestra, ya que también se exhiben un ejemplar de la ‘ Vulgata ’ de San Jerónimo y una ‘Biblia del Oso’ , impresa en 1569 en Amberes y que tradujo Casiodoro de Reina , siendo «una de las cumbres de la literatura española», indica Méndez. Este, al igual que otros libros prohibidos por la Inquisición, añade, los conservaban a buen recaudo las órdenes religiosas para poder rebatirlos.
Capítulo aparte merece la obra completa de San Isidoro de Sevilla , que la Hispalense conserva en volúmenes editados entre los siglos XVI y XVIII y de la que el director del Cicus destaca que recopiló todo el saber de su época, «desde la historia a la vestimenta, algo que no se volverá a hacer hasta la Ilustración con la ‘Enciclopedia’ de Diderot ».
El conocimiento científico dispone asimismo de un sitio en la muestra, con un volumen de la ‘Relación histórica del viaje a la América Meridional’ (1748), de Jorge Juan y Antonio de Ulloa , quienes descubren el platino en un viaje con importantes implicaciones geográficas y botánicas. Junto a este ejemplar se presentan un globo celeste y otro terráqueo que la Universidad ha restaurado para esta exposición.
También hay que reseñar en este apartado un volumen del ‘De Revolutionibus Orbium Coelestium’ (siglo XVI), de Nicolás Copérnico , cuyo sistema heliocéntrico se considera el fundador de la astronomía moderna y pieza clave en la revolución científica del Renacimiento, con importantes implicaciones filosóficas y teológicas. «Copérnico inicia una revolución científica que culminará en el siglo XVIII Newton», afirma el director del Cicus.
El autógrafo de Cervantes
Este recorrido no puede concluir sin que el visitante se detenga en otra de las joyas de la Hispalense: el autógrafo de Cervantes . Aparece en un expediente en el que el autor, que residía entonces en Sevilla, sale en defensa del tabernero Tomás Gutiérrez , que pretendía entrar en la Cofradía de la Sagrario de la Catedral, algo a lo que se negaba la corporación porque escribía comedias. En el expediente, relata Méndez, Cervantes «defiende que escribir comedias es un arte noble y no es nada peyorativo, sino todo lo contrario».
El expediente se muestra junto a un documento que señalaba el envío en 1605 de 84 ejemplares de ‘El Quijote’ a Centroamérica, explica el comisario de la exposición, «y hay documentos que indican que en una fiesta en Perú en 1609 un personaje apareció disfrazado de Don Quijote . Teniendo en cuenta las distancias de la época, esto indica que la obra de Cervantes se convirtió en pocos años en un best-seller en el continente». Una pruebas más del poder de los libros del que habla ‘Imago Mundi’.
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