El hermoso poema flamenco de Eva Yerbabuena

La escenografía nos presenta una pared herida, esas que aparecen cuando una casa se desprende de la otra y se ven las líneas de las antiguas habitaciones con los restos de una vida que fue. Y en ese espacio vivido lleno de sentimientos tiene lugar una ceremonia en la que Eva Yerbabuena cambia incluso de su estética habitual. Y todo comienza con la voz de María Callas y su ‘Casta Diva’. Eva Yerbabuena olvida su tocado flamenco y con el pelo suelto y la famosa falda que Elio Berhanyer diseñó para ella en 2013 para convertirla en la Casilda de Zurbarán, sale como si fuera una mariposa para liberarse de las prendas y bailar.

Se inicia así una obra en la que el flamenco se encuentra con la danza contemporánea de Fernando Suels Mendoza , exquisito, firme, dándole la réplica a Yerbabuena, sosteniendo en el aire el suspiro del flamenco; la voz inconfundible y deliciosa de Sandra Carrasco , magistral; el cante potente de Alfredo Tejada y Miguel Ortega ; la ‘Llorona’ deliciosa y sensible de Ella Garry ; el cante recio y profundo de emoción de Luis Moneo, momento inolvidable por soleá con Eva que nos puso el corazón en un pellizco; la percusión de Antonio Coronel y Rafael Heredia , sin prisas; los detalles al baile de Fernando Jiménez; la voz de la actriz Maika Barroso que nos guía de uno a otro lugar; y la música de Paco Jarana, sólo una guitarra para llenarlo todo, sólo un hombre para componer una partitura llena de emociones. No hacía falta más.

Hay en esta obra una mano decidida que ha orientado la dramaturgia, la del director teatral Alfonso Zurro , que se traduce en una serie de detalles imprescindibles para su desarrollo, al igual que la espectacular escenografía y el espléndido diseño de luces. Zurro y Yerbabuena se han comprendido a base de sentimientos, y eso se traduce en escena.

Baila Eva Yerbabuena con la garra que le caracteriza, metiendo los pies, lanzando sus brazos con rabia, moviendo un mantón abierto y sumergiéndose bajo él, pero también sabe respetar los silencios y estalla con la voz de Luis Moneo . Soleá, seguiriya..., no importan los palos, no son lo fundamental cuando se está ante una artista de esta magnitud, sólo se ve que la danza forma parte de ella, en cada quiebro, en cada espacio, o incluso cuando tensando el cuerpo es movida en vertical por Fernado Suels Mendoza, que convierte ese gesto en un hermoso paso a dos. Emocionante.

‘Al igual que tu’ es un poema de sensaciones , y no sólo de baile, sino en su conjunto. Como no se pueden quitar palabras a un verso, aquí no se puede desligar ninguno de los artistas de los instantes que nos provocan. Unos y otros forman esta poesía escénica que si bien mejorará la ‘métrica’, nos dejó a todos con la emoción en el corazón, e imagino que de eso se trata la creación. Y el final, como el principio, ‘Casta diva’ y la voz de María Callas mientras delante de esa pared herida desfilan todos los intérpretes, en un recorrido estético muy a lo Pina Bausch, tan admirada por la bailaora.

Una obra muy meditada, con cientos de detalles, sin dejar nada al azar, y en la que el flamenco toma otra dimensión, esa que sólo conocen los que están en ese universo de la creación para pocos accesible.