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Bienal de Flamenco de Sevilla 2018

El Granaíno, un cantaor de antología

Pedro Heredia se consagra en la Bienal con un recital en el que alía a Camarón con Morente gracias al prodigio de su voz

Actuación del Granaíno en el Teatro Lope de Vega RAÚL DOBLADO

Alberto García Reyes

Con ese metal tiene medio camino andado. El eco broncíneo de Pedro Heredia es una ruina romana del cante. El último gran hallazgo del flamenco. Por eso el Granaíno tiene ahora una responsabilidad que ni él podía imaginar hace apenas unos años. Es ... la esperanza negra de este arte, la mimbre del canasto jondo, el grito sin tiempo metido a compás. En la Bienal se la jugaba . Y salió a ganar. Enseñó el cielo de la boca con una zambra caracolera a piano en la que zamarreó sus vigas maestras: Camarón, fuente de esa queja rozada y al mismo tiempo limpia en la que se han perdido tantos imitadores; Tomás Pavón , un sabio que hizo dulce la agonía y amarga la felicidad con su «Reniego» por seguiriyas; y Antonio el Chocolate , que llegó al centro de la tierra, que es donde quema de verdad, por fandangos. El Granaíno se abrió de capa con ellos para exponer su esencia: el cante de verdad, el que no pertenece a nadie, no se estudia, se vive. Para poder apreciar el sonido del dolor hay que meterse en la soleá de Alcalá con la cadencia pastueña chocolatera, con el corazón en la boca por Cádiz y con unos pocos de lunares en la garganta para hacer la letra apolá de Camarón. Si mi mal no tiene cura, que el de Graná me dé la extremaunción con un torno de Triana. Con ese gañafón contenido de su voz, que es humilde porque parece pobre y, sin embargo, es propietaria de un imperio capaz de meterle mano igual al de la Isla que al Pele , pero sin abusar de ninguno. El poder de este Heredia es que cuando canta con angustia, nos angustia. Cuando canta con dolor, nos duele. Cuando canta con miedo, nos amedrenta. Pedro canta de verdad. Mitad por afición, mitad por necesidad. Canta con una sencillez imposible. Con naturalidad . Por eso se puede meter en el repertorio de Morente por tientos , que está aparentemente en las antípodas de su estilo. «La leyenda del tiempo» de Lorca según Enrique ha adquirido en labios de este gitano una nueva dimensión. A este hombre le vale sólo lo bueno, venga de donde venga y caiga quien caiga. Él no pregunta. Sólo busca. Y pone su don al servicio de su sangre antigua. Rompiendo tabúes. Oxidando los tercios blancos. Enmoheciendo la plata de los orfebres del melisma.

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