ARTE
Esther Ferrer: «Yo soy feminista, pero mi obra es libre»
La artista, Premio Velázquez 2014, presenta en el CICUS de la Universidad de Sevilla la exposición ‘Permutaciones/Probabilidades/Azar’, con más de cien obras
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Tiene la energía de una joven mujer aunque dice que ya no lo es tanto con mucho retintín. Quería haberse quedado en Sevilla unos días, «y pasear por esta ciudad que me encanta», pero la salud de su marido, con quien vive en París desde ... hace varias décadas, le ha hecho realizar un viaje relámpago.
Esther Ferrer (San Sebastián, 1937) presenta en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) una exposición bajo el título ‘Permutaciones/Probabilidades/Azar’ , con más de cien obras. Es una reflexión de esta artista multidisciplinar sobre cómo percibimos y cómo nos relacionamos con el tiempo y la ciencia, y lo hace en primera persona a través de dibujos, lienzos, fotografías, vídeos y piezas escultóricas.
Premio Velázquez 2014, pionera del arte de la performance en España, es además una comprometida feminista, cuya producción ha contribuido a dar visibilidad a las problemáticas asociadas a la mujer.
Esta exposición se inicia con una obra inédita, ‘Autorretrato’, una performance mítica de los años 70 en la que se muestra desnuda en una silla, contraviniendo los cánones de belleza, «porque en la historia del arte, las mujeres que aparecen desnudas en los cuadros eran diabólicas o angelicales, y siempre estaban manipuladas por el hombre. Los artistas proyectaban en ellas todo lo bueno y lo malo. Cuando otras artistas y yo quisimos reivindicar nuestros cuerpos nos llamaron narcisistas y cosas peores» , afirma. Esta obra dialoga con sus series más representativas, como ‘Serie lienzos Pi’ , ‘Autorretrato en el tiempo’ o ‘Poema de los números primos’. La muestra se cierra con otro vídeo de 2013 en el que la artista quiso recordar, ya con setenta años, el primero. «Se expuso en París y hubo críticas, decían que cómo me atrevía, siendo una vieja, a mostrar mi cuerpo. Lo peor fue que muchas de esas críticas eran de mujeres jóvenes», se lamenta.
Llegó a la performance de manera casual. «José Antonio Sistiaga creó en los años 60 un taller de expresión libre para niños, era fantástico. En San Sebastián y en pleno franquismo. Me dijo Sistiaga que había conocido a un grupo que hacía cosas muy raras y me llamaron Juan Hidalgo y Walter Marchetti, que formaban el grupo ZAJ. Necesitaban a una mujer para una performance. Les dije que sí, pero con la condición de que me dejaran crear mis propias acciones. Les gustó mucho, y duró treinta años la colaboración».
Dice que la mujer ‘normal’ que quiere vivir y hacer una vida no tiene más remedio que ser feminista: « Yo no hago una obra feminista, no. A veces me salen de manera natural, pero otras veces tengo que protestar ante un hecho. Si tengo una idea la hago, las ideas buenas son las eficaces. Pero igualmente puedo reaccionar ante un hecho social. Yo no puedo decir que mi obra es feminista, son los otros los que te definen. La que soy feminista soy yo, mi trabajo es libre. Yo no impongo nunca una interpretación».
Dice que vivimos tiempos dispersos y recuerda el libro ‘La maladie blanche’ , de Karel Capek , sobre la época pre-hitleriana, «y cuando has vivido los años 60 y ves lo que pasa ahora en cuestiones de libertades.... Mire, antes los dictadores, las extremas derechas, tomaban el poder por la fuerza. Ahora ¡les votan, los eligen!, como a Bolsonaro. Eso es terrorífico. Vivimos en la cultura del miedo y ese es el elemento manipulador más fuerte que existe , ya que aceptamos cualquier prohibición porque nos protege. Al final, pensando que somos libres, queremos al dictador porque tiene el discurso de la protección. Terrible».
«Vivimos en la cultura del miedo y ese es el elemento manipulador más fuerte que existe, ya que aceptamos cualquier prohibición»
Por otra parte, afirma que no sabe qué tiene que ser el arte. «Yo sé lo que hago yo. Para mí el arte es una vía de conocimiento y cada vez que tengo que hacer algo tengo que aprender y trabajar . Hay una performance que está basada en el poema de Machado, ‘Caminante no hay camino...’, y tú lo que haces es encontrarte con gente en el camino. Yo he aprendido así, con gente que te marca. El azar en mi vida y en mi obra no lo entiendo como algo filosófico, sino como el sentido de la vida. En una performance igual, se cómo voy a empezar, pero ni idea de cómo voy a terminar. Depende de lo que ocurra. Si pasa algo, mi obligación es aceptar todo lo que pase», asegura.
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