El «dios de la madera» ya está en el Bellas Artes

El jueves de la semana pasada regresó a la que fue su casa hasta hace 174 años el Cristo de la Clemencia , que será uno de los principales atractivos de la muestra. El crucificado, ahora en depósito en la Catedral de Sevilla, salió del Museo —antiguo convento de la Merced— el 31 de mayo de 1845 con destino a la Catedral, donde ha permanecido hasta la actualidad y acaba de ser sometido durante estos días a una revisión y a una limpieza por parte de la restauradora Fuensanta de la Paz Calatrava. El Cristo también conocido como «de los Cálices», por su antigua ubicación en la Seo, regresa al que fuera convento de la Orden de la Merced, donde se contrató con Juan Martínez Montañés la hechura de Jesús de la Pasión, probablemente su obra más importante por su trascendencia devocional y que no estará en la muestra.

Procedente del templo metropolitano hispalense también ha llegado la Inmaculada conocida como la «Cieguecita» y, de la colegiata del Salvador, la imagen de San Cristóbal . Por otro lado, del Monasterio de SanIsidoro del Campo se encuentran en el museo ya las esculturas de SanJerónimo y los dos orantes — Guzmán el Bueno y María Alonso Coronel —. Estas dos últimas son imágenes paganas de Montañés, hechas para un sepulcro pero forman parte de la colección no religiosa del imaginero jiennense. Las tres tallas de San Isidoro del Campo han sido sometidas a una limpieza por el polvo acumulado que presentaban, a cargo del restaurador Ignacio Bolaños.

En las dependencias del antiguo convento de la Merced está también el San Jerónimo Penitente procedente de la localidad de Llerena (Badajoz), así como las tallas de la iglesia del antiguo convento de Santa Clara en Sevilla, de SanLeandro, de la Anunciación, de SanAndrés y de la Catedral de Huelva.

Aprovechando la participación en la exposición «Martínez Montañés. Maestro de maestros», se han intervenido un total de 18 piezas, la mayoría de ellas en los lugares de procedencia, financiadas por la Consejería de Cultura. Por ejemplo, en el caso de la Cieguecita, el Cabildo Catedral encargó la restauración a Carmen Álvarez Delgado, bajo la coordinación de Ana Isabel Gamero, consistente en una limpieza, recuperación de la policromía perdida y otra actuación leve a nivel estructural en la unión con la peana.

Por su parte, de Santa Clara se han intervenido las imágenes de San Francisco de Asís y de San Juan Evangelista , que son las primeras obras de Montañés procedentes de esta iglesia aún clausurada que se restauran. Ambas tallas han recuperado su esplendor pese al ostracismo en el que se encontraban sumidas y marcan la hoja de ruta para las próximas esculturas que volverán a contemplarse en Santa Clara cuando esté reabierta al culto en 2020 dos décadas después.

De SanLeandro se ha restaurado el retablo de San Juan Bautista , que ha deparado el descubrimiento de la firma de Montañés y del nombre del pintor que lo policromó: Baltasar Quintero.

Por otro lado, siete de estas 18 obras intervenidas proceden del propio Museo de Bellas Artes. En el propio taller situado en sus instalaciones los técnicos han devuelto el esplendor a esculturas como «San Juan ante portam latinam» , así como dos tablas de Francisco Pacheco y otras tantas de Francisco de Varela.

Estas piezas, sumadas a un San Juan yacente proveniente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, permitirán reconstruir en la exposición el retablo del desaparecido Convento de la Pasión, una de cuyas puertas estaba en la calle Sierpes.

El argumento de la exposición es mostrar la obra de Juan Martínez Montañés a la luz de tres conceptos: como autor de grandes retablos, como responsable de innovaciones iconográficas dentro de la estética barroca y como un autor de grandes encargos.

En concreto, serán 47 esculturas y una decena de pinturas, entre otros, de Francisco Pacheco y Francisco Varela , que mostrarán la relación que se establecía entre pintura y escultura en los retablos o el origen pictórico de algunas de las iconografías de las obras de Martínez Montañés. La muestra estará abierta desde el 29 de noviembre al 15 de marzo .

A lo largo de esta semana terminarán de llegar todas las piezas que formarán parte de la muestra antológica, que ocupará el mismo espacio que otras grandes exposiciones como fueron las de Murillo y el convento de Capuchinos, la del cuarto centenario del pintor sevillano o la de Francisco Pacheco. En concreto, se distribuirán a lo largo de la sala 5 —la antigua iglesia del Convento de la Merced— y la sala temporal, situada justo al lado.

Salvo el Cristo de la Clemencia o el de los Desamparados del Santo Ángel, no habrá ninguna imagen que tenga actualmente un fuerte impacto devocional. Las hermandades son reacias a prestarse a que sus titulares se expongan en un lugar desacralizado, por lo que la muestra no podrá contar con otras grandes obras del escultor de Alcalá la Real.