Las diez recomendaciones musicales del Niño de Pura

En líneas generales, en su lista aparecen composiciones cumbres de la bajañí, piezas instrumentales de reconocido prestigio universal, música electrónica y canciones con un tono airoso y rumbero que tan poco a juego van con la rabiosa actualidad y que, por tanto, tan bien nos vienen. Ejemplos de ello son el «Volando voy» que escribió Kiko Veneno pero que primero grabó Camarón («Y menos mal que fue así», ha señalado su creador en repetidas ocasiones), el «Bamboleo» de los Gypsy Kings y el «Love is in the air» que surgió ávido de libertad en los setenta en la voz de John Paul Young. ¿Qué decir del divertido «YMCA» dirigido a la juventud de esa misma década? Lo jocoso, lo bailable, la emancipación vital de muchos.

Unos años después, el dúo Azul y Negro consiguió su mayor éxito con aquel eléctrico «Me estoy volviendo , me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco poco a poco, poco a poco». Robert Miles , uno de los máximos exponentes del «techno» y el «ambient» , se cuela también en estas líneas con su apabullante «Children», la cual sonó en las discotecas y clubes de media Europa en los noventa. No resulta sencillo establecer una analogía entre la música de este y la de Daniel Navarro, a quien conocemos como Niño de Pura. A priori, podrían ubicarse en las antípodas el uno del otro, en dos mundos que no tendrían por qué tocarse nunca, puro prejuicio que se resquebraja al imaginar al sevillano disfrutando de una sesión del DJ suizo. Francisco Céspedes y su «Vida loca» rebajan intensidad y le otorgan a su selección otra perspectiva, seguramente más intimista y llena de expresividad.

En lo instrumental, por supuesto, radica otro de los principales atractivos que nos ha traído hasta aquí. Si pensamos en algo que nos evoque al folclore heleno, la danza que el compositor Mikis Theodorakis armó para la película «Zorba el griego» , de 1963, se antoja como una nave idónea para trasladarnos a ese color blanquiazul que uno imagina al pronunciar Grecia. Un in crescendo que deleita en su sugerente monotonía.

Por Huelva, en los setenta, un joven Niño Miguel , condenado a la genialidad y el ostracismo a un mismo tiempo, descubrió su vals flamenco, una pieza radicalmente moderna que auguraba la llegada de un guitarrista que se codearía con los mejores. Fue una vereda oscura, sin embargo, la que lo apartó del máximo estrellato a pesar de sus múltiples virtudes. Una gracia efímera que se reparte en tan solo dos discos. Por último, «Caballo negro» irrumpe como una rareza en la discografía de Manolo Sanlúcar . «Un tema, por favor, Manolo. Haznos un tema que pueda ponerse en la radio». Y de esa petición brotó aquella rumba, diferente en su línea más comercial a las antologías, sinfonías y palos flamencos en los que el sanluqueño, maestro directo del Niño de Pura, estaba inmerso.

Desde que me contaron que El Chocolate cantaba por Frank Sinatra en las reuniones de amigos y que seguía a Led Zeppelin, he perdido cierta capacidad de sorpresa. Esta última recomendación, no obstante, es la única de las diez que podía prever . Enorme el placer que nos produce lo inesperado.

El artista recomienda...

1. «Volando voy» , Camarón de la Isla. «La leyenda del tiempo»

2. «Bamboleo» , Gipsy King. «Gipsy Kings»

3. «Vida loca» , Francisco Céspedes. «Vida loca»

4. «Children» , Robert Miles. «Dreamland»

5. «La danza de Zorba» , Mikis Theodorakis. Película «Zorba el Griego»

6. «YMCA» , Village People. «Cruisin´»

7. «Me estoy volviendo loco» , Azul y negro «Digital»

8. «Caballo negro» , Manolo Sanlúcar. «Sanlúcar»

9. «Vals flamenco» , Niño Miguel. «La guitarra de El Niño Miguel»

10. «Love is in the air» , John Paul Young. «Lost in your love»