Las diez recomendaciones musicales de Estrella Morente

Con la Niña de los Peines , catedral que en su casa del Albaicín sonaba envuelta en cera como un gozoso mantra, le sucede lo mismo. A la capitana de la Ópera Flamenca , la mujer avanzada y moderna que retrató Julio Romero de Torres y que coló por su garganta los sonidos de una época entera, de frente y de perfil, con aires de aquí y de allá, admirando a los viejos duendes que llegaban a una Alameda de albero e incorporándoles su aportación definitiva no la puede recomendar en un único «ay». Acuda, por tanto, a los 258 que registró para comprender esta decisión.

De su actitud, que parte de la honestidad, se deduce que el mayor legado que recibió de Enrique Morente no lo guarda en la voz, sino en el respeto extremo a quienes construyeron esto que llamamos flamenco. Cultura a la que ella pertenece y en la que se ha visto involucrada desde su nacimiento. Por eso, contempla con una mezcla de apego y sed aquel palo que Paco de Lucía y Camarón de la Isla inventaron en los 70 con la estructura del fandango: la canastera. También nos descubre el sombrero de ala ancha con el que uno imagina a Marchena cantando lo que antes fantaseó Lorca en «Los cuatro muleros» , al niño de la Portuguesa en la habitación de la nostalgia clavando su punteo de «Canción de amor» y a Manolo Sanlúcar con las manos de sangre, valentía y ruedo en «Tercio de vara» .

A muchos los conoció. Con algunos, incluso llegó a grabar en álbumes como «Autorretrato». Pero la música, en su familia, nunca se limitó al flamenco. Todo lo contrario: terminaba con el cante y la guitarra, con su padre a luz tenue embarcandose en el viaje astral de la escucha, pero, durante el día, había mucho más. Motivo por el cual su afición no resulta excluyente. La interpretación que Nina Simone realiza de una popular composición del cantautor belga Jacques Brel, «Ne me quite pas» , conmueve en su sencillez cálida y a la vez imposible. Reino de amor cristalino que se levanta en la afonía de Bola de Nieve. La «Drume negrita» del cubano es una llamarada de hogar. Por su parte, George Michael, en «Jesus to a child» , su primer gran éxito, empleó un lenguaje religioso para hablar de lo que en su momento le ardía bajo el pecho. Una emoción intensa, fugaz, repentina.

Los instrumentos de cuerda se vuelven locos, se sumergen, se tocan con miedo y se abrazan en el «Adagio for strings» que Samuel Barber, compositor estadounidense del siglo XX, refinado y limpio en sus formas, escribió allá por los años 30. Las buenas referencias se agolpan y queda de Estrella Morente un remolino de golpes certeros y de susurros, de campos que parecen inabarcables y melodías que nos sirven de rebelión y compañía.

1. Enrique Morente

2. La Niña de los Peines

3. «Ne me quitte pas» , Nina Simone. «I put a spell on you»

4. «Canción de amor» , Paco de Lucía. «Zyryab»

5. «Adagio for strings» , Samuel Barber

6. «Tercio de vara» , Manolo Sanlúcar. «Tauromagia»

7. «Drume negrita» , Bola de Nieve. «Bola de Nieve»

8. «Canastera» , Camarón de la Isla. «Canastera»

9. «Los cuatro muleros» , Pepe Marchena. «Cármenes granaínos. Los cuatro muleros»

10. «Jesus to a child» , George Michael. «Older»