«Cuando veo a un político infame, me indigno sobre todo por lo que eso está diciendo de nosotros»

-¿Ha sufrido alguna vez el síndrome del papel en blanco?

-Nunca. Pero sí he tenido el síndrome del cansancio, el de la descoordinación y el de la falta de concentración. ... -¿Aún se considera mejor reportero que escritor, como decía hace 10 años?

-Eso fue una broma, yo estoy satisfecho con los dos.

-¿Y cuál es más difícil?

-No lo sé. Era difícil levantarse por la mañana en Sarajevo para ver qué conseguía para el telediario de las 3 y también lo es hacerlo para escribir tal capítulo o escena de la novela.

-¿Hay que tener valor para escribir?

-Valor y disciplina. Esto es como una cadena perpetua.

-¿Le estresa mucho?

-No soy un tipo estresado, pero tampoco es que sea una compañía cómoda.

-Javier Marías dice que eligió ser escritor para no tener que madrugar y no tener jefe...

-Supongo que es otra broma. Pero yo no elegí ser escritor: soy escritor como consecuencia de una vida. Yo me mantengo como escritor con todo lo que he vivido y con todo lo que he leído.

-¿Por qué se mete tanto con los políticos? ¿es que acaso no nos los merecemos?

-Los políticos son una prolongación de nosotros mismos: de nuestros vicios y nuestras virtudes, para bien o para mal. Por eso, cuando veo un político infame, no me indigno por él, sino sobre todo por lo que ese político representa y está diciendo de nosotros, que lo elegimos.

-Usted ha dicho que su carrera literaria comenzó en una biblioteca, leyendo, y que con 20 años, mochila al hombro, decidió ir a conocer los lugares y los personajes de los libros que había leído...

-Javier Marías dice que leímos los mismos libros, pero que él prefería escribir esas historias, y yo vivirlas.

-Usted ha estado en muchas guerras: ¿el ser humano es un hijo de puta por naturaleza y, muy de vez en cuando, sale un Vicente Ferrer o una Teresa de Calcuta?

-Me parece una buena definición de ser humano.

-¿La guerra para un periodista es como un ciervo para un cazador?

-Para un verdadero periodista, no; pero para cierta clase de reporteros sí.

-¿No los ve mejor ahora que en «Territorio Comanche»?

-No. El reportero moderno cree que en la guerra el teléfono móvil lo soluciona todo.

-¿Qué es lo mejor que le enseñó la guerra?

-Me enseñó a espaciarme con el fuego. Los novatos tienden a apelotonarse y así te matan con más facilidad.

-¿Sólo en la guerra?

-No sólo en la guerra. También en la literatura y la vida.

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