El CaixaForum Sevilla revive la modernidad del Montmartre de Toulouse-Lautrec

Bajo el título «El espíritu de Montmartre en tiempos de Toulouse-Lautrec» , la muestra presenta a través de más de 300 piezas la mentalidad vanguardista y la revolución de las costumbres que promovieron unos artistas que se opusieron al arte académico y burgués de la época, para abrazar disciplinas consideradas menores, del circo al teatro de sombras , y mostrar aspectos, como la bohemia de los cabarets y cafés cantantes , inéditos hasta la fecha en las artes visuales.

La exposición, que se podrá ver hasta el próximo 31 de mayo, llega al CaixaForum Sevilla tras haber pasado con éxito por los centros de Madrid y Barcelona. Presenta obras no solo de Toulouse-Lautrec, sino de coetáneos como Pierre Bonard, Pablo Picasso, Georges Bottini, Henri-Gabriel Ibels, Henri Rivière, Louis Valtat, Jules Chéret, Suzanne Valadon y Édouard Manet , entre otros.

El recorrido se estructura en nueve núcleos temáticos que presentan, siguiendo la costumbre de la época reflejada, en un abigarrado recorrido, que incluye carteles, dibujos, grabados, pinturas, diarios y objetos del Montmartre finisecular, en la que se pueden encontrar las semillas de la sensibilidad contemporánea.

La muestra, producida por la Fundación «la Caixa» , cuenta con numerosos préstamos de instituciones, como el Museo de Montmartre o el Petit Palais de Ginebra, y de colecciones privadas , que se muestran en un recorrido, ambientado con la música de aquellos años, que trata de reproducir los salones y la estética de la época, con objetos como, por ejemplo, el teatrillo en el que se proyectaban sombras chinescas .

Tiene como comisario a un reconocido especialista en este periodo, como es el estadounidense Phillip Dennis Cate , que también ha participado en el ilustrativo catálogo de la exposición, junto a Saskia Ooms, Michela Niccolai, Laurent Bihl y Ricard Bru .

La efervescencia artística de Montmartre, explicó Dennis Cate, recorre las dos últimas décadas del siglo XIX, desde la apertura por parte del empresario Rodolphe Salis de Le Chat Noir , el cabaret que se convirtió en el epicentro artístico del barrio parisino, hasta que la bohemia se convirtió en atractivo turístico. Una «Disneylandia» , en palabras del comisario, que atrajo hasta el barrio parisino a un entonces joven Pablo Picasso.

Hasta Montmartre, explica el comisario, se trasladaron al calor de Le Chat Noir un grupo de artistas que podían gozar en el barrio de «mayor libertad que en el centro de París y la Policía era menos estricta. Además, era más barato vivir allí que en el Barrio Latino ».

Alrededor del cabaret creció la animación del barrio, que en el cambio de siglo acogía más de cuarenta locales de entretenimiento, con más cabarets, salas de baile, cafés conciertos, teatros, circos... en el que germinó la bohemia , atrayendo no solo a pintores, sino también a músicos como Erik Satie o escritores como Alfred Jarry .

Esas dos décadas, sin embargo, dejarían una profunda huella en la historia del arte , no sólo por los artistas residentes en el barrio, sino por las expresiones que crearon, introduciendo conceptos que chocaban con el «stablisment» académico, como la fealdad o el desnudo en las prostitutas.

Esa modernidad cristalizó más que en ningún otro lado en los artistas que formaron el grupo Les Artes Incohérents (Las Artes Incoherentes), precedentes del dadaísmo y el surrealismo . Buen ejemplo de ello es la introducción de la parodia y el humor en el arte, con una «Gioconda» fumando en pipa y a la que solo unas décadas después Marcel Duchamp le pondrá bigotes, o plantear los primeros cuadros de pintura monocromática , con un cuadro completamente negro bajo el título «Combate de negros en un sótano durante la noche».

Además, estos artistas supieron poner a su servicio las innovaciones tecnológicas de la época, como, por ejemplo, la fotoimpresión mecánica inventada en 1875, una «revolución» comparable, según Dennis Cate, con la que supuso la imprenta de Gutenberg . Este invento permitía imprimir un periódico de forma «diez veces más barata» , dando trabajo a artistas para ilustrar estas publicaciones y libros.

«Para muchos fue su primer trabajo profesional », señaló el comisario, y una forma de «difundir su obra sin tener que hacer exposiciones en instituciones oficiales ». Además, añade, esta tecnología permitirá la colaboración entre creadores de diferentes artes, como compositores y escritores que podían ver sus partituras y libros ilustrados con dibujos de artistas visuales .

Estos y otros muchos aspectos se muestran en una exposición que presenta nueve ámbitos temáticos, como los dedicados a mostrar el paisaje urbano de Montmartre y a Le Chat Noir, donde pueden verse las planchas de cinc y los decorados usados para las sombras chinescas , en un claro precedente, según el comisario, del cine que se desarrollaría poco después.

Un recorrido que continúa por la huella que dejaron los artistas en la prensa y los carteles, la vida nocturna, los cafés cantanes, el circo y el teatro. En este último apartado se presentan originales de Alfred Jarry, que estrenó «Ubú Rey» en el Téâtre de L'OEuvre .

La exposición concluye con una sección dedicada a uno de los temas favoritos de los pintores de Montmartre: la representación de la mujer, con ejemplos de la censura a la que tuvieron que enfrentarse o la representación de las prostitutas, vistas a veces como damas distinguidas en el ambiente nocturno del Bois de Boulogne, pero también como encarnación de la muerte por enfermedad venérea.

Tras el recorrido el visitante puede hacerse una idea aproximada de una época «de transición entre lo viejo y lo nuevo que está por llegar», señaló el director del CaixaForum Sevilla, Moisés Roiz , a cargo de unos artistas, añadió Dennis Cate, «que cambiaron el mundo del arte para el futuro».