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Bienal de Flamenco 2016: Rocío Márquez, joya del barroco

La cantaora onubense triunfa con Fahmi Alqai en la reapertura de San Luis de los Franceses para la Bienal

Rocío Márquez y Fahmi Alqhai en San Luis de los Franceses FOTO: E.P.

ALBERTO GARCÍA REYES

Rocío Márquez tiene en su garganta adornos que parecen de Duque Cornejo. Su voz es un retablo barroco, una huida constante desde el vacío hacia el vacío. Un frenesí melismático al que Fahmi Alqai , músico jovencísimamente antiguo, le ha puesto un lienzo ... en blanco por delante. Y la de Huelva lo pinta con oro de América. Se fue en el barco a Cuba y por guajira encajó suspiros de Marchena en son de colombiana. Qué homenaje más grande al barroquista mayor del cante a sólo unos metros de donde nació otro dios, Manuel Vallejo. Y qué recuerdo más inmenso al genio que dio en esa iglesia su último adiós al mundo. En San Luis fue velado Valderrama . Rocío se agarró a las últimas transpiraciones de su cante y se nos echó encima para encogernos. Mil veces ole le digo. Porque el cante es exactamente eso que dijo por bamberas pastoreñas con el verso de Santa Teresa: un muero porque no muero. En la voz de esta cantaora no ha muerto nadie. Hay una concentración de gusto que duele . Una antología de recuerdos que nunca llegan a sus labios con un grito, sino con un susurro.

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