Literatura
Andrés Neuman: «La paternidad es un goce para el que no nos educan a los hombres»
El autor hispanoargentino reflexiona sobre el nacimiento de su hijo en 'Umbilical', libro en el que plantea una relectura sobre la paternidad
Jesús Morillo
Narrar de lo que difícilmente se puede hablar es un reto literario para cualquier escritor. Si a ello se le suma el deslumbramiento ante la llegada del primer hij o , la necesidad de releer la paternidad ... en el mundo contemporáneo y el deseo de legarle a ese bebé un relato lo más fiel posible de sus primeros años , esos tan decisivos para su desarrollo pero que nadie recuerda, tenía sentido para un escritor como Andrés Neuman articular todas esas cuestiones en 'Umbilical' (Alfaguara).
Un libro que encuentra puntos de contacto con el anterior 'Anatomía sensible' (2019), por ser una obra de no ficción y situarse en esa tierra de nadie en la que confluyen diversos géneros literarios , de la novela al dietario , pasando por el ensayo y la poesía , que vuelven a mostrar a este autor nacido en Buenos Aires en 1977, pero radicado desde hace años en Granada como un inquieto creador, que suma al éxito de sus novelas —fue premiado con el Alfaguara en 2009 por 'El viajero del siglo' — la exploración de nuevos territorios para la escritura. En este caso, dominada por una caligrafía deliberadamente fragmentaria que busca ser reflejo de esas primeras, epifánicas y extenuantes jornadas que viven los padres con el nuevo hijo.
Andrés Neuman, uno de los escritores más apreciados en las dos orillas del español y con obra traducida a varios idiomas, reconoce que el impulso inicial de 'Umbilical' fue el deseo de «querer legarle a mi hijo un relato de todos esos años que no va a recordar. A mí me hubiera encantado que mi padre o mi madre me entregaran un cuadernito que narrase esa zona inaccesible de mi memoria . A mí siempre me ha fascinado mucho, y tiene que ver con el misterio de la condición humana , cómo hemos asimilado con naturalidad que los cimientos de nuestra personalidad y los años más marcantes de nuestra vida queden necesariamente fuera del radar de nuestra memoria. Me interesaban esos primeros compases pre y post natales de mi hijo no solamente como una ofrenda a él, sino también como diálogo con todas aquellas personas que se hayan preguntado cómo habrá sido su etapa como bebé».
Reformular la paternidad
Junto a la iluminación de esta etapa de la vida, al escritor también le interesaba reformular la paternidad y ofrecer un relato sobre ella, en un momento en que numerosas autoras han reflexionado y articulado una narración sobre la maternidad, pero en el que son muy pocas las voces masculinas que reflexionan sobre la crianza.
«Siempre ha habido una literatura de la maternidad y ahora vivimos un momento de reformulación. Las mujeres han estado haciendo un trabajo social e intelectual muy poderoso que genera un seísmo que nos reconfigura a nosotros como padres y siento que, en ese sentido, estamos en pañales todavía», explica. De hecho, reconoce, « la paternidad es un goce y un aprendizaje para el que no nos educan a los hombres» .
«Siempre ha habido una literatura de la maternidad y ahora vivimos un momento de reformulación»
Porque la literatura lo que ha creado hasta la fecha, añade, es una tradición de la paternidad «muy dañada y muy limitada. Está el padre kafkiano , terrible, que encarna la autoridad y la ley... Ese padre siempre ha existido y seguirá existiendo. Luego está el padre ausente , fantasmagórico, que inflige una forma de daño sutil pero indeleble. Por contra, hay pocos espacios para narrar el padre que cuida, que se relaciona desde la ternura y la emoción, y hay muchos padres así».
«No hay un arte y una ficción que dialogue con la figura de esos padres que van con el carrito llevando al niño por la calle. Siempre ha habido padres cuidadores y los hay cada vez más, pero yo siento que el arte y la ficción no están acompañando todavía demasiado. Es como si hubiera dos obstáculos: uno es nuestra educación de género , que nos condiciona mucho como padres, y otro de índole narrativa , y es que nos cuesta representar esto en la ficción», señala Andrés Neuman.
Por ese motivo, este escritor narra en el libro pasajes de su paternidad desde el momento en que conoció la noticia de que iba a tener un bebé, desde las primeras ecografías a la primera vez que le cortó las uñas, pasando por los cambios de pañal. «El aprendizaje escatológico del amor, para lo que tampoco nos han educado a los hombres y lo revelador que yo sentí que era. Porque en el tipo de masculinidad que nos enseñan, la única escatología deseable es la sexual».
El monólogo del bebé
Pero si en la primera y segunda parte de este breve libro, Andrés Neuman narra su experiencia como padre, en la tercera da el salto mortal de cambiar el punto de vista al del bebé. «La pirueta era imaginar el monólogo interior de una criatura que no solo no habla, sino que no tiene una idea demasiado verbal del mundo y de su propia conciencia. Sería como el monólogo interior imposible, pero que tiene que ver con que vas conociendo su carácter particular, con quien todavía no dialogas verbalmente, pero que sientes que ya va teniendo una idiosincrasia que tú conoces y es posible el juego de ponerte en su lugar».
«Para escribir un libro a lo 'Guerra y paz' sobre las experiencias con tu bebé el primer requisito sería no ocuparte nunca de él»
Esta necesidad de dar voz narrativa a quien no la tiene y de crear un relato sobre la paternidad del padre cuidador eran los dos mayores retos a los que se enfrentaba como creador en este libro Andrés Neuman, quien era consciente de que debía trabajar desde diversos géneros literarios para lograr una «escritura lo más voluble o porosa que fuera posible» , donde hubiera lugar para el registro minucioso, la lírica de la emoción o la linealidad que aporta el género novelístico. Todo ello da lugar a un puzzle genérico que trata de reflejar el carácter fragmentario de esas primeras jornadas con el bebé.
«Igual que en la literatura el fondo y la forma no solo están íntimamente ligados, sino que son la forma misma, lo mismo sucede con la distinción entre ética y estética . Lo digo porque la estructura fragmentaria del día a día de un padre y ni que hablar de una madre, es una realidad insoslayable, a menos que no te ocupes nunca de tu hijo».
Por ese motivo, «la forma del libro debía tener necesariamente ciertos rasgos formales que dialogasen y reprodujesen esa fragmentariedad. Para escribir un libro a lo 'Guerra y paz' sobre tus experiencias con tu bebé el primer requisito sería no ocuparte nunca de él , con lo cual entraríamos en una contradicción ético-estética imperdonable. Me parecía importante mantener una coherencia entre la estética del libro y la del cuidado».
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