Alex O’Dogherty: «La gente se sienta en el sofá de sus casas con palomitas, el twitter y una metralleta»

«Muévete», el tercero álbum del conjunto musical tras «Mi imaginación y yo» y «El amor es pa ná», es un disco mucho más rock, más funk, lleno de canciones positivas, divertidas y, sobre todo, bailables.

- Con títulos de su nuevo disco como «Muévete», «La cosa solo puede mejorar», «Me quedo con lo bueno», «¡Cómo me gusta!», «Quiero, quiero, quiero», se observa un evidente barniz de actitud y positivismo en todo el disco. ¿Crees que a la sociedad actual le está faltando dosis de ambas cosas?

- Bueno, me faltaba a mí. Yo empiezo por ahí. No sé si soy un reflejo de la sociedad, pero me imagino que algunos cuantos habrá como yo. ¡Hay que moverse!

- En su anterior disco, «El amor es pa ná», se podía entender como un manual para gestionar las rupturas sentimentales (con evidentes dosis de humor), y ahora, el primer single de este disco, «Muévete», lo define como un sincero y sentido homenaje a todos los emprendedores que se inventan su vida y su futuro y se dedican a la autogestión. ¿Cree que igual que existen los libros de autoayuda, existen los discos de autoayuda? ¿No se estará convirtiendo en una versión desenfadada y guasona de Jorge Bucay?

- ¿Te imaginas? No, para nada. Es cierto que bromeo diciendo que este es un disco de autoayuda, porque creo que me ha salido un poco así. Aunque dudo que el próximo lo sea tanto. Pero nunca se sabe...

- Por cierto, ¿sigue pensando que el amor no sirve de nada?

- Yo nunca pensé eso. Lo pensaba el personaje que interpretaba...

- Su nuevo trabajo ha contado con colaboraciones tan interesantes y variopintas como Belén López, Antílopez, el argentino Andy Chango o Sara Baras. ¿Qué cree que han aportado al disco?

- Mucho cada uno. Belén estudió conmigo en el CAT y es mi amiga desde entonces, va por la vida repartiendo alegría. Andy me da ese punto de rock argentino canalla que le hacía falta al disco. Antílopez, con esas voces tan afinadas y ese buen rollo eran imprescindibles, y no nos olvidemos de Sara Baras, que se marca un taconeo que te deja muy loco. Un lujazo contar con todos.

- ¿Qué encontrará el público sevillano el próximo viernes en el auditorio Box? ¿Habrá artistas invitados?

- Siempre que vengo a Sevilla tengo que hacer algo especial. De momento se nos va a unir la batucada de la escuela Latidos y el gran compadre Alfonso Sánchez.

- Músico, actor de teatro, de televisión, de cine, monologuista, payaso... ¿hay algo que le quede por hacer a Alex O'Dogherty?

- Sí. Todo eso, pero bien hecho.

- De todo lo anterior, ¿qué es lo que más disfruta?

- Las papas con choco de mi mare.

-¿Cómo le gustaría que se le recordara a nivel artístico dentro de 50 años?

- «Hiciera lo que hiciera, te lo pasabas bien».

-En cuanto al estilo de música que usted hace, ¿cómo lo definiría? ¿Cuáles son sus artistas fetiches?

A mí, fundamentalmente me gustan el rock y el funk. Me gustaría que mi música sonara a eso. En este disco sobre todo. Me gustan Red Hot Chili Peppers, Lenny Kravitz, Jamiroquai, James Brown... entre otros muchos.

-Hablando de Jamiroquai, ¿es el culpable de su pasión por los sombreros?

- Un poco, pero en realidad el culpable fue Robert Redford en «El Golpe».

- ¿Qué le diría a una persona joven que quiera dedicarse al mundo de la interpretación o la música pero que, quizá por miedo, por inseguridad o por la situación de la profesión, no termina de dar el paso?

- ¡Que estudie! Da igual a lo que se quiera dedicar, hay que prepararse, y mentalizarse de que este no es un camino fácil pero, ¿cuál lo es? Si le gusta, adelante. ¡Muévete!

- Y por último, usted ha participado en la gala de los premios Goya en varias ocasiones y, por ende, conoce las dificultades de esta ceremonia. ¿Considera justas las críticas que han recibido este año los también humoristas Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla?

- Participé en la gala del 2013, 2014 y 2015. Y he visto y oído de todo. Me parece desmesurado. Es normal que no le pueda gustar a todo el mundo, pero en los Goya las críticas se multiplican por mil. La gente se sienta en el sofá de sus casas con palomitas, el twitter y una metralleta. Se está convirtiendo en una triste costumbre. Nada hay tan malo que se merezca tanta saña.