Alberto Manguel: «Borges amaba las bibliotecas, pero no fue un buen bibliotecario»

Hace algo más de diez años Alianza renovó su clásico El Libro de Bolsillo y ha inaugurado la Biblioteca de Autor dedicada a Alberto Manguel, integrada por los títulos 'Una historia de la le lectura' , 'La biblioteca de noche' , 'Una historia natural de la curiosidad' y 'Leer imágenes' .

Comenta este escritor que «Alianza está festejando sus libros de Bolsillo para celebrar los placeres de la lectura. Cada uno elegimos unos libros de esa colección para compartir el deleite con el público y a mí me encantaban 'Viaje al centro de la tierra' de Julio Verne y 'El fantasma de Canterville y otros cuentos' de Oscar Wilde'».

« Como lectores tenemos —continúa— dos categorías de lectura : una es la de aquellos libros que nos enseñan cómo vivir . Son conversaciones como las que se producen entre un profesor y un alumno. Y otra es la de los libros que simplemente nos deleitan y no sabemos ciertamente por qué . Compartimos un sentido de la sorpresa ante las maravillas del mundo. Son libros que quizás no tengan esa gran altura filosófica y moral, pero son los compañeros que nos llevamos a la cama. Pocos lectores admiran a Spinoza y se lo llevan a la cama. En cambio, Julio Verne y Oscar Wilde sí son dos autores que te los llevas a la cama . Verne es el hombre atónito ante las maravillas del mudo. Es un explorador ante lo físico y lo espiritual . Sus aventuras son de la mente, de lo posible. Aventuras que nos hacen pensar en un mundo mejor y un poco más justo. Por su parte, Oscar Wilde es uno de los escritores más entrañables que conozco. Pocos autores expresaron tan bien como él el cariño hacia el ser humano . Asimismo, tenía ese humor británico, aunque fuera irlandés, en el que no se dice todo y destacó igualmente por su gran sentido de la ironía. 'El fantasma de Canterville' es una perfecta comedia sobre la relación entre los Estados Unidos y la vieja Inglaterra. Esta última aparece con sus tradiciones góticas, sus fantasmas, sus castillos, mientras que la América de los rascacielos no cree en las supersticiones».

Sostiene el autor de 'El regreso de Ulises' que «escritores como Henry James y Edith Wharton escribieron también sobre esos choques entre dos mundos de forma sutil. Wilde habla de ese choque de forma sutil, pero destacando la farsa. Además es autor de la obra teatral 'La importancia de llamarse Ernesto' , una de las farsas más deliciosas que existen».

Confiesa Alberto Manguel que «tengo una pasión por las bibliotecas porque reconozco que son lugares que nos brindan una identidad y una memoria muy importante en estos días donde no queremos recordar lo que pasó en la II Guerra Mundial y durante dictaduras como la de Franco o Stalin . En ese sentido, las bibliotecas no nos permiten olvidar. Una biblioteca es como un lenguaje para comunicarse entre los contemporáneos y los antepasados e igualmente con los que nos van a seguir».

Recientemente, este escritor ha donado su biblioteca, compuesta por unos 40.000 volúmenes, a la ciudad de Lisboa . «Los libros estaban encerrados en cajas desde que salí de Francia. El alcalde de Lisboa me ofreció un palacio —el de los Marqueses de Pombal— que será conocido como Espacio Atlántida , Centro de Estudios de la Historia de la Lectura . Esperamos inaugurarlo el 25 de abril de 2024, fecha en la que se cumplirá el cincuenta aniversario de la caída de la dictadura de Salazar. Es un lugar extraordinario que nos ha cedido el Ayuntamiento de Lisboa».

Y si se habla de bibliotecas, también hay que referirse inevitablemente a un escritor al que Manguel conoció bien, Jorge Luis Borges , que fue director de la Biblioteca Nacional argentina. « Borges amaba las bibliotecas como símbolo de la ambición intelectual de los humanos, pero no fue un buen bibliotecario . José Edmundo Clemente , que fue subdirector en esa época, sí ejerció de bibliotecario en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Borges, sin embargo, iba a la biblioteca para charlar, para dictar sus cuentos, para asistir a tertulias, etc. Para ser bibliotecario se necesitan muchos años de práctica y conocimientos. Borges no tenía los conocimientos necesarios, por lo que su cargo fue simbólico ».

En 1980, un joven Alberto Manguel coescribió junto a Gianni Guadalupi un libro de gran interés: 'Guía de los lugares imaginarios' . «Guadalupi era una gran experto en el tema. En un atlas de geografía real hay un límite, pero la geografía imaginaria no los tiene. Lugares imaginarios como el país de las maravillas de Alicia me encanta visitarlos como lector, pero sería terrible acabar en el bosque de las cosas sin nombre o en la mesa de té del sombrerero loco».

Por otra parte, uno de los autores más venerados por Manguel es Robert Louis Stevenson , a quien le dedicó su obra 'Stevenson bajo las palmeras' : «Es uno de los estilistas más exquisitos de la literatura en lengua inglesa, con una invención extraordinaria. Es un escritor altamente ético. Cuando crea el mito de Jekyll y Hyde está hablando de una dicotomía que sentimos desde la epopeya de Gilgamesh hace 5.000 años. Stevenson describe al doctor Jekyll como a un ciudadano racional y por otra parte muestra ese ser detestable, cruel y egoísta que es Mr Hyde. Esos dos aspectos están en todo ser humano. Stevenson creía que lo ideal era buscar un equilibrio adecuado y que las sombras no nos invadan ».