Un 2020 negro para la cultura que se debatió entre la supervivencia y las oportunidades perdidas

Las administraciones han tratado de dar oxígeno al sector con ayudas —la Consejería de Cultura reprogramó 23 millones de euros y el Ayuntamiento de Sevilla movilizó subvenciones extraordinarias por 640.000—, pero, sobre todo, con la reprogramación de actividades, de ciclos como «Flamenco viene del sur» a festivales como Circada , y la creación de otras nuevas para que los trabajadores de la cultura tuvieran ingresos, como Música y Museos o el amplio «Veraneo en la city» .

El daño, sin embargo, estaba hecho y el coronavirus obligó a aplazar grandes conciertos, como el de Guns N' Roses , y a suspender las ferias del Libro y del Libro Antiguo y el Festival de Música Antigua de Sevilla . Al menos sí pudieron celebrarse Nocturama y el popular «Noches en los jardines del Alcázar» , cuando se relajaron las condiciones sanitarias durante el verano.

El Ayuntamiento, en ese sentido, fue la administración que más se esforzó por mantener su agenda cultural con la celebración de dos de sus principales citas: la Bienal de Flamenco y el Festival de Sevilla de cine europeo , que siguieron adelante, pero con ediciones muy limitadas.

En el caso de la Bienal, la ausencia de muchas grandes figuras no fue solo achacable al Covid-19 , sino también a la dirección del festival. Este, al menos, se saldó con los triunfos de Pedro el Granaíno y El Pele , de Israel Galván y Farruquito , y de Dorantes y Dani de Morón . La Bienal fue, además, una tabla de salvación para muchos artistas abocados a un año en blanco, que tuvo como contrapartida que el sector se aglutinara por primera vez en la Unión Flamenca .

Más complicado lo tuvo el Festival de Sevilla de cine, cuya celebración en noviembre coincidió con el recrudecimiento de la pandemia , lo que lo dejó sin invitados y le obligó a cambiar de horarios en dos ocasiones, en un mes en el que se endurecieron también las condiciones de aforo, que dejaron imágenes como el patio de butacas del Teatro de la Maestranza reducido a doscientas personas para el inicio de su temporada lírica con «Così fan tutte» . Días después, el coliseo lírico volvía a cerrar hasta pasado el puente de diciembre, como el resto de grandes auditorios , al ser inviable económicamente programar para esos aforos.

Pero este 2020 será también recordado como un año de oportunidades perdidas, especialmente, en lo que se refiere a la conmemoración de dos escritores sevillanos. Para empezar, el 150 centenario de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer , ha quedado deslucido, no solo por la influencia del coronavirus, sino porque el Ayuntamiento no supo imprimirle ni tan siquiera la «modestia» con la que pretendió abordarlo , destacando más las aportaciones de la Universidad de Sevilla e, incluso y pese a su modestia de medios, las llevadas a cabo por la sociedad civil, como las del Real Círculo de Labradores y Propietarios , y la asociación Con los Bécquer en Sevilla .

Respecto al centenario de Rafael Montesinos , al menos quedarán la reedición ampliada del esencial «Los años irreparables» (El Paseo). Aunque el gran rescate literario del año lo protagonizó la Diputación de Sevilla , que coeditó junto a Libros del Asteroide y la colaboración de la Hispalense la «Obra completa» de Manuel Chaves Nogales , tras años de estar sus ediciones agotadas y cotizando a precio de oro en librerías de viejo.

Otro hecho positivo fue la apertura de una nueva etapa en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla , con la designación mediante concurso de Pedro Vázquez como nuevo gerente , lo que le ha dado estabilidad, tras años sin responsable económico. Su labor se ha dejado notar en la mejora de su oferta educativa, el nombramiento de Michel Plasson cono director honorífic o y la creación de una plataforma para albergar los conciertos de la Sinfónica y mejorar su proyección pública.

También se cubrió la plaza de director del Lope de Vega , vacante desde que Juan Víctor Rodríguez Yagüe se jubilara en abril de 2019. Su nuevo responsable, Carlos Forteza , viene avalado por su curriculum, pero su nombramiento ha quedado empañado por la polémica por el procedimiento administrativo seguido para su elección, que ha dejado fuera del organigrama directivo del ICAS al máximo responsable de la Bienal.

Este 2020 se va, al menos, dejando el buen sabor de boca de dos exposiciones. La primera, «Martínez Montañés, maestro de maestros» , que redescubría su genio en el Bellas Artes . Un total de 181.914 personas la convirtieron en la segunda muestra más visitada de la historia del museo.

La segunda no es una exposición sino tres: las que dan cuerpo al llamado «Semestre Laffón» , en plena actividad y en torno a la artista sevillana Carmen Laffón en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, la Fundación Cajaso l y el Bellas Artes .

Buenas noticias para el arte a la que se ha sumado recientemente la gran donación , de más de sesenta obras, que ha hecho al CAAC Soledad Sevilla , flamante ganadora del Premio Velázquez , y que pone fin a un «annus horribilis» para la cultura.