Retorno triunfal de las sevillanas a la XXIII Bienal de Flamenco

Salmarina, grupo fundado en Sanlúcar de Barrameda, aportó su toque inconfundible, sentados en las clásicas sillas de mimbre, mientras sus voces evocaban a paisajes marismeños y rocieros. María de la Colina, quien celebra 40 años en los escenarios, no decepcionó. Con su potente voz rajada y una presencia magnética, levantó la ovación del público tras cada serie. Pero no solo ellos brillaron. La evolución del género se hizo presente con artistas como Juan Rafael Pérez Vera y su hijo José Luis Pérez-Vera, quienes demostraron que el legado familiar en las sevillanas sigue vivo y evolucionando. Juan Rafael, con su voz y guitarra, profundizó en matices que homenajeaban a grandes del, mientras que José Luis añadió frescura con su mezcla de experiencia y juventud, llevando las sevillanas hacia una nueva generación sin perder su esencia. Al igual que Beatriz Romero, una joven promesa del flamenco, que fusionó el respeto por las raíces con una mirada hacia el futuro. Su voz, cargada de emoción y técnica, fue un soplo de aire fresco que demostró que las sevillanas son sin duda el baile folclórico más popular y conocido de nuestra tierra.

El programa del concierto ofreció un recorrido variado y peculiar. La noche comenzó con la pieza 'De corral y patio', interpretada por José Luís Pérez-Vera y Beatriz Romero. Este primer número capturó la esencia de las sevillanas desde su origen más tradicional con un escenario presidido por una dos parejas de baile que se veían reflejadas en la fachada del patio de la montería. Sobre las tablas no cabía ni un alfiler, pero eso lo hacía el comienzo perfecto. A continuación, una especie de popurrí tomó el escenario con sevillanas tan conocidas como 'Canela Pura', 'Cuando Paso por el Puente de Triana' o 'Qué le digo yo a Sevilla'.

Una gran ovación inundó la platea con la aparición de María de la Colina, veterana indiscutible del género, deslumbró con varias series de diferentes sevillanas como 'Mi forma de ser' y 'La mimbre y el junco'. No hacía falta más que voz desgarrada, cargada de sentimiento, que conectó con los asistentes y dejó claro por qué sigue siendo una de las grandes figuras de las sevillanas. El grupo Salmarina tomó el relevo e interpretó 'Mi vida es mía', 'Soy libre' y 'Los dos de la cintura' temas míticos de los cantantes que reafirmaron su capacidad para mantener la tradición en la actualidad sin perder su esencia.

Juan Rafael Pérez-Vera también tuvo su momento de brillo con 'Si te llamas Dolores', antes de dar paso de nuevo a María de la Colina con 'Cómo Quieres Que Te Olvide' una interpretación emotiva que resonó en cada rincón del Real Alcázar con un bailarín que bailaba al rededor de ella. Más tarde, Manolo Franco y Miguel Ángel Laguna cautivaron con el sonido de sus guitarras, consiguiendo un sonido que brilló por la sensille de la destreza en homenaje a los sonidos más puros del flamenco, sin perder de vista la esencia de las sevillanas.

Salmarina volvió a escena con 'Por Sevilla', antes de ceder el protagonismo a José Luis Pérez-Vera con una segunda interpretación de 'De amor y libertad', destacando la versatilidad de este joven talento en el cante y su dominio de los matices del género. Beatriz Romero le siguió con una actuación con olor a incienso y tintes cofrades. Uno de los momentos más diferentes llegó con 'Flamencuras', una actuación de Virginia y Rocío Mellado, Marta Peña y Ade Silva, en la que demostraron el poder del cante y el baile flamenco en perfecta armonía. En este punto, la noche rindió tributo a figuras icónicas del folclore a través de un 'Off' en el que leyendas como Teresa del Cuchara, Bernarda de Utrera, Juan Peña 'Lebrijano' y El Cuchara, cantaban algunas estrofas.

Juan Rafael a la guitarra y José Luis Pérez-Vera al piano se unieron para interpretar 'Honores', una pieza que encapsuló el respeto y la admiración por grandes artistas que han forjado el camino del género, mientras que la unión de Salmarina y María de la Colina en 'Al Rocío' fue, sin duda, uno de los momentos cumbre del espectáculo, uniendo dos fuerzas legendarias en un mismo escenario lo que se vio reflejado en la gran ovación que recibieron por parte de los asistentes.

El final de la noche estuvo marcado por las sevillanas dedicadas a la capital hispalense esta vez a cargo de José Luis Pérez-Vera, y una segunda interpretación de 'Desde el alma' por parte de Juan Rafael Pérez-Vera, ambos cerrando su participación en la velada con una explosión de emociones y melodías sentidas. Otro momento realmente emotivo fue el espectáculo 'Baile universal', dirigido por Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, quien junto a Rosa Belmonte y Pepe Fernández al piano, presentó una coreografía sublime que fusionó el baile flamenco con una puesta en escena cargada de pasión. Aunque el punto y final lo pusieron Arcángel junto a Pedro El Granaíno acompañados por los más ovacionados de la noche, Salmarina y María de la Colina. La noche en el Real Alcázar fue una auténtica celebración del arte de las sevillanas. Este concierto significó el regreso de este género a la Bienal y durante algo más de dos horas también dejó claro que las sevillanas siguen siendo una parte fundamental del patrimonio musical y cultural de Andalucía.