cultura
René Jesús Payo: «La exposición de los Machado ha sido un símbolo de tolerancia, algo que se echa en falta hoy en día»
El director de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes ha ingresado este jueves como académico correspondiente de Buenas Letras
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Pablo Gutiérrez-Alviz y René Jesús Payo antes de iniciarse el acto en la Academia de Buenas Letras
En un curso como este que ha cerrado este jueves la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, en el que el evento cultural más importante que ha habido en la ciudad durante la presente temporada ha sido la exposición 'Los Machado. Retrato de ... familia', que ha organizado dicha institución junto a la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes y la Fundación Unicaja, ha sido muy oportuno que el director de la academia burgalesa, René Jesús Payo Hernanz, haya ingresado como académico correspondiente de la de Buenas Letras.
El tema que ha escogido para su discurso de ingreso no ha sido otro que 'Burgos y Sevilla. Recorridos compartidos', en donde ha hecho un repaso por los acontecimientos históricos que han unido a estas dos ciudades a lo largo de los siglos. Antes de su intervención lo ha presentado el director de la Academia de Buenas Letras, Pablo Gutiérrez-Alviz, quien ha realizado un detallado recorrido por la trayectoria profesional de este catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Burgos. Payo ha sido recientemente comisario de una exposición organizada en la Catedral de Valladolid que ha recreado un coloquio entre dos de los más grandes escultores españoles de todos los tiempos: Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés. A este último el nuevo académico de Buenas Letras le profesa una admiración especial. «René viene a Sevilla siempre en Semana Santa porque es muy devoto del Señor de Pasión de Montañés y del Cristo de Burgos. También es un gran aficionado taurino que no falta al pregón taurino ni a corridas en Sevilla», ha relatado el director de Buenas Letras.
Aparte de su profundo conocimiento sobre la Catedral de Burgos -«del que es el mayor experto que existe»- y sobre otras seos castellanas, Gutiérrez-Alviz ha subrayado especialmente la amistad que le une al director de la Academia Burgense, sobre todo después de embarcarse en un gran proyecto cultural, la exposición sobre los hermanos Machado con la que se ha querido celebrar el 150 aniversario de sus nacimientos. En este sentido, el máximo responsable de Buenas Letras ha confesado que, a pesar de las dificultades iniciales que encontraron por el camino, incluyendo el hecho de que dos importantes instituciones culturales madrileñas rechazaran participar en esta gran muestra, «al final ha sido la mejor exposición que se ha hecho sobre la familia Machado y también se ha convertido en el gran acontecimiento cultural de España en la temporada 2024-2025».
A continuación, René Jesús Payo ha tomado la palabra agradeciendo en primer lugar al director de la Academia de Buenas Letras por haber sido nombrado académico correspondiente de esta institución. «Al igual que hizo otro antecesor mío burgalés, Luciano Huidobro, que fue también académico correspondiente de Buenas Letras el siglo pasado, me comprometo a trabajar por esta casa». A partir de ahí ha comentado que Burgos y Sevilla «son dos ciudades distantes, pero que se complementan. Sus trayectorias han sido esenciales en la construcción de la historia de España. Sevilla es la ciudad de la luz cantada por Antonio Machado. El agua suena en pocos sitios como en Sevilla. Además, la ciudad tiene su reflejo marinero en Triana. Es una ciudad de contrastes y con una de las Semanas Santas más bellas del orbe cristiano», ha señalado este catedrático.
De Burgos ha destacado el nuevo académico correspondiente su carácter militar para luego convertirse en una ciudad de mercaderes. «La Catedral es un canto de fe hecho piedra. Burgos es una ciudad austera, pero que sabe vivir también la fiesta. Manuel Machado la retrató muy bien. Son ciudades distintas, pero unidas por muchos vínculos históricos».
El inicio del vínculo entre la capital castellana y la andaluza se produjo en la Edad Media durante los años de la reconquista de Sevilla protagonizada por el rey San Fernando. El monarca llegó a la ciudad del Guadalquivir acompañado por muchos nobles y mercaderes burgaleses. En este último grupo destaca especialmente la figura de Ramón Bonifaz y Camargo. Este fue presentado a Fernando III en 1245. Tenía grandes conocimientos marineros. Bonifaz llegó a reunir una flota de trece naves de vela y de cinco galeras que se habían construido en los astilleros de Cantabria en 1247. Esa flota -que fue el germen de la Marina Real de Castilla- fue decisiva para vencer a los musulmanes en la desembocadura del Guadalquivir. Desde ahí los barcos remontaron el río y se rompió el puente de barcas, algo que permitió la conquista definitiva de la ciudad. Estos méritos propiciaron que el rey lo nombrara primer almirante de Castilla. La importancia de Bonifaz se ratifica en que su escultura es una de las que aparecen en la base del monumento a San Fernando que se encuentra en la Plaza Nueva.
Aparte de Bonifaz, muchos burgaleses llegaron a Sevilla en los sucesivos años y más de cien hombres de aquellas tierras fueron beneficiarios de propiedades tras su participación en la reconquista de Sevilla. En el siglo XVI hay muchos comerciantes de la capital castellana en Sevilla. El comercio entre Burgos y Sevilla conecta también con Flandes y América. El monasterio de San Francisco, que fundó San Fernando, tuvo una capilla dedicada a los burgaleses. Allí se fundó una cofradía cuyos titulares fueron la Inmaculada y el Cristo de Burgos. Entre los mercaderes que hicieron una gran fortuna en Sevilla que venían de la ciudad castellana destaca la familia García de Salamanca.
También René Jesús Payo ha comentado la gran devoción que tiene el Santísimo Cristo de San Agustín en Burgos. Esa devoción la trasladaron a Sevilla los agustinos. Los propios burgaleses de Sevilla crean la cofradía del Cristo de Burgos. Se encarga a un Cristo a Juan Bautista Vázquez el Viejo, que toma como modelo al Cristo de la capilla de San Agustín de Burgos. «Pero esa influencia no fue sólo de norte a sur, sino a la inversa, ya que la devoción a la Virgen de la Antigua pasó de Sevilla al norte. En la catedral de Burgos hubo un pequeño retablo dedicado a la Virgen de la Antigua. También destaca la influencia de la sacristía de la Catedral de Sevilla en la capilla de los García de Salamanca», comenta este catedrático.
Esas influencias mutuas permitieron que los canteros castellanos introdujeran el gótico en Córdoba y Sevilla. De este modo, en Sevilla surgen iglesias fernandinas como la de Santa Marina que fusionan el gótico y lo musulmán. Por el contrario, en el monasterio de las Huelgas en Burgos también se nota la influencia mudéjar. Simón de Colonia trabajó en la Catedral de Burgos y en la de Sevilla remata el abovedamiento del templo. También hizo la capilla de la Virgen de la Antigua. Al igual que ocurriera en la seo burgalesa, el cimborrio que proyectó Simón de Colonia en la Catedral de Sevilla se acabó cayendo. Otro arquitecto ilustre que trabajó en Sevilla tras hacer notables edificios en la capital castellana fue Gil de Siloé. Por su parte, el autor de la célebre Custodia de la Catedral hispalense, Juan de Arfe, fue llamado a Burgos para hacer una Custodia aún mayor. Los franceses la acabaron robando en 1813 y fundieron la plata.
Conexión Sevilla-Burgos a través de la pintura
Las conexiones Sevilla-Burgos también se muestran de forma evidente a través de la pintura, ya que la capital hispalense tenía una notable escuela pictórica. En la Casa Palacio de los Soto Guzmán de Burgos hay cuadros de Murillo. El maestro sevillano hizo también una pintura de San Lesmes, patrón burgalés, que actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Asimismo, Domingo Martínez, uno de los principales discípulos de Murillo, pintó una gran Inmaculada que está en la iglesia de San Lesmes de Burgos.
Por último, René Jesús Payo ha recordado la relación que une a Burgos y Castilla a través de la literatura. «Son muchos los escritores de una ciudad que han admirado la otra, como Gustavo Adolfo Bécquer, que tuvo una gran admiración por Burgos, aunque fue efímera». Asimismo, ha comentado la vinculación entre Manuel Machado y la capital castellana a través de su esposa, Eulalia Cáceres. Todos los años el matrimonio iba a Burgos para celebrar la festividad del Carmen y para felicitar a la hermana de Eulalia, que se llamaba Carmen y que era monja. A pesar de la complicada situación política que había en España en 1936, Manuel y su esposa fueron a Burgos ese año y allí les cogió la sublevación militar del 18 de julio. «Manuel Machado entabló buenas amistades en Burgos, pero siempre estuvo bajo la sospecha de las autoridades sublevadas. Fue amigo de José María Zugazaga. Eulalia quiso que muchos documentos de Manuel y Antonio Machado se quedaran en la Institución Fernán González de Burgos. En este depósito había fotos de la colección de los Montpensier, textos de Demófilo y de los hermanos Machado».
Payo ha destacado igualmente que «ambas academias han protagonizado el gran evento machadiano del año a través de una magna exposición que no hubiera sido posible sin esta casa y sin compromiso de los académicos de Buenas Letras. La exposición ha demostrado que los hermanos Machado se querían y ha sido un símbolo de tolerancia y convivencia, algo que se echa en falta hoy en día», ha concluido.
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