Reeditan el testamento de Juan Ramón Jiménez sobre la guerra civil y los años de la posguerra

Ahora la editorial sevillana Athenaica Ediciones acaba de publicar una nueva versión de 'Guerra en España. Prosa y verso (1936-1954)' en la que, partiendo de la estructura básica que Ángel Crespo estableció en la primera edición de 1985, Soledad González Ródenas revisa su propia edición (Athenaica, 2009) y completa sus contenidos a la luz de las últimas investigaciones que ha realizado en los archivos del poeta conservados en Puerto Rico. Además, contextualiza estas nuevas aportaciones con un pormenorizado prólogo y numerosas notas. Se añaden igualmente diecinueve nuevos documentos, once de ellos inéditos.

El libro comienza con un valioso texto de Andrés Trapiello a modo de presentación en el que destaca el «colosal, discreto y silencioso trabajo» que ha realizado Soledad González Ródenas para esta edición, e invita a leer su «extraordinario prólogo (casi una novela), donde ella, con humildad insólita en el mundo académico, declara las novedades, aportaciones y restituciones con que ha mejorado, y cuánto, la edición de Crespo».

Asimismo, Trapiello destaca de Juan Ramón Jiménez el hecho de que hiciera compatibles «sus intervenciones públicas y su trabajo de poeta recluido, lo cual, en medio de tanta prosa política extremista como hubo, fue dificilísimo. Para él era vital que se conociera (como les sucedió también a Baroja, a Unamuno y a Antonio Machado) lo pensado y lo hecho en relación a la guerra, y emprendió esta obra de empeño». Entre los textos que reunió el poeta en 'Guerra en España', Andrés Trapiello destaca algunos tan «íntimos» como el allanamiento y saqueo de su casa de Madrid en 1939 y «públicos» como sus «polémicas con Gómez de la Serna, Guillén y Bergamín».

El libro incluye un texto de Antonio Machado firmado en Valencia el 12 de septiembre de 1937 en plena contienda, 'Voces de calidad. Juan Ramón Jiménez'. El primer párrafo es revelador sobre la actitud del poeta de Moguer en la guerra civil, del que fue testigo sólo el primer mes, antes de que saliera para siempre de España: «Siempre pensé que Juan Ramón Jiménez, en España o fuera de España, allí donde se encontrase, estaría con nosotros, con los amantes del pueblo español, del lado de nuestra gloriosa República. Y deseaba —porque nunca faltan malsines que gustan de enturbiar la opinión sobre la conducta de los excelentes— que esta convicción mía ganase la conciencia de todos».

También el libro se detiene en pasajes poco conocidos que retratan el compromiso social que tuvieron tanto Juan Ramón Jiménez como su esposa, Zenobia Camprubí. En ese sentido, cuando estalló la guerra, el matrimonio acogió a doce niños en un piso en Madrid porque los orfanatos estaban desbordados. En la parte gráfica de este libro se incluyen dos álbumes con numerosas fotografías -muchas de ellas comentadas por el poeta de su puño y letra-, cartas, documentos gráficos, etc. Uno de esos recortes es el artículo que publicó Mundo Gráfico el 12 de agosto de 1936. El periódico tituló la información de la siguiente forma: «Juan Ramón Jiménez y su esposa han instalado un piso para atender a doce chiquillos abandonados». La página se ilustra con dos fotos de los muchachos. En una aparecen jugando junto a un estanque. Ya desde el exilio, estando en Nueva York, lograron, a través de una campaña de prensa, recaudar 2.000 dólares para que España ayudara con alimentos y ropas a los huérfanos. Sucesos como este rompen el estereotipo que siempre ha planeado sobre Juan Ramón como persona huraña y egoísta.

En su prólogo, González Ródenas habla sobre la labor fundamental que realizó Ángel Crespo cuando descubrió en la Sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez del Recinto Universitario de Río Piedras en Puerto Rico «tres sobres repletos de papeles, agrupados bajo el epígrafe: 'Guerra en España'». Y añade que «se advierte en estos sobres como el esqueleto o la punta del iceberg de un complejo libro autobiográfico en el que el poeta, sabedor de la polémica que suscitó siempre su actitud política e ideológica —sobre todo a raíz del inicio de la guerra civil y su salida de España—, pretendió aclarar cuáles fueron sus actividades, sus posturas, sus decisiones, sus preocupaciones, sus reflexiones, sus intereses y sus padecimientos en torno a este asunto. El «valor histórico y literario», como destacara Crespo, hace de 'Guerra en España' un libro «totalmente distinto del resto de su obra, tan fuertemente impregnada de un lirismo atemporal y trascendente que, por decidida voluntad de su autor, separó de manera neta la poesía de las circunstancias sociales y políticas coetáneas». «Sin embargo —prosigue esta ensayista en su prólogo—, no por ello Juan Ramón permaneció ajeno a su tiempo y, aunque durante años esto fue puesto en duda, fomentando la tópica imagen del poeta extasiado en su 'torre de marfil', la publicación de estudios como el de Ian Gibson -'Cuatro poetas en guerra'- da definitivamente por sentada la estrecha vinculación que existe entre nombres que nos traen a la memoria la que es aún la parte más conflictiva y oscura de la España del siglo xx. Las trayectorias de Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y Miguel Hernández se hermanan con un denominador común: su lealtad a la República, como único gobierno legítimo, frente al levantamiento que desembocó en guerra civil y posterior dictadura».