Locus amoenus
LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO Y LA PLOMADA
Sin la posesión de las Islas Molucas, la hazaña de Magallanes y Elcano devino inútil para los intereses de la corona española en el siglo XVI
Sevilla
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Iniciar sesiónA propósito de la conmemoración de la primera circunnavegación de la Tierra, hemos sido testigos de toda suerte de discusiones sobre si la proeza debía ser adjudicada a España o Portugal, si el mérito era de Magallanes o Elcano e incluso nos hemos preguntado acerca ... del mayor o menor protagonismo de Sevilla o Sanlúcar de Barrameda. Parece mentira, pero nuestra visión de la primera vuelta al mundo siempre ha tenido una dimensión local o personal y muy pocas veces humanista o global. Por ejemplo, la simpatía de Antonio de Pigafetta hacia Magallanes tuvo su respuesta en la inquina que le profesó Pedro Mártir de Anglería, trifulcas cortesanas que dejaron el camino libre a Maximiliano Transylvanus para que publicara el primer relato del viaje -'De Molucis Insulis' (1523)-, donde la primera circunnavegación pasó a un segundo plano porque la posesión de las islas Molucas era más importante que rodear el mundo.
Este detalle se me antoja esencial: ¿qué importancia real dieron a la primera vuelta al mundo sus contemporáneos del siglo XVI? Voy a permitirme aludir al humanista, cosmógrafo, historiador y astrólogo sevillano Pedro Mexía, quien en 1540 publicó 'Silva de varia lección', un fastuoso repertorio del saber humanístico de su tiempo, que sólo en el siglo XVI tuvo 17 ediciones españolas y que fue traducido al italiano (1542), francés (1552) e inglés (1571), llegando a sumar 75 ediciones en distintas lenguas europeas en menos de cien años. La 'Silva de varia lección' fue leída por Shakespeare, Montaigne, el Inca Garcilaso y otros grandes humanistas de la época. ¿Mencionó alguna vez a Magallanes o Elcano en la 'Silva de varia lección'? No. ¿Aparece alguna referencia a la primera vuelta al mundo en aquel compendio del saber universal? Tampoco. Y conste que por entonces Pedro Mexía era Cosmógrafo de la Casa de la Contratación, y aun así no consideró digna de mención la primera circunnavegación de la Tierra, quizá porque en el Tratado de Zaragoza (1529) España ya había renunciado a la posesión de las Molucas a cambio de la neutralidad de Portugal en la guerra contra Francia. Y sin la posesión de las Molucas, la aventura de Magallanes y Elcano devino inútil para los intereses de la corona en el siglo XVI.
Sin embargo, Pedro Mexía publicó en 1547 'Coloquios', una obra menor dedicada al Marqués de Tarifa, a quien le confesó que la escribió «cansado algunas veces de leer», «sobrándome el tiempo en las noches largas del invierno» y «por gastar el tiempo en exercicios que no sean culpables». Dentro de ese librito donde hay diálogos sobre médicos, porfiados y fenómenos meteorológicos, se encuentra el «Coloquio del Sol», en el que un sevillano le dice a otro que «el cielo, en respecto de la Tierra, es como la cáscara de un huevo en respecto de la yema», porque «una de las naves que llevaba Magallanes a descubrir la especiería, por mandato de Su Majestad, dio una vuelta en torno a toda la Tierra […] hasta volver a Guadalquivir, y aquí a Sevilla, en Europa, de do había salido, y de donde, en verdad, yo la vi antes que partiese y después, ya de vuelta». ¿Qué significa esta cita? Pues que Pedro Mexía presenció la partida y regreso de la nao «Victoria», pero la gesta no le pareció valiosa para la Cosmografía sino -más bien- para la Historia Natural, pues «si Dios fuese servido de hacer un agujero o un barreno que atravesase toda la Tierra desde este punto donde estamos hasta el otro opuesto y […] echásemos una plomada, como hacen los canteros y albañiles, habéis de saber que no pasaría a la otra parte de la Tierra, sino que pararía y reposaría en el centro de ella», porque «si la otra parte de la Tierra no fuera como en ésta, y las cosas pesadas pudieran ir hasta los cielos, que Magallanes y sus naves no pararan hasta allá. Pero ya está dicho que lo alto es el cielo de todas partes, y el centro de la Tierra lo bajo, para el cual naturalmente van las cosas graves y pesadas de todas partes del mundo».
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Si queremos que la primera vuelta al mundo sea considerada una hazaña global, deberíamos olvidarnos de la plomada y sus modernos sucedáneos, porque los historiadores anglosajones ya no dicen que Francis Drake fue el primer marino que circunnavegó la Tierra, sino que el primer hombre en dar la vuelta al mundo fue Enrique «El Malayo», esclavo de Magallanes capturado en 1511 en Malaca y que habría circunnavegado la Tierra cuando llegó de nuevo a su aldea. La trascendencia de la primera vuelta al mundo es hija de nuestra época, pero hay que celebrarla globalmente y no precipitarse hacia el pasado como una plomada.
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