literatura

Pere Gimferrer: «La vida del papel impreso no ha terminado aún»

El poeta presenta su última obra, 'Tristissima noctis imago', título tomado de un verso de Ovidio

'José Saramago. La altura del hombre', un libro escrito desde la emoción

Pere Gimferrer, Premio Nacional de Literatura, presenta en Sevilla su último poemario Juan Flores

Pere Gimferrer (Barcelona 1945) es poeta, narrador, ensayista y traductor en lengua catalana y española. Políglota, es capaz de hablar y leer en más de seis lenguas. Después de cuatro años de silencio poético acaba de publicar un nuevo poemario con el título ' ... Tristissima noctis imago' en la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara.

Premio Nacional de las Letras Españolas, este nuevo volumen presenta poemas en catalán y español por primera vez, traducidos por uno de sus traductores de cabecera, Justo Navarro. En su mayor parte son poemas breves y concisos, a veces enigmáticos. La edición incluye también un ensayo lírico a modo de epílogo: 'Arde el Ser', de José Luis Rey, que recorre la trayectoria de Gimferrer y en el que aparecen nombres como Góngora, Rilke, Rimbaud, César Vallejo y Octavio Paz.

'Tristissima noctis imago' es de un poema de Ovidio. «Me parecía que si iba a escribir en castellano y catalán, quería un título en otro idioma y me pareció esnob ponerlo en inglés o en francés», dice Gimferrer, que está en Sevilla para presentar el poemario. En 1966, cuando publicó su primer libro, 'Arde el mar', se sacudió la poesía española. Ahora, con el fragor de los años, dice que no relee lo que escribió: «No soy buen lector de mí mismo. Sé algún poeta mío de memoria, pero sé más de Rubén Darío o de Blas de Otero. Sólo me releo en la fase previa a la publicación, y luego ya no», asegura.

«Soy poeta sobre todas las cosas»

Dice que cuatro años de ausencia sin publicar poesía es muy poco. «Han quedado enmascarados porque mientras he publicado otras cosas. Si quieres recito los intervalos», y empieza a dar los años en los que no ha publicado con precisión, es como un fichero humano. «Es que he sacado muchos libros, he hecho crítica literaria, crítica de arte, narrativa, dietarios... La poesía siempre ha sido a intervalos y como publico libros de otros géneros no se nota tanto y algunas cosas pasan inadvertidas. En cada época de mi vida he estado a gusto haciendo más una cosa que otra, aunque sí, pienso que soy poeta sobre todas las cosas».

Asegura igualmente que los idiomas sobre todo se leen y lo que ha escrito hasta la fecha es en castellano, catalán, italiano y francés, «pero leo en unos ocho idiomas. La persona que más he admirado en este aspecto de cualquier lugar del mundo es Miguel de Unamuno. Tuve ocasión de ver su biblioteca, que se conserva en Salamanca, y nunca he visto una biblioteca con tantos idiomas. No los hablaría todos, pero sí los leía. Y hay cosas curiosísimas, sólo para leer a Kierkegaard aprendió el danés. Aunque es verdad que hay escritores muy buenos que sólo hablan su idioma».

Gimferrer siempre ha traducido sus libros escritos en catalán. «Empecé traduciendo mis propios libros del catalán al castellano, pero no me gustaba porque parecía que eran poemas de otro autor traducidos con finalidades didácticas, y no me dejaba contento». De manera fortuita varias personas empezaron a traducir sus poemas y entre ellos Justo Navarro e incluso Octavio Paz. Navarro es quien ahora le traduce todo. «El poema de Justo es siempre es muy bueno en castellano y alguna vez, no digo que todas, mejora el original, porque parte de un material preexistente y no de cero, como el original».

Miembro de la Real Academia de la Lengua Española, ocupa el sillón de la RAE que dejó vacante el poeta sevillano Vicente Aleixandre. «Era muy amigo mío y un maestro. Se produjeron dos vacantes el mismo día, la de Guillermo Díaz Plaja y la de Aleixandre, y no recuerdo cómo se tomó la decisión de que Julio Caro Baroja ocupara la de Díaz Plaja y yo la de Aleixandre».

«Cernuda es un curioso poeta. Buena parte de su obra la escribió lejos de Sevilla y rezuma de su ciudad»

Según el poeta, «hay una idea mítica y hasta ahora falsa. La poesía nunca se ha definido por el soporte. Era oral al principio, esto está clarísimo. Tras esto hay una etapa de acero o pergamino y luego llega la galaxia Guttemberg, y parece que todo el mundo empezó a escribir poesía, y no fue así. Fue bastante largo el paso de la literatura oral a la escrita y del papel escrito o manuscrito al impreso. La vida del papel impreso no ha terminado aún. El problema es el día que varíe el texto, entonces hablamos. El soporte puede ser virtual o no, pero el texto seguirá siendo el texto. Hay una historia de Stalin. Decía que en la futura sociedad comunista cambiaría la gramática porque el hombre sería otra cosa. Un estudiante rumano le demostró que no era así porque la gramática, al igual que la geometría, no podría cambiar, pues era un sistema autónomo. Y Stalin lo aceptó».

El escritor francés Saint-John Perse, Premio Nobel de Literatura, es uno de sus referentes, «pero realmente mi descubrimiento de la poesía fue con Rubén Darío, antes que todo eso. Y a Rubén llegaron también gente muy diversa, como Aleixandre o Sagarra. Lo curioso es que la vida de Rubén Darío fue breve y como poeta aún menos».

Hablamos de Machado, Aleixandre, Luis Cernuda, y menciona a Fernando de Herrera, escritor sevillano del Siglo de Oro. «Hizo algo que no se suele recordar con la importancia enorme que tuvo, aparte de su obra poética. Herrera editó a Garcilaso aquí en Sevilla y esto es extraordinario, mucho más importante que la edición que había hecho la viuda de Juan Boscán, Ana de Girón, sobre la obra de Garcilaso. Yo tengo la edición sevillana de 1570, lo compré en un anticuario. Es uno de los libros más antiguos que tengo, no el que más. Y es una edición extraordinaria. No sé hasta qué punto la gente es consciente, salvo los que nos dedicamos a esto, del papel enorme que tuvo la edición de Garcilaso por Herrera».

Asimismo, dice de Cernuda que es un «curioso poeta. Buena parte de su obra la escribió lejos de Sevilla y rezuma de su ciudad», y en la conversación surgen nombres como García Baena, Juan Bernier, Góngora, Emilio Prados, «y otro que no es poeta, pero sí, Velázquez, eso sí que es poesía con la forma de la pintura». Alberti y Lorca, la generación del 27, «muy distintos entre sí pero cercanos». En el AVE a Sevilla se ha leído 'Diván del Tamarit' y 'Público' en la antigua colección de Crisolin, «y me sorprende la vigencia de 'Público'. Cernunda escribe sobre Sevilla, pero siempre usa mucho una palabra, 'andaluz'. No siempre le gustaba la sociedad sevillana de la época, y hay una cosa rara en él, el odio contra los toros, y otra, que no comprendiera que era racismo y no aceptable atacar a Franco porque iba con los moros. Pero bueno, no se puede pedir todo». Vuelve sus ojos a Caballero Bonald y Victoria Atencia, «que ha escrito una obra excelente».

Le gusta descubrir poetas nuevos, más que emocionarle. «Recuerdo que una vez, hablando con Antonio Mingote, me decía: 'Me cuesta mucho emplear la palabra emocionar para hablar de pintura, pero me emociona Pisanello'. Se refería a los frescos artúricos que hay en Mantua. Pero sí, me gusta descubrir otros poetas».

En cuanto a las generaciones poéticas, según Gimferrer, «esto va a un ritmo determinado. Todas las generaciones con rarísimos casos tienden a ir al encuentro de los abuelos por encima de los padres. Y ahora va tan rápido todo que van al encuentro de los Novísimos. Hay poetas que debo nombrar como el granadino Antonio Carvajal, que no ocupa el sitio que merece, aunque a él en el fondo no le preocupa. Es un grandísimo poeta. Su principal valedor fue Vicente Aleixandre. Hace unos días hablé con él por teléfono y me dijo: 'Yo soy un poco orgulloso y tengo a gala la gente con la que no me trato'. Lo conocí por Aleixandre y nos vimos en Granada en el 85». Dice también que hay que leer la prosa y el verso de Romero Murube, «haciendo selección, porque escribió mucho. Y también hay que leer a Alfonso Canales, malagueño». Y en cuanto a los jóvenes, «no sé quienes son jóvenes, quizás mis discípulos, aunque ya hay más jovenes que ellos. Pero siendo jurado de premios de Poesía, siempre encuentras sorpresas, para bien y para mal».

Pere Gimferrer afirma que «uno escribe porque antes ha leído y quiere expresar cosas que no sólo sean imitación de lo que le gusta, sino que sobre esta huella se pueda ir hacia otro lado, analizar un instante porque existe el poema». Cree igualmente que la influencia del mimetismo es muy grande, y regresando a Ovidio, menciona que cuando era joven admiraba a los poetas: «Decía que todos le parecían dioses y por eso su padre no quería que fuera poeta. Y él escribió en latín..., todo lo que intentaba escribir me salía en verso».

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