«Con los 74 millones de euros que aporta el Gobierno no se pueden financiar los 100 centros que el Instituto Cervantes tiene en el mundo»

Ha comenzado García Montero recordando su vinculación a Sevilla, a la que «vine pronto con amigos». «Era la ciudad —ha continuado— de los Machado, Cernuda y donde se organizó el acto del nacimiento de la Generación del 27. En Sevilla también estudiaba Felipe Benítez Reyes en la Universidad. Hice igualmente amistad con Abelardo Linares y Javier Salvago» Asimismo, ha dicho que ha ido la capital hispalense por su militancia a Izquierda Unida, participando en diversos actos del partido.

El poeta ha destacado que los protagonistas de las ferias del libro son los lectores, además de destacar la «complicidad» que se crea entre autores, lectores y libreros. En ese sentido, ha hablado sobre una feria que le marcó especialmente. «Estaba firmando un libro de poemas y vino una pareja recién casada del mismo sexo justo cuando se había aprobado la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo. Me dijeron que eran estudiantes que vivían en el mismo piso en Madrid y que nunca se atrevieron a confesarse el amor que sentían el uno por el otro para no romper la amistad. Cuando ya iban a terminar su estancia en el piso, uno le dio al otro un sobre cerrado para que lo abriera en Aranjuez. Al abrirlo descubrió un poema mío de 'Habitaciones separadas'. Él se volvió inmediatamente a Madrid y se casaron. Por eso en aquella feria del libro me pidieron que les firmara ese poema de 'Habitaciones separadas'».

También ha citado la famosa frase de Antonio Machado en su 'Juan de Mairena', donde el poeta sevillano decía que «la verdadera libertad no está en decir lo que pensamos, sino en poder pensar lo que decimos». «La poesía —ha proseguido— es pensar en lo que sientes y en decirlo de manera digna para que lo lea el público. La poesía es una articulación entre lo privado y lo público. La gente ahora escribe en las redes sociales sin pensar en lo que dicen y transmiten bulos».

En cuanto al Instituto Cervantes, institución que dirige desde 2018, el poeta granadino dice que lo conoce bien desde su fundación en el año 1991, ya que colaboró en numerosos actos en los que había sido invitado. A partir de ahí, ha señalado que mientras otros centros similares como la Alianza Francesa y el Instituto Dante de Italia se fundaron a finales del siglo XIX, el Instituto Göethe de Alemania en 1951 y el British Council en 1934, «el Cervantes no se pudo fundar hasta que la democracia en España estuvo consolidada». Y ha añadido que «no habría tenido sentido crearlo en la dictadura, ya que en esa época se defendía una cultura imperial, pero sólo hay un ocho por ciento de hispanohablantes en el mundo».

Además, ha insistido en la importancia de asignar una mayor partida económica al instituto que dirige, porque mientras que el Gobierno alemán aporta al Instituto Göethe 350 millones de euros al año y el ejecutivo francés inyecta 300 millones de euros a la Alianza Francesa, en España el Gobierno sólo aporta 74 millones de euros al año y con eso no se puede financiar los más de 100 centros que tenemos en el mundo». Igualmente ha subrayado que «tenemos que hacer muchas cosas para autofinanciarnos porque el presupuesto que tenemos apenas da para mantener las plantillas. El poco dinero que España invierte en cultura nos obliga a no dormirnos en los laureles».

García Montero ha destacado que el Cervantes no depende del Ministerio de Cultura, sino del de Asuntos Exteriores, «porque nuestra acción es exterior. Por eso nos tenemos que coordinar con las embajadas». Asimismo, ha dicho que este instituto tiene «una actividad independiente que se coordina desde la sede de Madrid». En ese sentido, ha indicado que, para enseñar el español, hay que estar en coordinación con la embajada de España, hablar con el ministro de Educación y con las universidades. «También nos estamos coordinando con las embajadas americanas. Funcionamos de forma independiente y en colaboración con instituciones españolas y americanas», ha comentado el poeta. Además, ha recordado que el Cervantes imparte al año cuatro millones y medio de horas de español a los alumnos de todas las sedes mundiales, donde se realizan unas 8.808 actividades anuales, siendo más de 2.000 en Hispanoamérica. La media de actividades en cada sede es de de 77.

Igualmente García Montero ha resaltado el caso especial de México, donde las series de televisión que más se ven actualmente son las españolas. «Estas series que exportamos son un claro mensaje contra la violencia de género y contra la diversidad cultural, además de que que transmiten valores democráticos». También ha indicado que actualmente tenemos 600 millones de hispanohablantes y que, si llegamos a los 800 millones «no es por aumento demográfico, sino por la cantidad de alumnos que estudian el español. En Estados Unidos hay 24 millones de estudiantes de español, y en Francia y Reino Unido es la segunda lengua que aprenden los alumnos».

Entre las formas de enseñar el español, los profesores usan películas de Almodóvar, libros o canciones en español. En este último aspecto, nuestro idioma el segundo preferido para oír canciones en Spotify después del inglés, ya que el 24 por ciento de canciones que se escuchan en esta plataforma digital son en lengua española. «Hay que estar orgullosos de estos datos, pero sin caer en la autocomplacencia. Muchos profesores del Cervantes son colaboradores, pero no están dentro de la plantilla. No tienen un sueldo estable. Al reivindicar mayor presupuesto se reivindica la calidad laboral de esas gentes que trabajan en el Cervantes».

Ha finalizado diciendo que la ciencia es «una parte fundamental para la cultura. Tenemos ahí una tarea muy importante de diálogo con la gente. Necesitamos transmitir el concepto del español para ciencia e investigación». Por último, García Montero ha criticado que «quien se mete con la tecnología es un cretino. Los negacionistas del progreso de la ciencia y la técnica son muy peligrosos, pero también son muy peligrosos los que no valoran las humanidades». Y ha puesto como ejemplo de su mensaje el poema 'La aurora', de 'Poeta en Nueva York'. «En ese poema Lorca habla de cuando la ciencia se queda sin la raíz de las humanidades el progreso se convierte en algo inferior».