cultura
Miguel de Cervantes, un 'joven' universitario de 66 años
Aparece un documento que certifica que el escritor se matriculó en Leyes en la Universidad de Osuna en el curso 1613-1614
Descubiertas otras dos firmas de Miguel de Cervantes en un archivo de Sevilla
El archivero de la Puebla de Cazalla que reinterpretó 'El Quijote' de Cervantes

Los últimos años de vida de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) fue la etapa de mayor creatividad literaria del gran genio de las letras españolas. Tras consagrarse en 1605 con la primera parte de 'El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha' ... , entre 1613 y 1616 publicó sus 'Novelas ejemplares' (1613), 'El viaje del Parnaso' (1614), donde se reivindica como poeta alegórico, y como participante activo de los círculos literarios madrileños; la segunda parte del Quijote (1615) y dejó terminada su novela bizantina 'Los trabajos de Persiles y Sigismunda' (1617), que se publicó un año después de la muerte del escritor, en 1616. Pero más allá de ese incansable ejercicio literario, también Cervantes se caracterizó en esa etapa final de madurez por una búsqueda constante de conocimiento, algo que le llevó a matricularse en Leyes en la Universidad de Osuna en el curso 1613-1614. Así lo testifica un documento que ha aparecido recientemente en el Archivo de la antigua Universidad de Osuna, que en la actualidad está integrado en el Archivo Municipal de dicha localidad y que ha sido descubierto por Fernando Herrera Hume, abogado e investigador sevillano que ha contado en todo momento con la ayuda de su tío y también investigador Joaquín Herrera Dávila. La importancia del hallazgo es tal, que ambos autores publicarán a lo largo de este año 2025, en el próximo número de la revista 'Anales Cervantinos' —la publicación científica internacional más prestigiosa que existe dentro de los estudios dedicados a Miguel de Cervantes—, un artículo que llevará por título 'Miguel de Cervantes Saavedra, alumno de la Universidad de Osuna (curso 1613-1614)'. En este texto reflexionarán sobre las circunstancias que vincularon a este gran escritor con una universidad que en su época era considerada menor.
El documento hallado consiste en el asiento en el libro de matrículas de la Universidad de una inscripción fechada el 1 de octubre de 1613 con el siguiente texto: «Miguel de Servantes Saavedra, natural de Alcala de Henares, dioss de toledo en 1° de octube. de 613 y fizo el juramº y lo firmo, de que doy fe». El registro está acompañado por las firmas de Miguel de Cervantes y del licenciado Antonio de Montiel, secretario de la Universidad de Osuna aquel año. «No consta dato alguno de Cervantes en el libro de grados, por lo cual entendemos que no continuó los estudios y no obtuvo, por tanto, el título de licenciado en Leyes», asegura Fernando Herrera Hume. Este investigador añade que el libro de matrículas contiene «el nombre y apellidos del alumno, su lugar de origen y la constancia de que prestó el juramento en el que se comprometían a defender el privilegio mariano de la Inmaculada Concepción de la Virgen antes de que fuese declarado dogma de fe». Según Herrera Hume, el motivo de que este dato pasase desapercibido durante tanto tiempo se debería a que los investigadores se centraron en estudiar los libros de grados de la universidad y no analizaron la información de los libros de matrículas al entender que serían datos repetidos o que contendrían datos nuevos poco relevantes de alumnos que no llegaron a terminar sus estudios.

Comenta por su parte Joaquín Herrera Dávila, doctor en Farmacia por la Universidad de Sevilla y reputado investigador en temas de historia, que hubo un destacado cervantista, el ursaonense Francisco Rodríguez Marín (1855-1943) —académico de las academias de Historia y de la Sevillana de Buenas Letras, así como director de la RAE—, «que estuvo toda la vida tratando de encontrar un documento que vinculara a Miguel de Cervantes con Osuna, pero nunca lo llegó a encontrar. Quien sí lo halló fue José Cabello Núñez, archivero municipal de La Puebla de Cazalla, que dio hace unos años con unos documentos inéditos en donde se certificaba que Cervantes había pasado por Osuna en 1593, pero como recaudador de impuestos». Sobre este último aspecto, Fernando Herrera sostiene que «no es lo mismo un documento que diga que Cervantes pasó por Osuna que uno en donde se atestigua que el llamado 'príncipe de los ingenios' cursó estudios universitarios, y no fue ni en Alcalá de Henares ni en Salamanca ni en Valladolid, sino en la Universidad de Osuna, considerada una universidad menor por no ser de fundación real».
Otro dato importante a tener en cuenta, según sostienen estos investigadores, es el hecho de que en la Universidad de Alcalá de Henares, localidad natal de Cervantes, no se podía estudiar Leyes —Derecho— en el año 1613, sino Cánones, es decir, Derecho Canónico. «Se estudiaba Leyes en universidades como las de Salamanca y Valladolid. Hemos consultado la bibliografía para ver dónde se estudiaba Leyes en 1613 en España y no se menciona esta universidad menor de Osuna, que fundó en 1548 el IV conde de Ureña, Juan Téllez-Girón», señala Herrera Dávila. Pese a las críticas que recibieron universidades menores como las de Osuna y Orihuela al recibir fama de ser más accesibles en cuanto a la concesión de grados académicos, lo que dio lugar al conocido refrán «¡En Osuna y Orihuela, todo cuela!», este farmacéutico e investigador dice que la de Osuna «llegó a contar con facultades de Teología, Cánones, Leyes y Artes, siendo la única universidad que se mantuvo hasta su extinción en 1824 bajo el patronazgo de una familia nobiliaria. En cuanto a la Universidad de Orihuela, establecida en 1545 por los dominicos, mantuvo actividad también hasta el siglo XIX, formando a numerosos eclesiásticos y juristas».

Asegura Fernando Herrera Hume —que ejerce desde 2019 como alcalde mayor del Antiguo e Ilustre Solar de Tejada, una corporación nobiliaria con privilegios documentados desde 1460 y cuyo centenario archivo podrá ser consultado a través de internet en los próximos meses— que de lo que no hay duda es que Miguel de Cervantes «muestra en su edad más madura, y al final de sus días, unas grandes ganas de vivir y una insaciable hambre de conocimiento y de creación. En los últimos años, su genio, lejos de apagarse, se enciende». Y en 1616 dejó preparada «la que él creía que era su gran obra, 'Los trabajos de Persiles y Sigismunda'», dice Fernando Herrera, quien resalta la dedicatoria que Cervantes escribió para la que fue su obra póstuma: «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir…». Por tal motivo, el investigador sevillano dice que «la tradicional imagen que teníamos de Cervantes dedicado en exclusiva a la actividad de escritor en Madrid desde 1613 se va a ver ahora enriquecida con el hallazgo de este documento, que prueba que se matriculó a la edad de 66 años como estudiante en Leyes».
Tras el hallazgo de este valioso documento se plantean varias cuestiones que tendrán que investigar a partir de ahora los expertos cervantistas. Una de estas es por qué se matriculó en Leyes y dónde obtuvo el título de bachiller necesario para hacerlo. Otra cuestión es si Cervantes se trasladó realmente a Osuna o si gestionó su matrícula desde Madrid. El último de estos interrogantes es si con esta matrícula el autor del Quijote aspiraba a lograr un título de licenciado en Leyes que le otorgara un mayor reconocimiento.
Dos personajes del Quijote licenciados en Osuna
Curiosamente, en la segunda parte del Quijote aparecen dos personajes que se habían graduado en la Universidad de Osuna: un licenciado en Leyes y un médico. El primero de ellos decía ser Neptuno y estaba ingresado en el Hospital de los Inocentes de Sevilla. El segundo era Pedro Recio de Agüero, un doctor en medicina también licenciado en Osuna que atendió a Sancho Panza cuando este era gobernador de la ínsula de Barataria, recomendándole que no comiera tanto. «Rodríguez Marín se planteó durante muchos años por qué Cervantes se acordó de la Universidad de Osuna colocando allí a dos personajes caricaturescos e intentó encontrar un documento que vinculara al escritor con esta localidad sevillana, algo que nunca consiguió», dice Herrera Hume.
Joaquín Herrera Dávila publicó un libro titulado 'El Hospital del Cardenal de Sevilla y el doctor Hidalgo de Agüero' (Fundación Cultura Andaluza, 2010) en el que se habla de la importante labor que llevó a cabo el doctor Bartolomé Hidalgo de Agüero (Sevilla, 1530-1597), médico pionero en la práctica de cicatrización por primera intención. «El Hospital de San Hermenegildo, más conocido como el Hospital del Cardenal, era un lugar donde atendían a personas heridas por arma blanca. El doctor Hidalgo trabajó allí como cirujano mayor y empleó un método de cura con el aceite de Aparicio, que se menciona en el Quijote», señala este farmacéutico. Fernando Herrera Hume añade que «el doctor Agüero habla de la importancia de aplicar la práctica frente a los excesos teóricos, algo que también defendió Cervantes». El padre del escritor era cirujano de cuota, que se distinguía de los cirujanos de academia (o latinistas) por no haber estudiado en la universidad. Estos cirujanos de cuota eran romancistas porque no sabían latín y se encargaban de practicar sangrías para equilibrar los humores.
Relata Fernando Herrera Hume que este descubrimiento se produjo de forma casual el pasado mes de diciembre cuando este abogado estaba investigando un árbol genealógico. «El Archivo de la antigua Universidad de Osuna está digitalizado y se puede consultar a través del portal web FamilySearch, una página que digitaliza archivos genealógicos. Este descubrimiento es fundamental para Osuna, Sevilla y Andalucía, ya que sitúa a Osuna en un lugar cervantino de primer orden». Además, Joaquín Herrera Dávila, que es miembro de la Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e Investigadores Locales (ASCIL), señala que «lejos de ser meras 'fábricas de títulos', como a veces se las caricaturizó, estas universidades fueron el reflejo de un modelo educativo diverso, en el que la formación académica coexistía con las limitaciones propias de su tiempo. Su legado, aunque menos estudiado que el de las grandes instituciones, contribuyó a la vida intelectual de la España moderna y merece ser recordado con equilibrio histórico». Además, dicha universidad ursaonense albergó un importante archivo que hoy custodia el Archivo Municipal de Osuna.
Después de de este hallazgo sorprendente, ahora serán los expertos en el autor del Quijote los que tendrán que aportar nuevas vías de investigación sobre esa supuesta etapa universitaria de Miguel de Cervantes Saavedra.
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