libros
«Lo mejor como librero fue haber sido copartícipe de la literatura que se estaba escribiendo en esos tiempos»
Antonio Rivero Taravillo presenta el día 14 en la Biblioteca Infanta Elena 'Un hogar en el libro', memorias que recorren fundamentalmente sus años como director de la Casa del Libro de Sevilla
Antonio Rivero Taravillo: «1922 es el año por antonomasia de la literatura del siglo XX»
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAntonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) conoce como pocas personas el oficio del libro desde desde dentro y desde fuera. A su faceta de poeta, narrador, traductor y editor, hay que unirle otra fundamental como fue la de librero. En esa última disciplina ... brilló especialmente durante su etapa como director de la primera Casa del Libro en Sevilla, desde su fundación en 2001 hasta su marcha a finales de 2006. Ahora acaba de publicar 'Un hogar en el libro' (Newcastle Ediciones), un libro de memorias en el que retrata aquella época y que presentará este próximo miércoles 14 de diciembre en la Biblioteca Provincial Infanta Elena acompañado por Fernando Iwasaki.
Comenta a ABC Rivero Taravillo que «lo que he querido hacer es una memoria personal que quedara imbricada en una época de cambio en Sevilla como fue el principio del siglo y del milenio. Es mi punto de vista desde la apertura de una gran librería en nuestra ciudad, que desarrolló una enorme actividad cultural». En ese sentido esta obra es muy interesante porque «recojo los testimonios de lo que vivimos en aquellos años en Sevilla, que fue un ejemplo de lo que ocurrió en todo el país y de las tendencias del mundo editorial. Nacieron muchas editoriales independientes, se modificaron los modelos de distribución de las librerías, etc.».
Este prolífico escritor estuvo al frente de la Casa del Libro de la calle Velázquez desde su apertura inicial el 20 de junio de 2011 hasta que se marchó a finales de 2006. «La Casa del Libro de Madrid, la famosa librería de Gran Vía que el año que viene cumple cien años, inició una fase de expansión. Había abierto en Barcelona y quería hacerlo en varias capitales. Yo estaba al corriente de que querían a un director para Sevilla. Tras varias entrevistas me propusieron el puesto. Me gustó saber que deseaban hacer un programa de actividades muy intenso, tales como presentaciones, talleres de narrativa, etc. Eso fue lo que más me decantó y di un paso adelante. Pasé de trabajar en un pequeño negocio, la librería de idiomas The English Bookshop, donde estuve desde 1989 a 2000, a dirigir la que era la librería más grande de Andalucía. Se trataba de un proyecto muy codiciable», señala.
Revela Rivero Taravillo que a partir de la exitosa apertura en junio de 2001 «la experiencia de los primeros meses fue indescriptible. La ciudad acogió muy bien a la librería, tanto en lo que se refiere a la gente que compraba libros como al público que asistía a las numerosas actividades. Llegamos a tener prácticamente una actividad diaria todo el año. Había talleres de escritura, clubes de lectura, presentaciones a mansalva, etc. Por la librería pasaron cientos de escritores, entre ellos dos premios Nobel: Gao Xingjian y Mario Vargas Llosa. En aquellos años pasaron los mejores autores de la literatura en español».
Para el autor de la novela '1922', esa experiencia de convivir codo con codo con tantos grandes escritores «fue memorable». «Poder tratar y charlar con ellos fue algo muy enriquecedor, ya que todos aportaban algo. Cada uno tenía su idiosincrasia. No todos tenían la misma facilidad de trato, pero los lectores acudían a conocerlos y a que les firmaran ejemplares. Era muy emotiva la relación de los lectores con los autores. El intercambio de ideas, el fervor…»
«José Manuel Lara dijo en un acto público de la Feria del Libro de Sevilla que estaba muy satisfecho de mi gestión»
Antonio Rivero Taravillo
En estas memorias no encontrará el lector casos de «divismo» entre los autores que acudieron a la Casa del Libro en aquella etapa. «Lo que sí recuerdo con mucho cariño fue al dibujante Ibáñez, que tuvo la firma más multitudinaria. Era interesante cómo varias generaciones de lectores acudieron como si fuera alguien de su propia infancia. Él fue amabilísimo. A todos los asistentes les hizo un dibujo y les dedicó tiempo y cariño», subraya.
El fenómeno Harry Potter
Uno de los episodios más destacados que Rivero Taravillo vivió al frente de la Casa del Libro de Sevilla fue el fenómeno editorial que J. K. Rowling logró con los libros de su saga Harry Potter. «Le dedico casi un capítulo completo a esto porque fue un éxito nunca visto hasta entonces en las librerías de España. Le dedicábamos dos actividades: cuando cada libro aparecía en inglés y en español. El primer día de la publicación llegamos a vender hasta 800 ejemplares en español. Hacíamos actividades de magia. Era impresionante la concurrencia de niños y mayores. Los últimos libros de la serie tuvieron una enorme afluencia de público joven y más adulto. Vendimos muchos libros de Harry Potter en inglés a lectores nativos, pero también a niños españoles. Los españoles lo leían en inglés porque estaban impacientes por saber qué ocurría. Muhchos niños aprendieron el inglés gracias a estos libros», indica.
Hasta el fundador de la editorial Planeta, José Manuel Lara, elogió la labor que estaba desarrollando este poeta al frente de la Casa del Libro. «Fue en un acto público de la Feria del Libro de Sevilla. Allí dijo que estaba muy satisfecho de mi gestión. La librería funcionaba muy bien a pesar de que Sevilla no tenía buena fama dentro del mundo del libro. Tuvimos dos o tres años espectaculares con unas ventas muy altas y un crecimiento superior al de otras ciudades españolas».
Señala igualmente Rivero que «al realizar muchas actividades literarias podría pensarse que se descuidó el aspecto comercial, pero sucedió al contrario: la venta fue muy importante. Siempre bajo un modelo de una gran librería, con un fondo enorme y con un equipo de estupendos libreros. Llegamos a ser veintisiete personas trabajando». «Una parte esencial del trabajo y de la pasión de la mayoría de las personas —añade— era el trato con el cliente, el intercambio de ideas y el conocimiento personal. No era un hipermercado del libro, sino una librería muy grande».
Cambio directivo
El libro refleja también los momentos más complicados que vivió el exdirector de la Casa del Libro de Sevilla durante su gestión. «A la mitad de mi periodo en la librería se produjo un cambio en el cual la cúpula de Espasa Calpe despidió al equipo que había llevado la cadena hasta ese momento y se puso al frente a otras personas. Eso modificó el modelo de la librería. Yo fui uno de los directores que abandonó la cadena. Fue un cambio por el cual personas de otros sectores y con otras ideas empezaron a gestionar las librerías y las editoriales un poco de espaldas a lo que había sido hasta ese momento el mundo del libro. Al principio el cambio estaba un poco embozado y no se percibía hacia dónde iba a ir, pero el último año fue muy notorio. Me di cuenta de que eran caminos divergentes. Estaba trabajando en una cadena que conservaba muy poco de lo que pregonaba al principio. Al final respiré porque estaba atado de manos y pies y no podía llevar el trabajo por el que me contrataron. Hubo una centralización de servicios y de compras, lo cual fue nefasto para el mercado local. Eso afectó a todas las librerías, porque no había una visión sobre cómo funcionaba el mercado de cada librería local, con sus características y peculiaridades. Lo homogéneo y lo uniforme sirve para los bestseller y grades lanzamientos, pero el libro debe cuidar un espectro mucho más grande y se pierde visibilidad de lo más concreto y cercano».
Ya en 2007 este escritor emprendió una nueva etapa. «Desde entonces he seguido haciendo trabajos en el mundo editorial, pero desde el punto de vista independiente y freelance. He dirigido revistas y también estuve al frente de la editorial Paréntesis como director literario, llegando a publicar cien títulos», apostilla.
Preguntado por qué aspectos positivos y negativos destacaría de su experiencia como librero, Antonio Rivero Taravillo dice que «todo en realidad fue positivo, incluso lo más duro con el tiempo se convirtió en lección. Lo que más destacaría es haber sido copartícipe de la literatura que se estaba escribiendo en esos tiempos. Viví el surgimiento de nuevas editoriales, vi cómo autores que empezaban entonces se han consagrado y asistí al debate e intercambio de ideas. Eso fue lo mejor».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete