Reloj de arena
María Jiménez, se acabó
Fue el mito erótico del flamenco durante muchas décadas. Las mismas que estuvo en lo alto de la montaña
Muere María Jiménez, en directo | Reacciones, capilla ardiente y última hora del adiós a la cantante
Sevilla
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Iniciar sesiónSalía a la calle y a los escenarios como aquel velero bergantín de Espronceda: con diez cañones por banda y viento en popa a toda vela. Y con su intensidad cortaba el aire de la respiración de los adictos y volaba con los corazones solitarios ... hacia el cielo de sus imposibles quimeras.
Ray Palma, uno de los productores de radio y televisión más valorados , me la definió como la Bambino rubia; Gonzalo García Pelayo, que fue su primer productor , sigue viéndola como un huracán flamenco que nunca deviene en tormenta tropical para despistados.
Y a mí se me da que tiene un arrebato de La Lupe, en su rompe y rasga, en sus noches de reina de detrás de la barra de un bar, en la navaja plateada ajustada a la liga de su poderío, en la monarquía de su corona de cristal de botella dentro y fuera de platós y los tablaos.
Duende de Triana
Dios le metió en las venas el duende de Triana. Para que le aflorara cantando por Olga Guillot, con La Cabra Mecánica o con Sabina. Para ser la rubia más morena de la fiesta y las piernas de fibra de oro más deseadas del sarao. Para cantar hasta romperse. Y para no saber vivir sin cantar. Tenía un tesoro en la voz y la flor de la pasión debajo de su falda. Fue el mito erótico del flamenco durante muchas décadas. Las mismas que estuvo en lo alto de la montaña hasta que la vida la empujó al desfiladero sin que tan siquiera le pidiera permiso.
La Lupe se iba para su pianista, se quitaba el tacón y le golpeaba en la cabeza. Teatro, todo es un puro teatro. Pero María fue una de sus más excelsas actrices. Cuando la pasión la dominaba, cuando el personaje se comía al libreto, no había braga tan bien bragada que no la viera un público deseoso, entregado y pensando en el paraíso.Ese que ella disfrutó tanto y tanto en las noches del Siete Revueltas, de Vicente El Traga o de la mismísima Gibraltar.
Lo que pudo vivir María aquel día que actuó en la colonia sin perfume para la elección de miss Gibraltar solo lo sabe Kuki Scotto. El primer ministro, sir Joshua Hassan, la invitó a su casa tras la actuación . Una cena sin contrabando de intenciones. Por derecho. Y María abrió el baúl de los chistes más verdes de su personal repertorio.
Dicen que al primer ministro se le escapaba la merluza de la boca, espurreada por la risa. Pepe Camacho, íntimo de María antes, durante y después del estrellato , la llamó una mañana a su casa. Jiménez se le puso al teléfono, felizmente agitada, para decirle: después hablamos y te cuento con quién estoy acostada… Era su primer encuentro con Pepe Sancho. Con quien dibujó un bucle de amor y desprecio brutal, destructivo, que le quitaba el brillo a sus ojos y maquillaba sus pómulos sin necesidad de coloretes. Un amor de tragedia griega.
Pinta de mujer fatal
Tras aquella pinta de mujer fatal, de vampiresa por bulerías, de guerrillera cantando rancheras con el compás de la bohemia del Morapio, se escondía un corazón tierno, vulnerable, como de peluche. Asiló casi por un año a La Pantojita, ese personaje de la noche sevillana que se le fue a Valle Inclán , en su casa de Los Remedios, en puro régimen de acogida. Y a dos futbolistas albaneses de la Albania de hierro les estuvo cantando toda la noche en El Califa de Pepe Camacho porque, tras jugar un partido en Huelva y perderse por Sevilla, pidieron asilo político. Y todo para que a los chavales se les cambiara el ambiente y sus semblantes.
Estaba hecha de azúcar, de vino fuerte y de un ingenio absoluto. En Montecarlo, con el director de promoción de la discográfica Movieplay, compartían unas copas en un bar. María fue a pagar y, con la cabeza en otras cosas, lo hizo con una moneda de cincuenta pesetas. El camarero le farfulló en un gabacho que la trianera no chamullaba. Pero se le quedó la palabra francos. La cuenta se pagaba en francos. María cogió la moneda y le dijo al camarero:¿ y éste que está aquí quién es, Manolo Caracol cohones…?
La fatal pérdida de su hija Rocío la llevó por los valles más negros del reverso tenebroso. Sin poder con su vida y con una vida sin deseos de vivirla. No hay condena mayor para una madre que sobrevivir a la pérdida juvenil de una hija.
María le echó al destino toda la casta de sus arrestos trianeros, se puso el costal de sus tres caídas vitales y se propuso resucitar cantando, interpretando, volviéndonos a hacer sentir y sentirla. Como canta en uno de sus temas más queridos: Se acabó, porque yo me lo propuse y sufrí/como nadie había sufrido… Hoy vive en Chiclana, frente al mar, recuperándose de una certeza nerudiana: confieso que he vivido…
*Reloj de Arena publicado el 13 de octubre de 2018
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