Marcos Vázquez: «La mente no lo puede todo y hay que admitirlo; es poderosa, pero no omnipotente»
El autor del blog y podcast Fitness Revolucionario, uno de los mayores divulgadores de salud, presenta este lunes en el Aula de Cultura de ABC su libro 'Invicto'
Marcos Vázquez, experto en fitness y nutrición, explica los «tres pilares» para perder grasa de forma sostenible
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Iniciar sesiónMarcos Vázquez (Avilés, Asturias, octubre de 1976) le ha cambiado la vida a muchas personas a raíz de hacerlo con la suya propia. Se trata de uno de los divulgadores en habla hispana más reputados en materia de salud por su popular blog y podcast ... Fitness Revolucionario, pero también gracias a sus publicaciones editoriales. Este lunes presenta una de ellas, 'Invicto', en el Aula de Cultura de ABC de Sevilla, una cita que cuenta con la colaboración de la Fundación Cajasol (donde se celebra, a las 20 horas) y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
-En su infancia, dice, no tuvo muy buena salud. ¿Fue eso lo que le marcó? ¿En qué momento lo superó?
-Sí, tuve bastantes problemas de salud de niño: asma, alergias, visitas frecuentes al médico… Eso te marca, porque desde pequeño sientes cierta fragilidad. Pero también me dio una motivación enorme por aprender cómo funciona el cuerpo y cómo cuidarlo. Descubrí que, con entrenamiento, nutrición y hábitos adecuados, podía mejorar mucho. No fue un cambio de un día para otro, sino un proceso gradual que me hizo más fuerte física y mentalmente.
-¿Cómo fue y cuándo su descubrimiento del estoicismo?
-En la universidad me gustaba leer sobre filosofías o enfoques vitales clásicos, desde budismo hasta estoicismo, porque me parecían ideas mucho más prácticas que las de la filosofía que se enseñaba en el instituto. Pero reconozco que no fue hasta más adelante, ya trabajando, que empecé a entender la gran importancia de contar con las herramientas mentales que ofrecía el estoicismo. A partir de ahí empezó mi obsesión por profundizar en esta filosofía y extraer las enseñanzas más prácticas, tanto para lograr más como para sufrir menos.
-El estoicismo es una filosofía que algunos etiquetan como de personas frías. ¿Qué opina?
-Es un malentendido común. El estoicismo no busca apagar las emociones, sino evitar que nos gobiernen. Sentir está bien; lo que no está bien es quedar a merced de la ira, la envidia o la desesperación. No es frialdad, es claridad. Es responder con calma en lugar de reaccionar con impulso.
-¿Qué la diferencia de los ascetas?
-El asceta renuncia al mundo y a sus placeres. El estoico no. El estoico participa en la vida, disfruta de lo que tiene, pero no se aferra. Si un placer está, lo agradece; si desaparece, no se derrumba. Es una actitud de libertad frente a la dependencia.
-En 'Invicto' recupera frases de Séneca, Marco Aurelio y sobre todo Epicteto, ¿cuál destacaría de cada uno de ellos?
-Me cuesta mucho quedarme con solo una, y la clave es elegir el mensaje adecuado para cada momento. Pero de manera general, destaco estas:
Séneca: «No es que tengamos poco tiempo, es que perdemos mucho». Un recordatorio de que el recurso más valioso es el tiempo y lo malgastamos con facilidad.
Marco Aurelio: «La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos». La mente es el filtro que determina cómo vivimos la realidad.
Epicteto: «No son las cosas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos sobre ellas». Una lección fundamental sobre la interpretación de los hechos.
-También se destaca de Epicteto: «Si no quieres verte frustrado en tus deseos, desea solamente aquello que depende de ti». ¿Es la frustración el principal mal que nos asola actualmente, en nuestra sociedad?
-No sé si el principal, pero sin duda uno muy común, porque vivimos pendientes de lo externo: reconocimiento, éxito, likes en redes sociales, estabilidad total en un mundo que nunca la garantiza. Ese choque entre expectativas irreales y realidad es la fuente de gran parte de la frustración moderna.
-Otra de sus lecciones es que vemos más grandes los problemas por las opiniones que tenemos de ellos, más que del problema en sí. Como dicen otros autores, ¿asistimos a un periodo de 'terribilitis', de magnificar?
-Absolutamente. Se ha normalizado exagerar: todo es «terrible», «insufrible», «lo peor». En realidad, la mayoría de las dificultades son molestas, no catastróficas. Esa tendencia a magnificar nos roba serenidad y nos hace más vulnerables de lo que deberíamos.
-¿Cómo se definiría la virtud según el estoicismo?
-La virtud es vivir en coherencia con la razón y con la naturaleza humana. En la práctica, son cuatro virtudes cardinales: sabiduría, justicia, valentía y moderación. No es un concepto abstracto, es una guía práctica para decidir cada día cómo actuar.
Y desde un punto de vista práctico, la virtud nos acercará a nuestros objetivos. Si te esfuerzas por aprender (sabiduría), tratas bien a los demás (con justicia), te atreves a hacer cosas difíciles (con valentía) y evitas los excesos (con moderación), tienes muchas posibilidades de que te vaya bien en la vida.
-¿Y la moderación?
-Es el arte del equilibrio. No negar el placer ni entregarse al exceso. Comer con medida, disfrutar de una copa de vino sin perder el control, usar la tecnología sin dejar que te domine. Moderación es libertad frente a los extremos.
-Llevado al fitness y en general, una caída o la adversidad debe ser tomada como un entrenamiento. ¿No cree que eso es quizá lo más difícil de asimilar, cuando uno pone todo el empeño en algo y no sale como esperaba?
-Es lo más difícil, sí. Pero también lo más valioso. Igual que en el gimnasio el músculo crece cuando se enfrenta a la resistencia, la mente crece cuando se enfrenta a la adversidad. La clave es verlo como práctica, no como castigo. Cada obstáculo es un recordatorio de que estás entrenando para la vida real.
-¿Qué papel juega la psicología moderna, la terapia cognitivo-conductual en la aplicación de los principios estoicos? O al revés.
-La TCC nació inspirada en el estoicismo. Albert Ellis y Aaron Beck citaron a Epicteto como fuente. Hoy la psicología moderna confirma con evidencia científica muchas de las intuiciones estoicas. Y, al revés, el estoicismo ofrece un marco filosófico más amplio que da sentido a esas herramientas clínicas.
-Hay quien critica que ahora, de tanto hablar de salud mental, se ha manoseado el término y a cualquier cosa se le llama enfermedad, ¿qué opina?
-Creo que es positivo que se hable más de salud mental, pero también es cierto que corremos el riesgo de patologizar emociones normales. Estar triste, preocupado o ansioso a veces es natural, incluso adaptativo. Si llamamos «enfermedad» a todo, perdemos perspectiva y resiliencia.
-¿La mente lo puede todo?
-No, y es importante admitirlo. La mente es poderosa, pero no omnipotente. Pensar que «todo está en la mente» puede ser tan peligroso como pensar que no tenemos ningún control. El punto medio (y estoico) es reconocer lo que podemos influir y aceptar lo que no.
—Para todo esto que estamos hablando se necesita lo que usted llama el armamento estoico. ¿En qué consiste?
Son las herramientas prácticas del día a día, que resumo en mi libro Invicto. Por mencionar algunas: La dicotomía del control: distinguir lo que depende de ti de lo que no. La visualización negativa: imaginar la pérdida para valorar lo presente. El memento mori: recordar la mortalidad para dar urgencia a lo esencial. La reflexión diaria: revisar tus acciones con honestidad. Con ellas, no eliminas las dificultades, pero enfrentas la vida con más serenidad, coraje y perspectiva.
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