feria del libro de sevilla

Manuel Jesús Roldán: «La Roldana tardó muchos años en poder firmar su obra»

El historiador del arte recrea la vida de la escultora en una novela que desvela el fascinante ambiente artístico de la Sevilla del siglo XVII

Alfonso Guerra: «Cuando vi a Pedro Sánchez sonreír con la señora de Bildu me acordé de Enrique Casas y Fernando Múgica»

Luis Landero: «La cultura ha perdido tensión intelectual y ya es una cultura de puro entretenimiento»

Guía de la Feria del Libro de Sevilla 2023: horarios, mapa, programación y autores

Manuel Jesús Roldán durante la presentación de su novela en la Feria del Libro de Sevilla J. M. Serrano

Pasear por la Sevilla de finales del siglo XVII con todas sus contradicciones, descubrir el olor del famoso taller de Pedro Roldán y sumergirse en la mirada de su hija Luisa Ignacia, la gran artista que esculpió lo divino, tuvo una fascinante y ... perturbadora vida y luchó en tiempos recios en un mundo de hombres. El escritor e historiador del arte Manuel Jesús Roldán (Sevilla, 1970) impresiona con su primera novela 'Cara de ángel' (El Paseo), dedicada a la sorprendente figura de La Roldana, y que se presentó en la Feria del Libro.

—¿Cómo surge la idea de dedicar una novela a La Roldana?

—Siempre me atrajo la calidad excepcional de su obra, por encima de muchos autores de su tiempo, que se completa además con una vida apasionante con múltiples interpretaciones. Conoció la pasión, el arte de primer nivel, los desengaños, un mundo de intelectuales y de miseria, sufrió la muerte de hijos y el nacimiento de vidas en madera y barro. Creadora de vida siempre espectadora de la muerte. Merece conocimiento y reconocimiento.

—¿Es un proyecto hijo de su ensayo divulgativo sobre las mujeres artistas?

—Escribir 'Historia del Arte con nombre de mujer' fue un acicate más. La recopilación de autoras de todos los tiempos incluía a Luisa Roldán. Analizando su obra, entendí que aporta tanto o más a la Historia del Arte que nombres más reconocidos como Frida Khalo, Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi o Camile Claudel. Luisa carga con la pesada carga de su condición femenina, de su nacionalidad española y de su origen sevillano. Su ciudad natal era el centro artístico de la España de su tiempo, pero la historia siempre se escribe desde un centralismo madrileño que no entiende la diferencia de contextos entre el momento actual y el siglo XVII.

—Podría haber elegido una biografía o un ensayo, pero ha optado por la ficción. ¿La vida de La Roldana era inevitablemente novelesca?

—La novela sobre Luisa Roldán se escribe sola. Mujer en tiempo de hombres, culta en tiempo de oscuridades, apasionada en época de sumisión. Conoció la felicidad familiar, el abandono de la estabilidad por un amor pasional, la muerte de varios hijos, la sospecha de la infidelidad, los recelos de sus compañeros, el triunfo en Cádiz y el reconocimiento en Madrid; una escultora al servicio del último Austria, Carlos II, y el primer Borbón, Felipe V. Ahora que todo el mundo parece conocer su obra por el arcángel San Miguel de las Colecciones Reales, hay que recordar que en su firma está la reivindicación de su nombre, de su cargo y de su ciudad natal. Su esposo quedaba como simple desbastador de una escultura excepcional y su cuñado, Tomás de los Arcos, como policromador. Había tardado muchos años en poder firmar sus propias obras.

—¿Qué le permitía la ficción frente al ensayo académico?

—Establecer relaciones que el ensayo académico no permite. Imaginar a Pedro Roldán, su padre, como el rígido profesor que descubre las cualidades innatas de su hija, pero que también forma a sus hermanas en la creación artística. Y, sobre todo, hacer un ejercicio de introspección, hay capítulos escritos en primera persona en los que Luisa se debate entre el decoro artístico, la falta de reconocimiento de obras que quedan en el anonimato, la incomprensión de un mundo que no entiende pero que acata, con una profunda devoción religiosa que por momentos puede entrar en conflicto con sus propias pasiones y dudas. Luisa pone el rostro al ángel y al demonio. Eso sólo lo puede decir Dios o un artista.

—Una de las particularidades de esta novela es que se puede pasear con absoluto detalle por la Sevilla de finales del XVII. 

—He manejado y entretejido lo publicado sobre Luisa Roldán en los últimos años, (Olloqui, José Luis Romero, Catherine Hall-van den Else) con las crónicas históricas de la época, especialmente esos detalles de Ortiz de Zúñiga que suelen pasar desaparecidos en los manuales habituales de historia. La Sevilla del Barroco, con Valdés Leal, con Murillo, con los Ribas, con mecenas como Justino de Neve o fantasías como las de Rascaviejas o Martinito, es fuente inagotable. Pero no sólo eso, hay también una visión del Cádiz que emerge económicamente por el comercio y de una corte madrileña que es meca soñada pero fría morada para una sevillana pasional.

—Existe un gran trabajo de narrativa de la sensorialidad. Se descubre el olor del taller de los Roldanes, la textura de las maderas, el paisaje sonoro...

—Luisa vive entre cedros del Líbano que la llevan a su infancia o entre barros húmedos de un río que es causa de grandeza, pero también de miserias. Cuando Luisa se mueve por la ciudad apenas hay distancia entre los hedores de la Alameda, los sonidos teatrales de los jesuitas en San Hermenegildo, la bendición de un arzobispo desde la Giralda, las zarabandas del Corpus o los dulces de conventos que tan bien debió conocer la escultora. He intentado no caer en excesos descriptivos, pero creo que la novela es muy sensorial, Sevilla es así, un canto poliédrico a los sentidos.

—Ahora que se lleva la moda de las series de ficción, ¿tiene posibilidades nuestro personaje? 

—Luisa Roldán podría ser el rostro de la mejor serie de ficción. Y sin inventar mucho. De hecho, la novela no tiene demasiadas licencias literarias. Además, he procurado poner rostro a muchas imágenes conocidas que pueden tener un porqué en la biografía de la escultora. Quizás el rostro de la Estrella, las actitudes de los retablos de Pedro Roldán o algunos cuadros de Valdés Leal encierren interpretaciones que se pueden hacer a través de este texto. Quien lea la novela podrá imaginar mil series. Y, posiblemente, vea de otra manera tanta obra de arte que tenemos al alcance de la vista.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios