Un joven catalán gana el primer premio Manuel Olivencia a la excelencia académica
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Sevilla
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Iniciar sesiónEn la facultad de derecho de la Universidad de Sevilla, donde los valores académicos se entrelazan con la historia jurídica de España, tuvo lugar la primera edición del Premio Manuel Olivencia a la Excelencia Universitaria, convocado por la Fundación Cuatrecasas. Un acto solemne, pero ... cargado de emoción, en el que la juventud tomó la palabra con la fuerza de quien no solo estudia leyes, sino que aspira a vivirlas con ética y compromiso.
La ceremonia, celebrada en el Salón de Grados Prof. Dr. D. Manuel Olivencia, fue presidida por personalidades del ámbito institucional, académico y jurídico. Entre ellos, Soraya Sáenz de Santamaría, Javier Arenas, el presidente de la fundación Cuatrecasas, la consejera de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, quien en su discurso destacó que el Derecho no solo se enseña, también se encarna. Y hacerlo con ética es la forma más valiente de cambiar el mundo. El premio, dotado con 60.000 euros, no se limita a reconocer expedientes brillantes: abre puertas, impulsa trayectorias y honra la memoria de un maestro. Porque hablar del profesor Manuel Olivencia —jurista, catedrático y alma de Cuatrecasas— es recordar que la excelencia va más allá del conocimiento: se mide en legado, como los propios premiados reconocieron.
Dos jóvenes y un destino prometedor
El protagonista de la jornada fue Marc Morros, estudiante de ESADE, apasionado del arbitraje internacional, que recibió el primer galardón por su sobresaliente expediente y su propuesta de doble máster en abogacía y arbitraje entre Suiza y Columbia. «Recibí la llamada en Asturias, cenando con unos amigos tras una competición de derecho y no pude evitar saltar de alegría», confesó con una mezcla de nerviosismo y madurez. Su meta: combinar el ejerx aquícicio de la abogacía con la docencia universitaria. «Este premio no es solo un reconocimiento a lo hecho, sino una gran responsabilidad».
Junto a él, Marta Vélez, natural de Bilbao y especializada en Derecho Penal Internacional, recibió un accésit por su proyecto y proyección. «Ver a tanta gente importante aquí, reconociendo lo que hemos hecho». Esto es solo el principio, aseguró visiblemente emocionada. El jurado, reunido el pasado 18 de marzo y presidido por Fernando Llano Alonso, Decano de la Facultad de Derecho, puso a prueba a los candidatos durante meses. Desde enero, entrevistas, evaluaciones y análisis minuciosos fueron filtrando el talento de 32 aspirantes españoles, de los cuales solo 7 llegaron a la final. No fue solo una cuestión de notas, sino de motivación, visión de futuro, y capacidad para incidir, desde el Derecho, en una sociedad más comprometida. El presidente de la Fundación Cuatrecasas, Rafael Fontana García, destacó que «este premio es una firma de compromiso, no solo un recuerdo a una figura referente». Agradeció a las universidades su empeño por mantener vivo el nivel del Derecho en España, y subrayó que la Fundación, seguirá fomentando el acceso a la Justicia y al Estado de Derecho como piedra angular de su labor.
El legado de Olivencia, más vivo que nunca
La figura del profesor Olivencia sobrevoló cada palabra. No como una ausencia, sino como una presencia que inspira. «No basta con saber Derecho —recordó la consejera Rocío Blanco—. Hay que saber vivir el Derecho». Su intervención cerró el acto con una llamada a la conciencia: «El futuro está en vuestras manos. Y ese futuro necesita juristas con alma». En un tiempo donde lo urgente eclipsa a lo importante, este premio se alza como faro. No premia la ambición sin causa, sino la excelencia con propósito. Como diría el propio Olivencia: el buen profesional es aquel que mira atrás y se da cuenta de lo mucho que le queda por aprender. Hoy, el Derecho tiene nuevos nombres propios. Y el primero de ellos, ya lo sabe toda Sevilla, es el de la excelencia.
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