cultura
Homenaje del Museo de Bellas Artes de Sevilla a los santos mártires jesuitas de Japón
Se organiza la jornada 'Tres mártires de Nagasaki', en la que han participado expertos
El Museo de Bellas Artes rescata tres esculturas de mártires jesuitas de Juan de Mesa y Martínez Montañés
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Iniciar sesiónEl 5 de febrero de 1597 fueron crucificados en Nagasaki un grupo de religiosos cristianos que estaban llevando a cabo en Japón una labor misionera de evangelización. Entre los conocidos como 26 mártires fueron ejecutados aquel trágico día los santos jesuitas Pablo Miki, Diego ... Kisai y Juan Soan de Goto, cuyas esculturas se exponen en el Museo de Bellas Artes desde el pasado mes de octubre tras haber sido restauradas. A raíz de esta, el museo ha organizado este lunes la jornada 'Tres mártires de Nagasaki. La Compañía de Jesús en Japón durante la era Keicho y su pervivencia en Sevilla'.
Ha abierto las intervenciones la directora general de Museos de la Junta de Andalucía, Aurora Villalobos, quien ha señalado que «después de cincuenta años estas obras se hayan expuesto es para estar muy orgullosa del personal de este museo». A continuación, ha tomado la palabra la directora del Bellas Artes, Valme Muñoz, quien también ha participado como conferenciante. Esta ha destacado el proceso de restauración que ha realizado el museo de las tres esculturas de Martínez Montañés (Diego Kisai) y Juan de Mesa (Pablo Miki y Juan Soan de Goto) que pertenecen a sus colecciones. «Después de cincuenta años, hemos logrado exponerlas recuperando todo su esplendor». Además, ha subrayado la labor que hace el departamento de restauración de esta institución y ha indicado que «la memoria es estos mártires sigue viva en Sevilla».
Uno de los intervinientes en esta jornada ha sido Osami Takizawa, profesor de la Universidad Católica de Nagasaki. Este es el máximo experto en la historia de las misiones jesuíticas en Japón durante los siglos XVI y XVII y ha centrado su conferencia sobre el tema 'La vida de tres jesuitas de los 26 mártires de Nagasaki: Pablo Miki, Diego Kisai y Juan Soan de Goto'. En su discurso ha indicado que esos tres religiosos nacidos en Japón siguieron la labor de San Francisco Javier. En esta época fue muy importante la figura de Omura Sumitada, que fue el primer daimo convertido al catolicismo tras la llegada de los misioneros jesuitas. Sumitada cedió el puerto de Nagasaki a los jesuitas para que lo gestionaran.
Pablo Miki estudió en el seminario de Azuchi y estuvo al amparo del señor feudal cristiano. Posteriormente el seminario se trasladó a Osaka. El daimo Toyotomi Hideyoshi fue el que hizo la ordenanza en 1587 para expulsar a los jesuitas en una época en la que había 200 iglesias católicas en Japón. En 1588 Miki terminó sus estudios. «Nagasaki era un centro importante de la Iglesia católica. Pablo Miki desplegó allí una gran actividad pastoral con sermones muy apreciados. Al final este fue crucificado a la edad de 33 tras estar cautivo en Kioto», Takizawa.
Por su parte, Juan Soan de Goto nació en la isla de Goto y estudió en el seminario de Arima a los 12 años. Diego Kisai tenía 64 años cuando murió en el martirio. Fue el más veterano de los 26 mártires
Otro de los conferenciantes ha sido Jesús San Bernardino, profesor titular de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla. Este ha abordado el tema 'El eje Sevilla-Japón en la globalización de los siglos XVI y XVII'. Este ha comentado que en 1543 se produjo el primer contacto entre navegantes portugueses y japoneses. «A los japoneses les llama la atención el aspecto. El señor local hace su propia versión de los arcabuces copiando las armas de los portuguesas. Eso será importante en ese momento de guerra civil que había en Japón», comenta este experto, quien señala que a los japoneses les interesaban también los muebles chinos, los espejos, los relojes y el vino. A cambio los japoneses ofrecen plata (monedas) y muebles lacados con incrustaciones de perlas y nácar.
Asimismo, San Bernardino ha destacado en su charla que a partir de 1550 los portugueses establecen una ruta anual hacia Macao. En 1561 se le cede el puerto de Nagasaki a los portugueses, que será gestionado por los jesuitas. «Los japoneses ven una gran ventaja en comerciar con los portugueses para adquirir armas de fuego como el arcabuz, que era de gran calidad. Los portugueses inician la trata de esclavos, algo que no será del gusto de las autoridades japonesas y españolas». Finalmente, Japón cierra los negocios con portugueses y españoles y a partir del siglo XVII comerció sólo con los holandeses, algo que se prolongó hasta el siglo XIX. «Los holandeses no querían hacer misión a diferencia de españoles y portugueses, que sí querían convertir a su religión», señala este profesor.
También ha recordado la figura de Bernardo de Kagoshima, el primer japonés con nombre reconocido que pisó el continente europeo, y ha señalado que los misioneros portugueses llevaban la imprenta para poder suministrar libros religiosos en japonés que imprimían allí mismo. Asimismo, ha recordado el primer viaje que hicieron cuatro embajadores japoneses, que fueron recibidos por Felipe II y por el Papa Gregorio XIII.
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