Así es Los Galindos, la finca donde se produjo el múltiple asesinato que recrea la serie 'El Marqués'

El cortijo tiene una extensión de unas 400 hectáreas de tierra que cuenta con dos viviendas, una de ellas habitada todo el año por la familia del capataz y otra para el marqués y su esposa, que solo se utilizaba ocasionalmente, con un patio de 2000 metros cuadrados. A la finca se accede a través de un carril que parte de la carretera que une Paradas con El Palomar, en la comarca que enlaza Marchena con Carmona.

Muchas cosas han cambiado tras este trágico suceso, desde la hipótesis de un crimen pasional que ha sido desmentido por el hijo de los dueños del cortijo, hasta el nombre del propio cortijo que ha pasado a llamarse 'Cortijo de Nuestra Señora de las Mercedes'.

Los hechos tuvieron lugar en varias estancias de la finca, tanto del interior de la vivienda como de los exteriores. La casa del capataz, el cobertizo, la entrada del cortijo o la cuneta que se encontraba en los aledaños de la finca son algunos de los escenarios del crimen.

En un primer momento solo se descubrieron cuatro de los cinco cuerpos, faltando el del capataz de la finca, Manuel Zapata, que apareció tres días después y al que se le culpó, en un principio, de cometer el asesinato.

Sin embargo, según la reconstrucción del suceso, aunque su cuerpo fue el último en aparecer, el capataz fue el primero en morir. La entrada de la finca fue el lugar del primer asesinato, donde Manuel Zapata fue abatido a golpes con una pieza de hierro de una empacadora, conocida como pajarito, que se le reconoce por tener un aspecto similar al de una antena antigua de televisión.

A golpes y con esta misma herramienta fueron asesinadas tres víctimas más. Una de ellas fue la mujer del capataz, Juana Martín, que murió justo después de ver cómo mataban a su marido. Encontraron el cuerpo de Juana en una habitación de la casa donde vivía con Manuel. Fue hallada gracias a un rastro de sangre que llegaba desde el exterior del cortijo hasta el interior de la habitación.

Los asesinos prendieron fuego al cobertizo de la finca para quemar ahí los cadáveres de uno de los tractoristas y su mujer, José González y Asunción Peralta. El humo que provocó este incendio fue la voz de alerta que hizo que la Guardia Civil se desplazara hasta Los Galindos y descubriera el crimen.

El único cuerpo que presentaba heridas de bala fue el de un segundo tractorista, Ramón Parrilla, cuyo cadáver se hallaba en una cuneta cercana a la hacienda con los brazos destrozados.

Tres días después de que se descubriera el crimen apareció el cuerpo del capataz, en una parte del cortijo que ya se había revisado sin que se encontrara nada. El cadáver se encontró en un avanzado estado de descomposición, cubierto en paja.