Daniel Guzmán: «'La deuda' es mi película más ambiciosa, son tres en una»
El director y actor ganador de dos Goya, estrena un thriller-drama protagonizado por una anciana de 90 años a quien quieren quitarle su casa
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Sevilla
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Iniciar sesiónDaniel Guzmán (Madrid, 1973) nació para la popularidad en la afamada serie 'Aquí no hay quien viva', que fue todo un fenómeno televisivo y de la que grabó 76 episodios en tan sólo tres años. Pocos saben que el actor ya era ... famoso pero en otras lides, porque en su barrio de Aluche de Madrid era conocido por su firma como graffitero: Tiffón. Y con esta actividad se ganó una cierta fama, hasta el punto de coprotagonizar en 1990 un docudrama llamado 'Mi Firma en las Paredes' para el programa de reportajes Crónicas urbanas para Rtve.
Pero Guzmán es un 'verso libre' en este universo del celuloide y por eso, con el atrevimiento de la juventud, a los tres años de protagonizar 'Aquí no hay quien viva', dejó la serie nada menos que para hacer películas y lo consiguió. En 2003 ganó el Goya al mejor cortometraje de ficción titulado 'Sueños' y en 2015 un nuevo Goya, al mejor director novel por la película 'A cambio de nada', entre otros reconocimientos.
Tras estrenar en 2022 la película 'Canallas', regresa ahora a la gran pantalla con la película 'La deuda', un filme que está a caballo entre el drama y el thriller y que narra la historia de una mujer mayor con dependencia a la que quieren quitarle la casa, narrando las peripecias que intenta hacer el joven que vive en su casa para conseguir el dinero y evitar el desahucio, un camino que al final le llevará por derroteros muy complicados.
-Esta película es un thriller emocional que coincide también con un drama. Es mi tercera película y quizás la más ambiciosa básicamente a nivel narrativo y que se combina con el género de cine social. Y también ha sido muy ambiciosa a nivel de producción y presupuestario. Mire, por ejemplo, una película normalmente tiene de 20 a 30 localizaciones y mi película tiene 78. Y si es el presupuesto, una película normal son 2.500.000 millones de euros, y nosotros hemos gastado 5 millones. De las tres películas que he hecho ésta es sin duda la más ambiciosa.
- ¿Su película recupera de alguna manera el cine social que casi había desaparecido?
- Yo creo que en este caso es una apuesta que va un poco más allá que el detonante social que tiene y la premisa de la que parte la historia. Encontré en la estructura del thriller una base muy sólida narrativa para mantener al espectador atento hasta el final, porque el desenlace se produce en el último plano literal de la película. Eso genera una solidez narrativa que me ayuda a que el espectador se sienta de manera activa y encuentre toda la información del relato. La película habla de la culpa, de esa necesidad de redención, cómo la culpa está en nuestro ADN, y yo quería cuestionar este modelo para tener la capacidad de avanzar y sentirnos en paz con nosotros. En esa búsqueda de redención a veces no somos lo que queremos, sino lo que las circunstancias nos abocan. Y luego tiene la trama de la redención y la de la búsqueda de afecto. Y se producen, claro, la deuda, que es la que tiene el protagonista con la banda organizada con la que trabaja para conseguir el dinero.
- ¿Por qué decidió protagonizarla, no encontró el perfil de actor que necesitaba?
- En principio 'La deuda' está basada en un hecho real que yo viví con mi abuela y todo lo demás que va pasando es algo que tengo bastante cercano por vivencias que he tenido en la calle. Yo no iba a protagonizarla. Estuve un año buscando a la protagonista 'Antonia', hasta que encontré a Charo, que tiene noventa años y nunca había actuado, y durante tres meses hice el casting del protagonista y yo iba ensayando con Charo. Se originó entre ambos una relación personal con cierto calado que nos unió muchísimo. Y justo cuando íbamos a empezar Charo se cayó en la residencia y se rompió dos costillas y nos vimos en la obligación de grabar la película en dos o tres semanas, y no podía retrasarla por respeto al resto de los compañeros, pero tampoco elegir a un actor que no tuviera tiempo de construir el personaje, y al final lo mejor fue que lo hiciera yo.
- Suele usted dar oportunidades a actores jóvenes en sus películas. En 'La deuda', sin embargo, hace un acto de protesta contra la gentrificación.
- En 'A cambio de nada' actuó mi abuela que tenía 90 años y nunca se había puesto ante una cámara, pero también había dos actores que no tenían ninguna experiencia, y un actor secundario al que no le habían dado una oportunidad. En 'Canallas' el personaje principal era un actor no profesional, y también aparece su familia. En 'La deuda' hablamos de personas mayores que padecen más exclusión social y laboral, y son generaciones que tienen mucho que enseñar y de las que tenemos mucho que aprender y además, tienen una manera de ver la vida muy interesante. El tema de la gentrificación es algo que me sale de manera natural a la hora de escribir un guión, básicamente por lo que llevamos viviendo, ése modelo de ciudad que expulsa a la gente mayor de sus casas en las grandes ciudades, que están abocadas al turismo y al gran desarrollo urbanístico. El centro se está desertizando, y a la gente la sacan de su entorno creando un gran desarraigo.
- Dejó a los tres años de empezar la serie 'Aquí no hay quien viva' y en pleno éxito. Pasado el tiempo, ¿fue la decisión acertada?
-Sí, no tengo ninguna duda, porque gracias a dejar la serie me pude dedicar a escribir y producir películas. Si hubiera seguido en la serie, nunca lo hubiera hecho. He ganado la Espiga de Oro de Valladolid, dos Goya, y hacer cine me ha dado muchas alegrías a nivel personal y profesional. Si hubiera seguido en la inercia sólo como actor nunca hubiera dirigido mis películas. No me dio nada de vértigo. Generalmente pienso mucho las decisiones, pero cuando tomo una estoy seguro de lo que hago, y en aquel momento sentí que es lo que tenía que hacer. Además, suelo dejarme llevar por la intuición y el corazón y el tiempo me ha dado la razón.
- Dicen que las artes escénicas son la conciencia de una sociedad, ¿cree que lo está haciendo ahora, nos da pautas o nos distrae?
- Creo que está bien que haya de todo. Si hay quien quiere consumir sólo entretenimiento, está bien, y si hay quien quiere más reflexión, también tiene que haberlo. Está bien la diversidad y hay que tener capacidad de contar todo tipo de historias para todo tipo de públicos. En cuanto al cine social, yo creo que se está recuperando. Creo que se puede hacer cine social divirtiendo y emocionado con una gran factura y que también entretenga.
- ¿Haría una película sobre el genocidio de Gaza?
- Si, sí lo haría, es una tragedia que nos queda muy cerca y obviamente donde hay sufrimiento y personas que mueren y familias que desaparecen, un genocidio así no sólo lo tienen que recoger los medios de comunicación, sino también el audiovisual. Esta masacre no puede pasar impune.
- Tras 'La deuda' y el esfuerzo personal de crear, ¿necesita nutrirse o está pensando en otro proyecto?
- Estoy totalmente agotado, con un cansancio y agotamiento emocional, físico y personal. Cada vez que termino una película siempre digo que es la última que voy a hacer por cuánto me suelo implicar en cada proyecto. La primera fueron diez años, la segunda seis años y esta cuatro años. Son películas difíciles de llevar a cabo, proyectos muy complicados de levantar. Al final, he hecho tres películas en una y eso tiene un desgaste a todos los niveles. Ahora lo que necesito es que la película camine sola ya y que sea del público, y que ojalá vaya bien y tenga una buena vida, y luego yo recuperarme y ver en qué quiero poner el foco por un tiempo.
- ¿Dónde se ve cuando sea mayor, delante o detrás de las cámaras?
- Si puedo combinar las dos cosas me gustaría seguir trabajando como actor y seguir dirigiendo y escribiendo películas. Voy a intentar no producir a la vez, porque eso es lo que más consume y desgasta, pero a partir de eso, dirigir y actuar, eso sí.
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