César Camarero: «El Festival de Ópera es perfecto para crear una imagen de Sevilla como capital europea de tradición cultural»
El compositor trae una de las propuestas más originales de la primera bienal, su ópera hablada 'Es lo contrario', interpretada por personas ciegas
La Fábrica de Artillería será epicentro del Festival de Ópera de Sevilla al acoger cuatro producciones
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Iniciar sesiónMucho antes de que se estrenara la ópera 'Es lo contrario' en la sala Manuel García del Teatro Maestranza, su compositor, César Camarero, la había imaginado para la Fábrica de Artillería. Acceder a un sitio casi desconocido (por entonces), a oscuras, entre los muros donde ... se fundió el Giraldillo para participar de una experiencia cultural distinta. Aunque esa condición, explica, la hace cada uno con su mirada, con su capacidad para desaprender y dejar que la obra le impacte de una u otra forma. Han pasado cuatro años y medio de aquella premier y tras pasar por los Teatros del Canal, la ópera hablada del Premio Nacional de Música en 2006, que no se ve, ni siquiera se escucha, se imagina, vuelve a Sevilla para ofrecer la cara más vanguardista del I Festival de Ópera. 'Es lo contrario' fluctúa en la frontera entre la instalación sonora, el teatro del lenguaje y la composición escénica. Es una propuesta radical, que desarticula los códigos de la ópera tradicional para cuestionar la relación entre palabra, tiempo y percepción. Su interpretación está a cargo de la formación sevillana Zahir Ensemble bajo la dirección del argentino Emilio Pomàrico. Los días 10 y 11 de octubre en la Sala Escénica de la fábrica de San Bernardo.
-¿Cómo se le ocurrió la idea de 'Es lo contrario' a partir de 'Los ciegos' de Maurice Meternick?
-Es un clásico del siglo XX. Hace muchos años pensé que en el mundo moderno hay muchos conciertos y otras muchas cosas interesantes, pero falta una experiencia de poner al público en un situación diferente, de escuchar, de pararse. 'Es lo contrario', por ejemplo, no se puede ver en Youtube, me han propuesto grabarlo y he dicho que no. Porque se trata de una experiencia diferente de la escucha, primero pensé en hacerlo en la oscuridad total. Tú no escuchas igual si ves como si no ves. He trabajado con muchos ciegos y ellos escuchan mucho más que nosotros y de otra manera. Influye mucho el espacio, un elemento muy presente en mi música. Los instrumentos están todos alrededor del público y hay ocho altavoces también. Todos los actores son ciegos. La sinopsis, básicamente, es esa. Un grupo de ciegos que están perdidos y se ponen a hablar y a contar sus vidas. En la historia pasan muy pocas cosas, mientras que el tema del espacio es muy importante. Meternick en la obra escribe los movimientos: «ciego número 1 se va a la izquierda», por ejemplo.
-¿Pero vino su lectura antes que la idea o al revés?
-Aquí, en Sevilla, vivo al lado de la ONCE, y creo que eso también tuvo que ver. Primero pensé en hacer algo más abstracto, un concierto simplemente. Pero luego tuve la oportunidad precisamente de ver la obra en el Teatro Central de una compañía canadiense y empecé a pensar si era perfecto o no y al final decidí que fuese así. La idea me llegó porque en el mundo en el que estamos creo que no hay tiempo de pararse, hacemos cosas muy interesantes, vamos a un concierto más... Y esto es otra forma de escuchar, de ofrecer otro punto de vista. Llevar al público a un punto diferente para que escuche diferente.
–En los apuntes de la obra cita a Oliver Sacks e invita al espectador así: «Siendo vidente imagine que, solo por el tiempo que dura un espectáculo, usted no ve nada. Se sorprenderá al comprobar cómo cambia su percepción». ¿Cree que hoy día la mayoría de las actividades culturales se entienden como un objeto de consumo más?
-Es un tema muy largo para hablar, pero es así. Hay un sentido poético, incluso casi religioso, que hemos perdido, de experiencia que te cambia. Yo siempre digo que cuando escuchas la 'Pasión según San Mateo' con 15 años ya no eres la misma persona. A veces se convierte en un cosa 'snob' ir a ver algo: 'Ay, qué bonito esto que viene', es una cosa algo tontorrona, con perdón de la expresión. Evidentemente para mí no es eso. No es tanto la cantidad como la calidad, pero la calidad de uno. Que uno se ponga más en una posición meditativa, de pararse, y ver de otra manera. Recuerdo cuando tenía 15 años que venían a Madrid Peter Brook o Stockhausen y era un verdadero acontecimiento para todo el mundo. Eran cosas transversales. España y el mundo han cambiado mucho desde que yo tenía 15 años (ríe). Pero sí, hay que escuchar de manera diferente.
-'Es lo contrario' se estrenó en 2021, en plena pandemia. Al hilo de lo que dice, de lo rápido que evoluciona todo, ¿ha cambiado mucho la obra?
-He hecho retoques a la partitura. Pero en el otro sentido, hablar de evolucionar es algo raro de contestar para mí. Es algo muy personal de cada uno. Una cosa que tenía en mi cabeza era crear una especie de teatro de la mente, tú te estás imaginando a los personajes, el ciego número 1 puede ser tu tío Manolo o Cary Grant, se está reconstruyendo también en tu cabeza todo el paisaje, todo lo que pasa. Me parece interesante porque luego encontré unos textos maravillosos de Juan Eduardo Cirlot de un libro que se llama '88 sueños', escritos de forma poética pero casi, casi como si los escribiera cualquiera. En esos sueños aparecen otros ámbitos. El público está viendo el paisaje a través de lo que están reconstruyendo unos ciegos. De pronto se quedan dormidos y en los sueños aparecen imágenes que están en otro sitio, que no están fuera, sino dentro de tu cabeza, algo menos realista.
-¿Cómo es trabajar con actores ciegos?
-Es una experiencia impresionante. Hemos trabajado bastante porque tenían un grupo de teatro aficionado en el que hacían las cosas de una manera y yo quería que hablasen normal. Eso lo hemos conseguido. Hay actores buenísimos. Estoy satisfecho con el resultado porque hay cierto naturalismo, en contra de lo que uno encuentra a veces en teatro, que es algo sobreactuado. Se trata de que el público pueda meterse realmente en situación. También he adaptado el texto de Meternick y he cambiado el lenguaje para que sea moderno, normal.
-¿Qué le parece el espacio donde se va a presentar, la Fábrica de Artillería?
-Me parece perfecto, aunque yo quería que se entrase a oscuras de la mano de un acomodador pero no se puede por motivos de seguridad. Hablé con gente hace muchos años con la posibilidad de hacerlo aquí, pero pasó el tiempo y no pudo ser. Es mucho mejor que un teatro, yo me lo imaginé en una nave tipo Matadero de Madrid y no tanto en un teatro.
-El número de asistentes también influye. No es lo mismo 100 que 1.000.
-Para mí la gracia es que no se supiera cuántos personas hay. En Madrid había 90/100 y aquí también. No soy Madonna.
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-¿Cómo encaja 'Es lo contrario' con el resto del Festival de Ópera?
-Creo que muy bien porque hay un panorama con muchas cosas diferentes. Hay otra ópera contemporánea que no conozco, el 'Don Juan no existe'. Es perfecto para crear una imagen de Sevilla como una capital europea de más tradición cultural. Yo soy ya más sevillano que madrileño y me fastidia un poquito que seamos siempre la cola, que en Barcelona o Madrid digan que se hace todo. Y aquí se hace un festival que igual está 'Don Giovanni' que lo mío, hay un cierto cosmopolitismo, aunque no me guste la palabra. Hay una cierta aportación cultural original. Que se puedan ver propuestas diferentes es estupendo. Que un público más tradicional de la obra pueda venir a lo mío, y viceversa.
-Como madrileño afincado en Sevilla, ¿qué opina, se necesita algo más que un festival de ópera para situar a la ciudad a la cabeza en materia cultural?
-Siempre se hacen las cosas con pocos medios. El Espacio Turina está haciendo una producción alucinante, todo el que viene, de dentro y de fuera de España y ve el programa se queda entusiasmado. Pero necesita más apoyo. Es lo que tengo más cercano, supongo que los demás también tendrán sus problemas. Pero en este caso es evidente. Hacen música contemporánea y cosas de jazz impresionantes. Estamos en una buena época. Hay al menos una idea de resurgimiento en el campo de la ópera de hacer algo importante. Ha habido momentos que en Sevilla, en algunos ámbitos, se estaban haciendo cosas más interesantes que en Madrid. Como sevillano de adopción, y me gusta mucho el flamenco, entiendo que tenemos el flamenco, la Semana Santa, y el que cuenta chistes, pero también tenemos compositores andaluces o músicos como la violinista María Dueñas. Sin embargo, tenemos la idea de estar a la cola, es una especie de fractal de España con respecto a Europa. Hay un momento de eclosión de la música, los músicos son buenísimos. Hubo una época, con Juan Carlos Marset en el INAEM, nunca vista en España, lo movió todo, se hicieron muchas cosas. Pero luego todo se volvió más complicado. Pero en el mundo en el que estamos, con lo que está pasando, tampoco se puede quejar uno demasiado.
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