Carlos del Amor: «Cada día que pasa es un día perdido sin la casa de Velázquez»
El escritor y periodista presenta en Sevilla su nueva novela 'Una dama desconocida'
La casa natal de Velázquez tiene prevista su apertura antes de que finalice este año
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A Carlos del Amor (Murcia, 1974) le gusta el término 'contador de historias' que aparece en la biografía que la editorial Espasa facilita a los compañeros. El periodista aterriza en Sevilla para presentar su nuevo libro 'Una dama desconocida'. «Tenía muchas ganas ... de venir a Sevilla, es el único sitio en el que vamos a presentar de momento», confiesa.
La capital hispalense tiene un lugar muy especial en su relato. La dama es desconocida en todos los sentidos ya que, de este retrato, no se conoce ni su nombre ni su autor, aunque su dueño - un apasionado historiador del arte de Barcelona - le plantea al escritor la posibilidad de que se trate de un Velázquez. Más concretamente, abre la puerta a que el cuadro date de la primera juventud del pintor. Cuando todavía paseaba por las calles de Sevilla junto a su mujer, Juana Pacheco, la otra gran protagonista de la novela. «Este es el lugar donde empieza todo, el lugar donde empieza el genio, el lugar donde Juana Pacheco, que es la gran protagonista del libro, nace. Pensar que hace más de 400 años estas calles fueron testigos de las andanzas del joven Velázquez, de Juana, del del maestro Pacheco... Te emociona saber que aquí sucedieron muchas de las cosas que se cuentan en la novela», apunta.
Entre la realidad y la ficción, Del Amor se aventura en sus páginas a jugar con la infancia y la juventud del pintor sevillano más famoso. Una época de la que apenas se tienen registros por escritos y casi nada queda ya de los lugares que pudo haber frecuentado.
-¿Cuánto hay de la luz de Sevilla en los cuadros de Velázquez?
-No soy ningún experto, pero esta luz seguro que siempre la llevó consigo. Hace un tiempo hice un reportaje sobre su casa natal y me emocionaba ver la luz que entraba por aquellas ventanas y pensar que lo que yo veía era lo mismo que él vio. Me recuerda a aquel verso de Machado: aquellos días azules, aquel sol de la infancia. Yo creo que eso es algo que siempre llevó consigo.
El proyecto de recuperación de la casa natal del pintor lleva en marcha desde 2018, pero en stand by los últimos años. Ahora todo parece indicar que su apertura está más cerca que nunca gracias a la entrada de nuevos socios inversores. «Me gustaría que se recuperase y que se reprodujera lo más fidedignamente posible. - explica Carlos del Amor - Es muy probablemente el artista más conocido de nuestra historia y es una pena que no se esté disfrutando. Cada día que pasa es un día perdido sin la casa de Velázquez». Además, apunta que echa de menos el entorno del pintor, como el taller de Francisco Pacheco, su maestro y suegro, ahora convertido en un hotel «nos hemos convertido en expertos en poner placas cuando ya es tarde».
Juana, la dama desconocida
En el enigma que plantea Carlos del Amor en su nuevo libro aparece la figura misteriosa de Juana Pacheco, esposa de Velázquez e hija del maestro Pacheco. Prosper, el dueño del cuadro, y el propio periodista barajan la posibilidad que sea ella la dama, retratada por su esposo o que, incluso, sea un autorretrato.Porque de Juana se sabe poco, pero sí que creció entre pinceles y pigmentos del taller de su padre y que nunca se separó de Diego Velázquez. De hecho, sólo ocho días separaron sus fallecimientos.
-¿A cuántas obras perdidas y mujeres artistas nos estaremos perdiendo?
-Cientos. Hay muchas obras por ahí perdidas de las que nunca sabremos de su existencia, que probablemente se destruyan o estén para siempre en los altillos de algún coleccionista o de alguna familia cogiendo polvo. Y lo que es seguro es que nos estamos perdiendo poder saber cuántas mujeres pudieron pintar muchas obras, porque eso sí que no lo sabremos. Hay algunas que firmaron y hay ahí una labor de recuperación que se puede hacer, pero hay otras que no firmaron nunca y nunca sabremos qué pintaron. Juana Pachecho, con su conocimiento y formación familiar, puede ser un gran ejemplo de esas grandes desconocidas.
Ahora, y gracias al libro de Carlos del Amor, Juana Pacheco se desempolva del olvido y del anonimato y vuelve, al menos por un rato, a ser parte de esa gran paleta de artistas sevillanos que recorrieron en algún momento de la historia las mismas calles de la capital hispalense que ahora nos acompañan, con distinta forma y misma luz
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