«De ahí —comenta la creadora—, esta cuasi obsesión por reflejar a través del dibujo, mi principal modo de evasión, mi manera de coexistir con aquella naturaleza. La repetición con el grafito se convierte en tic para llegar a la abstracción personal, así como el uso del color, en la mayoría de los casos del flúor, que muestra la vida en la urbe, el estrés y día a día que irrumpe en la naturaleza, la rompe y desfigura, como esosrecuerdos de infancia que a veces olvidamos por la constante conexión con el mundo cosmopolita».
Con 'Cabezarrasa' Beatriz Zamora se desnuda y, a través de la instalación, crea una atmósfera personal e íntima que inmiscuye al espectador a entrar en sus recuerdos, en sus obsesiones y en su propia mente a través de púas, pinchos y objetos cortantes que se dulcifican en la mano de la artista para convencernos de que la propia naturaleza es dócil, cómoda y placentera.
Lo silvestre se hace cotidiano y lo cotidiano se hace invasivo en los dibujos de Zamora, sus cerámicas son objetos abstractos que bien podían provenir de una naturaleza extraterrestre, pero que aun así nos evocan cardos en flor, de nuevo, lo cortante y bello de lo vivido.
Aroma, tacto, ruido e incluso gusto se pueden apercibir en el trabajo de Zamora, siempre tomando su obra como un juego sobre la luz de los objetos que representa y que envuelve, intuyamos o no, nuestra percepción del recuerdo.
La muestra puede ser visitada hasta el 2 de diciembre en la sala de exposiciones de la Cámara de Comercio. Plaza de la Contratación, 8, Sevilla.
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