Artistas andaluces de distintas generaciones presentan 'Devenir pintura' en la Cartuja

'Devenir pintura' reúne destacadas obras de artistas mayoritariamente andaluces, que han ingresado en la última década en la colección permanente del CAAC mediante adquisiciones y donaciones, algunas de ellas inéditas hasta el momento y de carácter casi monumental. Al ser una exposición de larga duración de la colección del museo, la muestra se transformará a mitad de su recorrido temporal y modificará lo expuesto en algunas de sus salas, sin alterar en lo sustancial su tesis.

Como categoría filosófica «el devenir», a lo largo de la historia de las ideas, ha supuesto una afirmación de la transformación, de la variación y del cambio. Frente a la permanencia, todo fluye y transmuta. Podríamos parangonar la evolución de la pintura y, más concretamente la del último siglo, con este concepto asociado a filósofos como Heráclito, Hegel, Nietzsche o Marx, puesto que va más allá de la extendida metáfora del ave fénix que resurge de sus cenizas, al explicar mejor todo lo acaecido con este medio artístico en las últimas décadas. También se aplicaría a la misma existencia de las colecciones de arte contemporáneo, continuamente revisándose y ampliando hasta llegar a ser otras o, al mismo tiempo, a las muestras temporales que se suceden en las programaciones de los museos.

Esta gran exposición está estructurada en tres amplios conjuntos en los que se enfatiza, también, algún aspecto más concreto. El primero hace referencia al arte que habla de sí mismo, a la pintura que indaga en algunos asuntos internos y, más específicamente, al estudio del artista. Pintar el estudio es realizar una obra autorreferencial, donde se muestra el lugar en el que se origina la pintura y se inicia el proceso creativo. Esta parte comienza con dos grandes lienzos de Alfonso Albacete (Antequera, 1950) y Manolo Quejido (Sevilla, 1946), continúa con una sala donde se exhiben siete obras de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) y con otra donde un enorme lienzo de Curro González (Sevilla, 1958) está acompañado por otros dos de artistas de generaciones más recientes, como son Ángel Alén (Sevilla, 1975) y Cristóbal Quintero (Pilas, 1974); además se incluye un proyecto de María José Gallardo (Villafranca de los Barros, 1978) que cuestiona la distribución y el mercado del arte.

El segundo conjunto se centra en los caminos de y hacia la abstracción, que se inicia en una sala presidida por un gran lienzo de Alfonso Fraile (Marchena, 1930 – Madrid, 1988), donado conjuntamente con otra obra suya también de finales de los años 60 por unos coleccionistas particulares de Madrid, a los que se suman en el mismo espacio dos trabajos de la misma época de José Ramón Sierra (Olivares, 1945).

En una gran sala se exhiben monumentales obras de la Premio Velázquez Soledad Sevilla (Valencia, 1944), artista que reside en Granada y que recientemente donó más de 60 obras a la colección del CAAC. También a otro artista de su generación, Gerardo Delgado (Olivares, 1942), que donó un amplio conjunto de obras suyas de distintas épocas, está dedicado otro gran espacio en el que se exhiben los 15 cuadros que componen la 'Ruta de San Mateo'. Hay en esta sección obras en las que predominan las variaciones geométricas como en Monika Buch (Valencia, 1936), Rosa Brun (Madrid, 1955), Paz Pérez Ramos (Cazalla de la Sierra, 1946), Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) o el ya citado Gerardo Delgado. Algunas de estas piezas son pinturas realizadas con otros medios diferentes a los tradicionales.

Por último, el tercer y último conjunto, se ocupa de la figuración. A Pepe Espaliú (Córdoba, 1955-1993) se le dedica una sala presidida por un gran políptico y otras dos obras de los años 80, donadas por el galerista Pepe Cobo. También Ana Barriga (Jerez de la Frontera, 1984) tiene un espacio ocupado casi totalmente por una especie de gran retablo contemporáneo, titulado 'De animales a Dioses', en el que aparecen personajes como Donald Trump o Mark Zuckerberg. El paisaje se abre camino con los nocturnos de M. Ángeles Díaz Barbado (Granada, 1969), la montaña nevada de Irene Sánchez (Granada, 1983) o los bosques de Salomé del Campo (Sevilla, 1961), a los que bien pudieran sumarse, a modo de ninfeas contemporáneas, las tres grandes composiciones de Soledad Sevilla. Cierra la muestra, en una sala dedicada a la tradición de la pintura monocroma, un gran lienzo de Paloma Gámez (Bailén, 1964) junto a los ya citados de Salomé del Campo.

En la segunda parte de esta exposición, que está prevista para antes del verano de 2023, la mitad de las salas cambiarán su contenido y entrarán obras de, entre otros, Juan Suárez, José María Bermejo, Pepa Caballero, Manuel M. Romero o Gloria Martín.