Antonio Cruzado: «No me gustan las historias superficiales en las que todo lo que nos asusta se elude»

—¿Cómo surgió la idea para esta novela?

—Trabajé durante años con deportistas ciegos. Conocí a niños que habían nacido ciegos y que vivían de manera plena. También conocí a adultos que habían perdido la vista de mayor y que trataban de adaptarse. La idea de que un niño hiciera de 'tutor' de un adulto nació de esa vivencia.

—¿Cómo definiría a Helio?

—Helio tiene luz propia aunque no ve. Su personalidad, su talento como músico lo hacen especial. Pero en el fondo es un niño como cualquier otro. Tiene las mismas inquietudes, los mismos deseos. Es un personaje al que es imposible no querer.

—La relación de Helio con su profesora, Sara Coímbra, es muy especial, ¿no es así?

—Sara es un personaje complejo. No llegó a ser concertista. Hace un trabajo muy importante, pero ella no lo valora lo suficiente. Su vida es la de muchas mujeres, marcada por la autoexigencia, el esfuerzo y la sensación de no ser nunca suficiente. Para Helio es fácil lo que para ella fue difícil. Sara acompaña a Helio en el descubrimiento de la música y de su identidad. Pero este descubrimiento termina también siendo el suyo.

—Otro personaje, Manuel, acaba de quedarse ciego y para él descubrir a Helio será esencial, ¿por qué?

—Porque Helio se desenvuelve en un mundo oscuro con total normalidad. Aprende, se divierte y se enamora sin ver. A Manuel la pérdida de la vista lo deja en la cuneta. Conocer a Helio le mueve a querer vivir a pesar de todo.

—¿Por qué esta novela trata sobre la pérdida y la superación?

—Porque la novela trata de la vida. Pérdida, superación, nuevas pérdidas, nuevas superaciones. Son componentes esenciales de cualquier historia. No me gustan las historias superficiales en las que todo lo que nos asusta se elude. Intento llegar un poco más lejos. En esta novela es importante lo que se cuenta y cómo se cuenta porque está escrita desde distintas voces.

—La historia está narrada por varias voces.

—Cada personaje tiene su vida única. También su hacer y su voz. Pero como instrumentos de una orquesta participan de algo mayor, en este caso de una historia en la que todos se influyen y conmueven sin tener conciencia de ello.

—Además, el texto está acompañado por una prosa delicada. Una novela como esta necesita un tono de escritura así, ¿no?

—La delicadeza no es algo que busque. Si ustedes la ven y la valoran yo lo agradezco. Pero me he limitado a escribir como escribo. En cierto sentido los personajes nos van hablando y los escritores contamos lo que nos dicen y cómo nos lo dicen. Me siento afortunado de que hayan querido hablarme, de que me hayan contado todas estas cosas. De ellos es la novela.

—El título de la novela me parece un juego interesante de palabras.

—Es una especie de fórmula mágica. Noviembre representa las cosas que nos cuesta decir. 'Nombrar noviembre' es hablar de esas cosas, hacerles frente.

—¿Es esta su primera novela?

—Es mi segunda novela y mi cuarto libro. Mi otra novela se titula 'El tiempo de las amapolas'. Mis dos libros de cuentos son 'Sin sur' y 'Noche de vuelta'.

—¿Tiene pensada ya alguna historia para una nueva novela?

—Un escritor no puede evitar tener siempre algo en mente. Hay historias por todas partes. A cuál le vamos a prestar atención, cuál va a desvelarnos durante años, esa es la decisión que tenemos que tomar.