Alfonso Guerra: «Antonio Machado es testimonio de buena hombría y ciudadanía»

Ante numeroso público, el exvicepresidente del Gobierno y desde 2022 miembro de la Academia de las Bellas Letras de Sevilla, ha ofrecido la última de las declamaciones que durante estas dos jornadas se han centrado en las figuras de Manuel y Antonio Machado, en el 150 aniversario de su nacimiento (Manuel en agosto 1874, Antonio 11 meses después). Ha estado presentado por el presidente de la Academia de Buenas Letras, Pablo Gutiérrez-Alviz.

Guerra ha hablado de los «sentimientos y reflexiones» que le ha provocado la obra de Antonio Machado en su «paulatino descubrimiento». Un testimonio de «enorme pureza y transparencia, de una sencillez esquiva que exige la participación del lector», ha apuntado al comienzo de su disertación. «Hay que recurrir a la mirada, al sesgo, a la ironía, al humor machadiano para adentrarse en una visión del mundo lleno de contrastes, para ir encontrando verdades que se nos encuentran veladas». El académico ha subrayado la necesidad, «no sólo de los eruditos», de recuperar la obra completa del poeta sevillano, «más allá de los tópicos y la trivialización de unos cuantos versos». En este sentido, ha abundado que lo que ha ido vivenciando en este acercamiento al autor de 'Campos de Castilla' es el testimonio de «buena hombría y ciudadanía». A través de la palabra machadiana, de su poesía, y de su reconstrucción, el sevillano hacía a la vez la reconstrucción de «nuestros temores, de nuestro pueblo».

Alfonso Guerra ha descubierto en su alocución las tres heridas del poeta: la vida, la muerte y el amor. En este sentido, ha continuado su discurso, el escritor vivió en un constante destierro. De ciudad en ciudad desde que partió de Sevilla, su muerte en Collieure y el éxodo de su alma cuando murió su gran amor: su joven esposa Leonor. «El corazón y la cabeza no se avienen, pero tenemos que tomar partido. Yo me quedo en el piso de abajo», le escribió en una carta a Unamuno.

Quienes sí estaban bien avenidos eran los hijos de Demófilo Machado, ha explicado Guerra en su conferencia, para quien la causa del «supuesto enfrentamiento» tiene que ver con que Manuel fue apartado del estudio poético por el «proceso de apropiación que los rebeldes» hicieron sobre su figura. El golpe de Estado del 18 de julio le sorprendió junto a su esposa Eulalia en Burgos y estuvo detenido durante varios días ese mismo verano por su tibieza patriótica. «Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-, Con Montmartre y con la Macarena comulgo...», escribió en su poema 'Retrato' Manuel. «Todo el mundo dejó de atender su calidad literaria», ha remachado Guerra sobre el dramaturgo, que ha recordado unas palabras que les dedicó Gregorio Marañón: «La vida de los dos hermanos es símbolo de la tragedia y la esperanza. La guerra los separó, helos aquí, de nuevos unidos para la historia».

De nuevo centrado en la persona y la obra de Antonio, el exvicepresidente socialista ha recordado que tras ganar la plaza en Soria, la pretensión del poeta siempre fue la de volver a Sevilla, tal y como escribió en correspondencia con Rubén Darío. En esa dicotomía entre Castilla y Andalucía, Guerra ha sacado a relucir lo que Machado llamaba «virutas de carpintería», para él «oro molido». El año 2022 vio la luz un poema, 'Las viejas de Castilla', y en el envés de la hoja se descubre «el taller del poeta», tachaduras, correcciones, que dan nuevos sentidos a sus versos. Así, ha recordado el académico, refiriéndose al campo castellano y andaluz, Machado escribió: «Prefiero los yermos paisajes de Castilla a los floridas vegas de Córdoba y Sevilla. En otra versión dijo: 'para soñar prefiero los yermos paisajes... a las vegas...' Y en otra: son más hermosos los yermos paisajes de Castilla cual las floridas vegas de Córdoba y Sevilla'. Y en una última dijo: 'Son tan hermosos... cual...'»

En el bello repaso que Guerra ha hecho sobre la biografía y la bibliografía de Antonio Machado, el conferenciante ha tratado temas como «España como problema», la canción popular -«Españolito que vienes/al mundo te guarde Dios./una de las dos Españas/ha de helarte el corazón»-, los heterónimos, los poemas dedicados a su otro amor, Guiomar, y sus convicciones republicanas que le llevaron al exilio. «Tengo la certeza de que el extranjero será mi muerte». Camino a aquel pequeño pueblo francés donde halló muerte y «donde nunca faltan flores frescas a los pies de su tumba», el poeta escribió, según Guerra, unos versos «técnicamente perfectos». Un papelito encontrado en el bolsillo de su gabán como muestra de que Antonio Machado «al hablar, poetizaba»: 'Estos días azules y este sol de la infancia'.

En la jornada inaugural del Aula Juan de Mairena participaron Rogelio Reyes, con 'Los Machado y el mundo de los toros', que dio paso a Rocío Fernández con una ponencia titulada 'Juan Ramón Jiménez y los hermanos Machado, andaluces de fuego'. Por su parte Joaquín Pérez Azaústre habló de 'Los Machado, hermanos en el tiempo'. y por la tarde este encuentro se trasladó al Cine Cervantes para el estreno del documental dirigido por Francisco Robles titulado 'Los Machado, algo más que dos hermanos'.

El programa de esta décima edición del Aula Juan de Mairena, ha continuado este jueves con Eva Díaz Pérez, que ha ofrecido una conferencia titulada 'Los Machado, una saga intelectual' en un acto introducido por la periodista Amalia Bulnes. Ignacio Garmendia con 'Posterioridad de los Machado' y Antonio Sánchez Trigueros, presentado por Manuel Ángel Vázquez Medel, y su reflexión sobre 'Manuel y Antonio Machado, la poesía modernista y el cante flamenco', han precedido a la intervención de Guerra, al que ha acompañado Pablo Gutiérrez-Alviz. Ha cerrado las jornadas el grupo La travesía con una propuesta literario musical.

La jornada comenzó con la conferencia de Eva Díaz Pérez 'Los Machado, una saga intelectual', en la que la escritora repasó algunos de los contenidos que formarán parte de la gran exposición que se prepara por el 150 aniversario de los autores. Entre otros se encuentran la relación íntima y familiar de los Machado, así como la hermosa unión fraternal entre Antonio y Manuel, además de las obras de su abuelo, Antonio Machado y Núñez, médico, zoólogo, naturalista y geólogo que marcaría el interés por el paisaje de su nieto.