cultura
Alejandro Palomas: «Yo no quiero que la literatura sea mi oficio, sino que siga siendo mi refugio»
Alejandro Palomas acaba de publicar 'Una vida' (Destino), novela con la que cierra el ciclo que le ha dedicado al personaje de Amalia y a sus tres hijos
Thomas Schlesser: «No considero que el arte esté al servicio del arte, sino de la vida»

Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) inició en el año 2014 un particular universo literario con su novela 'Una madre' (Destino), en la que conocíamos al personaje de Amalia. Posteriormente vinieron 'Un perro' (Destino, 2016) y 'Un amor' (Destino, 2018), obra con la que ganó el ... Premio Nadal. Después de siete años de ausencia, el escritor culmina las vidas de Amalia y de sus hijos Fer, Emma y Silvia en la novela 'Una vida' (Destino), que narra el momento en el que la madre es hospitalizada y cómo esto cambiará las vidas de todos, ya que sus hijos se convertirán a partir de ahí en cuidadores y se tendrán que preparar para la posible orfandad que vaya a dejar tras de sí un personaje tan excéntrico como es Amalia.
—¿Qué le ha supuesto escribir esta novela que culmina todo lo que comenzó hace once años con 'Una madre'?
—Para mí ha sido algo natural. Había dejado a los personajes en un lugar no cerrado, pero tampoco sabía cómo hacerlo. Dejé que la vida me guiara y he tenido que esperar siete años. Nadie esperaba que iba a haber una cuarta parte y he jugado con ese efecto. Yo creía que iba a a ser muy difícil escribirlo porque es una familia muy ligada a la mía y hay una muy fina línea entre las dos. Ahora que no está mi madre, he tratado de hilvanar el tiempo real con el que yo juego, no pudiendo jugar con ese tiempo real. Pensé que me iba a doler escribir esta historia, pero ha sido al revés porque ha sido la novela con la que más he disfrutado. He sido muy libre y me he divertido muchísimo. He sentido como si tuviera a mi madre a mi lado escribiendo conmigo.
—¿Se podría decir entonces que ha sido como si su madre le hubiera inspirado para hacer esta novela?
—La sensación ha sido de estar escribiendo algo y a la vez ir comentándolo con ella. Ese tiempo real era la forma de comentarlo con ella, y eso era muy divertido. Conociéndola, sabía cuáles iban a ser sus reacciones a todo, con lo cual ha sido distinto.
—En su anterior libro, usted sí sentía gran dolor por la pérdida de su madre.
—Sí, eso fue cuando publiqué 'Esto no se dice'. Yo no sabía que necesitaba un intervalo para regresar a esa parte de la ficción de esta manera. También ha sido muy hermoso eso de sorprenderme a mí mismo con la escritura. Que todavía me pase eso es impresionante. Si no, la literatura se convierte en un oficio. Y yo no quiero que la literatura sea mi oficio, sino que siga siendo mi refugio. Quiero que sea un espacio de libertad, no un oficio al que vaya todos los días o través del cual consiga cosas. Quiero que sea mi lugar natural. Yo no sabría hacer como otros escritores que se marcan un plan de horas al día y además no me gustaría que fuera así. Para mí escribir es una manera de viajar.
«Escribir es un viaje emocional. Puedes hacerlo cerrando los ojos y yendo a mil millones de situaciones imaginadas»
Alejandro Palomas
Escritor
—Ese viaje hacia el universo que ha creado habrá sido muy especial, ¿no es así?
—Lo que me da el poder escribir es viajar. Por eso no me gusta viajar de la otra manera. No llevo bien los movimientos físicos y tampoco entiendo que haya que viajar si puedes hacerlo con la imaginación. Además, viajar como a mí me gusta sale muy barato. Ha sido un viaje completamente emocional. Ahí caben cosas que no confiesas. Eso es para mí el viaje real. Algo que puedes hacer cerrando los ojos y yendo a mil millones de situaciones imaginadas. La condición humana te da eso que muchas veces no imaginamos.
—Esta serie de cuatro novelas le está trayendo muchas satisfacciones, como haber ganado el Premio Nadal y, sobre todo, que miles de lectores se hayan enamorado de estos libros.
—Nunca imaginé que esto iba a ocurrir con algo tan pequeño y cercano a mí porque uno cree que para triunfar tienes que escribir cosas que sean muy grandes e ir a buscar muy lejos. Uno cree que lo que seas tú no vale porque uno es como los demás y parece que tiene que buscar las cosas especiales. Pero de repente con estos libros nos hemos dado cuenta de que con las cosas pequeñitas que tienes a tu lado has creado un universo del que se ha enamorado tanta gente. Para mí eso habla muy bien de la condición humana y me da mucha esperanza. Me hace ser muy optimista, cosa que no suelo ser, porque si somos capaces de enamorarnos de algo tan cotidiano, cercano, común y e invisible de esta manera, quiere decir que somos capaces de valorarnos a nosotros mismos.
—¿Estos libros pueden hacer mejores a las personas?
—Yo creo que sí. Con este libro está pasando algo impresionante porque la gente es muy voraz y se lo lee en un día. La reacción más habitual que me deja loco es que me digan: «Alejandro, he terminado de leer el libro y lo primero que he hecho ha sido llamar a mi madre». Eso para mí es brutal porque activa una palanca emocional que me parece maravillosa. También me dicen que ahora entienden a sus madres tras haber leído estas novelas, y eso también me deja loco.
—Amalia, como muchas madres, es una persona que quiere reivindicarse.
—Sí, eso le pasa porque esta historia empieza cuando ella se divorcia con 65 años. Ella se siente impar y la imparidad de las mujeres que han estado mucho tiempo casadas y que luego siguen adelante tras haber desaparecido sus maridos por diversos motivos es otra de las cosas de las que no se habla. Esta situación siempre produce muchas sorpresas y siempre es todo lo contrario a lo que muchos hijos creen que va a pasar. Eso pasa porque estas madres son las grandes desconocidas y no han podido desarrollar parte de su personalidad. Y de repente se ven con el espacio para reclamar lo que ellas creen que es suyo. Eso es muy interesante porque descubrimos a la mujer. Hasta ahora sólo descubrimos a la madre que ha estado a la sombra del padre, pero de repente vemos a una mujer, y eso te puede gustar o no.
—¿Cómo reaccionó su madre cuando desapareció la figura de su padre?
—Mi padre siempre era el que aparecía y ella estaba detrás. Mi padre se ocupaba de que eso pasara explícitamente. Cuando él desapareció, mi madre tuvo que empezar desde cero con todo. De repente se descubrió como una niña que quería hacerlo todo: quería vivirlo todo, viajar, etc. Pero no quería recuperar ningún tiempo perdido, sino descubrir desde cero. No era una niña mayor, pero tenía la curiosidad y la ilusión de una niña.
—¿En qué punto emocional se encuentra ahora para empezar a escribir nuevas historias?
—Yo nunca voy a dejar a esta familia y voy a crear mundos paralelos. En junio me voy a sentar con Juan Carlos Rubio a escribir la adaptación teatral de 'Una madre' y el 2 de abril va a salir el primer volumen del cómic de Amalia. Cada año o año y medio saldrá un nuevo volumen de Amalia que reflejará su mundo en cómic. En los próximos tres años me voy a dedicar a eso. En la obra teatral se verá otras cosas que no se verán en las novelas. Juan Carlos trabaja muy bien y es muy ordenado, yo soy más visceral. Queremos estrenar esta primera obra de teatro en el primer trimestre de 2026. Si luego va todo bien, iremos adaptando las siguiente novelas al teatro.
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