música
Un libro salda una deuda con Falla, creador de la Orquesta Bética de Cámara
El músico e investigador Eduardo González-Barba publica el libro «Manuel de Falla y la Orquesta Bética de Cámara» (ICAS)
ABC
La Orquesta Bética de Cámara , que creó Manuel de Falla en Sevilla en 1924, fue una formación músical única en su género estrenando obras del propio compositor gaditano, amén de interpretar otras piezas fundamentales de la música del siglo XX, como «La historia de ... un soldado», de Igor Stravinsky, además de composiciones de Debussy, Ravel o Milhaud, entre otros. Sin embargo, esta brillante orquesta, que era capaz de alternar programas musicales de vanguardia con otros de música barroca, entró en crisis a los pocos años de su nacimiento, y desde 1930 vivió un periodo de estancamiento que duró hasta 1964, en que nació la Orquesta Bética Filarmónica. Todo esto y más es lo que ha resaltado el músico e investigador Eduardo González-Barba en su libro «Manuel de Falla y la Orquesta Bética de Cámara» ( Servicio de Publicaciones del ICAS ), obra fundamental para conocer mejor a esta orquesta y un libro que salda una deuda con el propio Falla, uno de los músicos más universales que ha dado España.
El germen de la Bética hay que remontarlo a la Semana Santa del año 1922, cuando Falla asistió a la Catedral para ver una interpretación del «Miserere» de Eslava, bajo la dirección de Eduardo Torres, maestro de Capilla del templo metropolitano y presidente de la sección de música del Ateneo de Sevilla. Impresionado por la calidad de los músicos sevillanos, el compositor gaditano estrenó a nivel mundial, el 23 de marzo de 1923 en el Teatro San Fernando, «El retablo de Maese Pedro», organizado por la Sociedad Sevillana de Conciertos.
A partir de ahí «Falla optó por crear una orquesta estable y profesional, pero su puesta en marcha tuvo unos problemas de toda índole, organizativos, económicos, etc., y además se trató de un proyecto que fue incomprendido, ya que no se aceptaba que una misma agrupación mezclara el repertorio moderno con el barroco», indica Eduardo González-Barba. Asimismo, éste reconoce que «es una orquesta irregular llena de altibajos en toda su trayectoria capaz de interpretar obras de gran calidad como "Historia de un soldado" de Stravinsky frente a otros programas musicales de poca relevancia artística»
La Bética compaginó el repertorio moderno con el Barroco
Pero sin lugar a dudas el año que marcó un antes y un después para el futuro de la Orquesta Bética de Cámara fue en 1929. Manuel de Falla pensó en aprovechar el marco de la Exposición Iberoamericana para hacer un concierto diario con una primera parte del programa con repertorio de música española y otra segunda parte con música de cada uno de los países iberoamericanos invitados a dicho evento. Sin embargo, finalmente este proyecto se desechó y Falla se desvinculó progresivamente de esta orquesta en los siguientes años debido a los problemas que fueron surgiendo, aunque siempre socorrió a la Bética cuando fue requerido. «Los propios músicos fueron conscientes a partir de entonces de que no iban a poder vivir profesionalmente de la Bética y por ello deciden volcarse hacia la enseñanza e impulsan la creación del Conservatorio Superior de Música de Sevilla», aclara este músico e investigador sevillano. Desde 1930 hasta 1964 esta agrupación musical vivió un periodo de estancamiento y una trayectoria irregular, habiendo años en donde ofrecían varios conciertos seguidos y otros en los que no realizaban ninguna actividad. En 1964 se creó ya la Orquesta Bética Filarmónica, que no seguía los postulados originales de Falla. En todo caso, González-Barba reconoce que «Manuel de Falla siempre antepuso los intereses de la Bética a los suyos personales».
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