bienal de flamenco
Estilos del flamenco: el origen de las bulerías, los cabales y los campanilleros
La Perla de Cádiz, la Niña de la Puebla o Juan Varea ponían sus voces al servicio de estos palos del flamenco
Estilos del flamenco: el origen de las bulerías, los cabales y los campanilleros
Con motivo de la Bienal de Flamenco, ABC de Sevilla continúa descubriendo el origen de los diferentes estilos del flamenco y los grandes artistas que pusieron su voz para interpretarlos. En esta ocasión nos centraremos en las bulerías, los cabales y los campanilleros.
Bulerías
Cante con ... copla, por lo general, de tres o cuatro versos octosílabos, de carácter festero y bullicioso cuya procedencia etimológica podría estar en la palabra burla, y de ahí «burlería». Está datado a finales del siglo XIX y nace de la soleá, palo del que toma el compás para aumentarle el ritmo. Dentro de este cante se pueden distinguir dos variantes: las bulerías para bailar, que presentan una gran multitud de estilos, las bulerías al golpe, creadas más para escuchar, y también las llamadas bulerías por soleá, palo que para algunos expertos es anterior a la propia bulería. Muchos atribuyen su creación al Loco Mateo y al Gloria, que bien pudieron ser los padres de la bulería por soleá, pero los grandes impulsores de este cante fueron los sevillanos Manuel Vallejo y La Niña de los Peines. No obstante, la bulería cuenta con variadísimos estilos, como los de Cádiz: en tonos mayores-, los de Jerez: tonos modales- o los cuplés: tonos menores-, siendo estas variantes magistralmente interpretadas por la Perla de Cádiz, Terremoto de Jerez y la Fernanda de Utrera, respectivamente.
Fernanda de Utrera, por Bulerías
Bulerías de Terremoto de Jerez
Cabales
Cante del grupo de la seguiriya con coplas de cuatro versos octosílabos. Se atribuye su creación a El Fillo, que pudo haberle puesto el nombre después de que un señorito le pagara tan poco por hacer el cante que el artista le respondió: «yo he cantao por cabales y esto no es cabal». Se diferencia de la seguiriya por su entonación, ya que se realiza sobre tonos mayores. Los estilos más conocidos son los de Silverio y El Pena.
Antonio Mairena, por cabales «Gracia no tenía»
Campanilleros
Cante con copla de seis versos asonantados, siendo el primero, tercero y quinto decasílabos, y el segundo y cuarto dodecasílabos. Es un cante de origen popular que se hacía durante el llamado Rosario de la Aurora. Pero su transformación al flamenco tiene un momento claro. El jerezano Manuel Torre escuchó ese cante en una fiesta de Andrés Martínez de León al galeno onubense Jesús Centeno. El cantaor se quedó con la copla y una noche en El Fontanal (Sevilla), junto al Niño Ricardo, el torero Niño de Palma, el Gloria y Rebollo pidió al guitarrista que pusiera la cejilla al tres y recordando lo que había escuchado en la fiesta, interpretó la versión que hoy se conoce como flamenca. Otros grandes ejecutantes de este cante navideño fueron La Niña de la Puebla y Juan Varea.
La Niña de la Puebla canta Campanilleros
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