Volver a viajar después de 22 años para ver al Cachorro
Fernando Domínguez Merino, sevillano de 83 años, nunca pensó que volvería a coger un avión después del fallecimiento de su mujer en 2003; menos aún que vería a su Cristo en Roma

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar» (Mt,11: 28) Ni la edad, ni las limitaciones físicas se iban a poner en el camino de Fernando Domínguez para ver al Cachorro en en el Vaticano. Este ... sevillano de 83 años, número 48 de la hermandad, ha sido uno de los cientos de devotos del crucificado de Triana que guardarán en la memoria la imagen del Cristo de la Expiración en las calles romanas.
Fernando nació enfrente de la sede de su hermandad, en la misma calle Castilla, donde hoy se encuentra una residencia de ancianos. El Cachorro lo vio crecer desde su bautismo a su boda, así como ser nazareno durante más de 40 años y miembro de la junta de gobierno entre 1990 y el 2003; hasta el fallecimiento de su mujer. Siguió con la herencia familiar e hizo hermana a su hija y a sus nietas, que son hoy quienes le representan vistiendo la túnica. Este 2025 el Señor ha sido testigo de su 75 aniversario como parte de la cofradía. Lo que nunca esperó fue que se encontraran en el templo mayor de la cristiandad. «Jamás imaginé que vería al Cachorro fuera de Sevilla» admite a ABC en una conversación telefónica mientras almuerza con los 18 miembros del grupo de familia y amigos que le acompañan en la capital italiana; entre ellos, dos de sus hermanos.
Una cita a la que no podía faltar
Al ser preguntado sobre qué significa el Señor para él, le cuesta encontrar las palabras. Aparte de la herencia familiar que le une al cachorro, como imagen la considera «la más grandiosa». «Creo que expresa de una bellísima forma como se abandona este mundo« argumenta el que fuera el director financiero del Grupo Aldomer, que encabeza la empresa Alfran y que tuvo su primera sede en el hogar familiar, frente al Cachorro.
Supo que el Cristo de la Expiración había sido invitado a participar en el Jubileo de las Cofradías gracias a la prensa y a sus amistades. «Es un hito histórico para la hermandad que nuestro Cristo este en la ciudad eterna, donde empezó la iglesia católica entre otras cosa» añade emocionado. Aún así Fernando Domínguez reconoce que «le costó trabajo asumir» que el Cachorro vendría a Roma, temía que la imagen sufriera algún riesgo en el transporte. «Ahora me alegro de ello; la prueba es que estoy aquí» apunta entre risas.
No sólo nunca imaginó que se daría una situación así, tampoco pensó que volvería a montarse en un avión. Viajó mucho en su juventud, pero no volvió a hacerlo tras la muerte de su mujer hace 22 años.
Cuando Domínguez se enteró que la hermandad aceptaba la invitación del Vaticano, organizó el viaje con su familia, con el gran deseo de estar en Roma y que sus seres queridos le acompañaran. «Estoy muy orgulloso de haber venido hasta aquí con 83 años. Le doy las gracias a los familiares que han acompañado y aguantado mis carencias físicas, adaptándose a mis circunstancias» admite. Para Fernando ha sido «muy emocionante» ver al Cristo de la Expiración presidiendo un altar de San Pedro, aunque por él tendría que ocupar «el principal».
El sentimiento que el Cachorro despierta es más fuerte que cualquier temor al camino.
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