Las viejas fábricas de Sevilla se reconvierten en zonas residenciales

El espacio fabril de La Trinidad, enclavado entre la Avenida de Miraflores y la Carretera de Carmona, bajó su persiana cuando enfilaba su primer centenario. Desde 1900 hasta 1999 salió humo de esa icónica, y protegida, chimenea que se sigue diferenciando desde muchos puntos de la ciudad. Diseñada por Luis Rodríguez de Caso, llegó a tener medio millar de empleados en su plantilla durante aquellos industriales años treinta, cuando el vidrio aún no conocía competidores. Que surgieron en la segunda parte del siglo XX cuando el plástico se introdujo y expandió con una vertiginosa velocidad. Sus últimas tres décadas fueron prácticamente testimoniales, asegurándose al menos la conservación de sus inmuebles al inscribirse como Bien de Interés Cultural al tiempo que se rubricaba su ocaso.

Ese expediente que catalogó el espacio fabril de la Avenida de Miraflores como BIC ha permitido que sus instalaciones se conserven en la actualidad. Aunque estas dos últimas décadas no se hayan significado especialmente por la conservación de su espacio. Una desidia que se mitigó cuando el Ayuntamiento de Sevilla acordó en 2018, tras más de una década de negociaciones, que los propietarios de los terrenos asumirían los costes de las obras de consolidación y su posterior entrega como titularidad pública a cambio de que la Gerencia de Urbanismo ejecutara el proyecto de reparcelación y el anteproyecto que ha permitido que ayer se iniciara la construcción de 208 viviendas.

Estas obras que se iniciaron ayer cuentan con una inversión de 1,7 millones de euros, con el compromiso de rematar en diez meses la urbanización de sus suelos. Un proyecto que, además de la edificación de seis bloques residenciales, permitirá nuevas conexiones peatonales entre la Carretera de Carmona y la Avenida de Miraflores. Las viviendas se irán construyendo paralelamente a las obras del espacio público, contando ya tres de esas promociones con sus respectivas licencias municipales.

Tal y como se acordó en el convenio rubricado en 2018 por la Junta de Compensación, las tres naves principales de la antigua Fábrica de Vidrios se conservarán mientras se decide, consensuadamente con la plataforma 'Salvemos la Fábrica de Vidrios de la Trinidad' el uso como equipamiento público que se les da, donde ya se habló de implementar un nuevo centro cívico para la barriada. De hecho, ya hay solicitados unos fondos de 5,7 millones de euros a Bruselas para la ejecución de esa iniciativa.

Un par de horas más tarde se colocaba la primera piedra del proyecto que, en similares características, se ejecutará en la antigua Algodonera Virgen de los Reyes. Ese espacio fabril que impulsó la construcción en los años setenta de un nuevo barrio que, paradójicamente, terminaría condicionando su posterior desaparición y, ahora, su absorción. El Parque Alcosa nació, entre otras necesidades, para atender la demanda del sector algodonero que se desarrollaba en estas naves, cuya manufactura nació en 1962 a través de una cooperativa que llegó a aglutinar a más de diez mil agricultores.

El pulso de la algodonera apenas duró una época, que fue el tiempo en el que su actividad se sostuvo gracias a un apoyo estatal que pretendía fomentar el cultivo de una fibra prácticamente ausente en los comercios nacionales. Las ayudas desaparecieron en cuanto la producción se disparó, lo que desencadenó que volviera a disminuirse la materia prima por la inviabilidad de su producción sin aquellas ayudas. Esto, sumado a los problemas de contaminación que supuso para la cada vez más amplia barriada de Alcosa, le dio la puntilla a una algodonera que había tomado el nombre de la suntuosa estatua sedente de la patrona de la Archidiócesis que permaneció durante años a las puertas de su fábrica.

Ahora, con una inversión de 7,4 millones de euros, se urbanizará su entorno durante quince meses. Mientras, la inversión global en todo el complejo superará los 65 millones de euros. Estos suelos, entre el Polígono Aeropuerto y el Parque Alcosa, propiedad de la Sociedad de Gestión de Activos del Proceso de Reestructuración Bancaria (Sareb), serán transformados en una nueva área residencial donde se proyecta la construcción de 919 viviendas (451 protegidas), que se alternarán con 50.000 metros cuadrados de zonas verdes y espacios libres –hasta 6 hectáreas–. Se incluye en el proyecto la cesión de dos parcelas para 141 viviendas al Ayuntamiento, que se entregarán totalmente urbanizadas y destinadas a vivienda pública.

Sus 116.646 metros cuadrados de superficie se encuentran desde hace años abandonados y sin uso, con el consiguiente deterioro de todo el conjunto, en cuyo interior aún se conserva parte de las naves donde se desarrollaban los procesos industriales de la antigua algodonera. Se mantendrán las edificaciones de una planta y los torreones que constituían el frente y la imagen de la algodonera –obra del arquitecto Aurelio Gómez Millán– hacia el exterior, hacia la calle Secoya. Los tres edificios principales del conjunto se convertirán en equipamientos públicos.

Los proyectos residenciales recién empezados en la Algodonera Virgen de los Reyes de Alcosa y la Fábrica de Vidrios de la Trinidad se suman a la ya amplia lista de reconversión de antiguos espacios industriales de la ciudad, cuyas respectivas instalaciones acogerán en un futuro cada vez menos lejano importantes promociones de viviendas. La transformación de las naves de Hytasa, el proyecto hotelero de Altadis o la nueva barriada en las extintas naves militares de Santa Bárbara, frente a la Fábrica de Artillería, son un claro ejemplo de este desarrollo.

De los tres citados proyectos, el menos fértil es el de la antigua factoría de Hilaturas y Tejidos Andaluces (Hytasa) que sigue inmerso en ese «protocolo de intenciones» que en noviembre firmaron y promocionaron el Ayuntamiento de Sevilla y el Ministerio de Hacienda por el cual se le concedía autoridad al Consistorio para negociar con posibles inversores interesados en un proyecto que planteaba 287 viviendas, áreas empresariales y equipamientos públicos. Aquellas «intenciones» siguen sin surtir efecto y sólo quedan tres meses para que dicho protocolo quede extinguido sin que Emvisesa haya encontrado compradores para este espacio fabril que acumula veinticinco años de abandono.

Según deslizaban fuentes municipales entonces, éste era el modo sutil que habrían encontrado para recordarle al Gobierno central la necesidad de impulsar este espacio en desuso en el polo más vulnerable de la ciudad. Dicho proyecto contempla, entre otras actuaciones, el derribo del muro que aparta al Polígono Sur del Cerro del Águila.

Coincidiendo con la presentación de aquel proyecto de Hytasa se adjudicaba, por parte de la Junta de Andalucía, las naves militares de Santa Bárbara al grupo inmobiliario Abu, donde se plantea el desarrollo residencial del entorno de la Fábrica de Artillería. Los terrenos que se adjudicó el grupo Abu, tal y como avanzó este periódico el pasado mes de noviembre, están enclavados en una misma parcela que se delimita por las calles Eduardo Dato, José María Moreno Galván y Jiménez Aranda (Nervión).

La promotora sevillana pagó 20 millones de euros a la Junta de Andalucía por unos terrenos, de 27.500 metros cuadrados, que anteriormente había recibido del Estado en compensación por la llamada 'deuda histórica'. Según apuntó este periódico, la inversión total que planea realizar Abu superaría los 70 millones de euros para la construcción de un centenar de Viviendas de Protección Oficial (VPO) y casi 200 de renta libre.

El más avanzando de los tres proyectos citados es el de la antigua fábrica de tabacos de Los Remedios, donde el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla ha aprobado recientemente su proyecto definitivo para la construcción de un nuevo paseo fluvial, una gran plaza pública y nuevos equipamientos e iniciativas comerciales. El proyecto planteado sobre los terrenos de Altadis lo ejecutará el fondo de inversión KKH, quien además edificará una pasarela peatonal que conectará San Telmo con un edificio conocido como 'Cubo' del arquitecto japonés Kengo Kuma. Será el espacio más emblemático del futuro complejo de ocio, turístico y cultural del barrio de Los Remedios, donde destacará un hotel de cinco estrellas de la cadena Mandarín que será diseñado por el ingeniero francés Michel Virlogeux.