El verano que San Fernando conquistó el Cantábrico (con un solo dedo)

La conmemoración de la conquista de Sevilla en 1948 llevó una reliquia del Rey Santo por los puertos del Norte de España

El régimen franquista aprovechó el séptimo centenario de la Marina de Castilla para ensalzar la Armada y darse un baño de multitudes

Hace 75 años, la reliquia de San Fernando se depositó durante unos días junto a la tumba del apóstol Santiago en Compostela

El rey Fernando III de Castilla, representado en el Tumbo A o Índice de los Privilegios reales de Santiago de Compostela Wikimedia Commons

San Fernando tomó la ciudad de Sevilla el 23 de noviembre de 1248 aunque no entró en la ciudad hasta el 22 de diciembre, pero tuvo que esperar siete siglos para conquistar las ciudades del Norte de España, donde a su pendón ... se le rindieron honores de capitán general con mando en plaza y se veneró una reliquia suya con todo el fervor y el boato de hace 75 años.

Sucedió en el verano de 1948, en plena etapa autárquica del régimen franquista una vez concluida la Segunda Guerra Mundial. El séptimo centenario de la conquista de Sevilla y de la creación de la Marina de Castilla, cuya primera flota se adjudicó al almirante Bonifaz que estrechó el cerco naval de Isbiliya, dio pie a una gran gira por el Norte de España con los atributos del Rey Santo como el pendón de Sevilla, la espada y las llaves de la ciudad que constituyó una exaltación gloriosa de la Armada y del propio régimen.

Esa gira de agosto y septiembre de 1948 tuvo paradas en Bilbao, San Sebastián, Santander, la escuela naval de Marín en Pontevedra, Burgos y la catedral de Santiago de Compostela, donde la falange (descripción anatómica, nada política) de San Fernando quedó depositada, hace justo 75 años ahora, junto a la tumba del apóstol Santiago.

Fue el final, todo lo apoteósico que cabe esperar, de un periplo que hoy nos resultaría casi estrafalario, pero que en la mentalidad de la época y con el apogeo del nacionalcatolicismo encajaba a la perfección. El carácter propagandístico que los Austrias menores habían buscado en la canonización de un rey español a imagen del San Luis de los franceses acabó recogiéndolo y llevándolo al paroxismo el franquismo más de trescientos años después de que Roma hubiera concedido el culto al monarca castellano y leonés que arrebató Jaén, Córdoba y Sevilla a las taifas islámicas.

Allí donde recalaban la reliquia y los atributos del soberano del siglo XIII, se organizaban procesiones cívico-religiosas para edificación de una población con pocas posibilidades de entretenimiento. Marinos uniformados, políticos y autoridades religiosas participaban con entusiasmo en la exhibición de los restos de Fernando III el Santo y el enaltecimiento de las glorias navales de siete siglos atrás, en la que habían tenido una especial significación vizcaínos y burgaleses.

Grandiosa procesión cívica

Por eso, la primera parada de esta gira político-religiosa fue Bilbao. El 28 de julio de 1948 se anunciaba en la prensa de la época que, con motivo de los actos de homenaje a la Marina española, en el VII centenario de su creación, con ocasión de la conquista de Sevilla, de esta última ciudad van a ser enviados a Bilbao, como recuerdo de aquella época, la espada, las hebillas del cinturón y las espuelas de San Fernando, el pendón y las llaves de la ciudad». El mismo suelto en ABC daba cuenta de «una grandiosa procesión cívica» en la que iban a tomar parte el Ayuntamiento y la Diputación de Sevilla «en cuerpo de comunidad».

En efecto, la procesión solemne tuvo lugar el 19 de agosto desde el palacio de la Diputación de Vizcaya hasta la iglesia de San Nicolás «en medio de un gran gentío». Nada menos que el ministro de Marina, el almirante Regalado, portaba la espada de San Fernando como se suele hacer en la procesión claustral por las naves de la Catedral cada día de San Clemente, aniversario de la conquista.

La delegación sevillana la conformaban el primer teniente de alcalde, Manuel Bermudo, que portaba el pendón de la ciudad; el diputado provincial Francisco Ruiz; el subsecretario de Educación Popular, el periodista sevillano Luis Ortiz Muñoz, que llevaba sobre un almohadón las llaves de hierro entregadas por Axataf a Fernando III; y el capellán real José Sebastián Bandarán, encargado de portar la reliquia de San Fernando, «consistente en un trozo de uno de sus dedos».

Cuerpo incorrupto del Rey San Fernando en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla Juan Flores

La Gran Vía de Bilbao estaba engalanada con banderas nacionales y se interpretó el himno nacional «al aparecer los trofeos enviados desde Sevilla» si bien los clarineros de la Diputación Foral de Vizcaya «hicieron sonar sus clarines desde la terraza central del palacio interpretando el clásico 'Agur Jaunak'», una melodía popular vasca de salutación que se tenía por himno oficioso de aquellas provincias.

En la iglesia se descubrió un monumento en honor de los marinos vizcaínos enrolados en la primera flota de guerra castellana del almirante Bonifaz. El alcalde de Bilbao y consejero del Reino, Joaquín Zuazagoitia Azcorra, en el acto de inauguración del monolito «hizo un cantar a Castilla campeona de la unidad española y a San Fernando, que supo unir las dos cosas más difíciles de unir: el poder y la santidad».

Bilbao, 19/08/1948. VII Centenario de la Marina Española. En el salón del trono del a Diputación de Bilbao fueron recibidas por las autoridades las reliquias y la espada de San Fernando, que entregaron las autoridades sevillanas

Tras el tedeum en la parroquia de San Nicolás y las salvas de ordenanza desde los buques de guerra 'Neptuno' y 'Marte' (minadores) además de dos lanchas torpederas y un barco de vigilancia, la comitiva embarcó en una falúa de seis metros réplica del siglo XVI que fue remolcada trece kilómetros a través de la ría hasta Portugalete, donde volvió a formarse el cortejo y a repetir desfile hasta la parroquia de Santa María donde se cantó la salve.

Todavía hubo tiempo para inaugurar un monumento en forma de obelisco en Algorta, con las naves de Bonifaz rompiendo las cadenas del río de la Sevilla islámica con la Torre del Oro y la Giralda al fondo.

En coche a San Sebastián

La siguiente etapa en el peregrinar de la reliquia de San Fernando fue San Sebastián, adonde llegaron a las nueve y media de la noche por carretera, con parada en Deva. Nuevo cortejo para trasladar la reliquia y los enseres del Rey Santo hasta la capilla de San Ignacio de la Diputación de Guipúzcoa, pero esta vez con los almirantes Moreu Figueroa (capitán general del departamento marítimo de El Ferrol del Caudillo) y Abarzuza (presidente de la comisión nacional del VII Centenario de la Marina de Castilla) portando la espada fernandina y las llaves de Sevilla, respectivamente. Esta vez se unió a la comitiva el nuncio papal y el obispo de Orihuela, José García y Goldaraz.

La conmemoración en Santander se hizo coincidir con el undécimo aniversario de la liberación de la capital durante la Guerra Civil

En Santander, la conmemoración se hizo coincidir con el undécimo aniversario de la liberación de la capital durante la Guerra Civil para que en el imaginario colectivo se conectaran ambos acontecimientos sucedidos con casi siete siglos de diferencia. En la bahía fondearon diez buques de la Armada, con el destructor 'Hernán Cortés' de buque insignia, escoltado por los destructores 'Neptuno' y 'Tritón'.

Reliquias del Rey Fernando III consistentes en un dedo (en el fanal) , su espada y las llaves de Sevilla, expuestas en la iglesia de San Luis Gonzaga Virgilio Muro

El alcalde había proclamado en un bando del 23 de agosto lo siguiente, con la retórica al uso de la época: «Para nosotros, santanderinos, los actos que hoy comienzan son, además, una afirmación de nuestra lealtad a la cuna inmortal de Castilla, madre nutricia de nuestra grandeza. Por ello, este júbilo de todos los santanderinos al rendir homenaje popular y fervoroso a nuestra Marina, representada tan dignamente por los jefes y dotaciones de los buques surtos en el puerto».

En la capital cántabra, el ministro de Educación, Ibáñez Martín, fue el encargado de presidir los actos de homenaje, que incluyeron, claro está, procesión con las reliquias entre las iglesias de Santa Lucía y del Cristo.

Cuatro relicarios con dedos del Santo Rey

El capellán real Sebastián y Bandarán portaba siempre el relicario con el dedo de San Fernando traído desde Sevilla. Se conocen al menos cuatro relicarios con dedos o fragmentos óseos del rey conquistador. El cabildo catedralicio se esmeraba en atender ruegos y peticiones de personajes principales de la corte para asegurarse la continuidad del patronazgo de la Capilla Real, que se mantiene hasta nuestros días.

El que se paseó por la cornisa cantábrica bien pudo ser el que la Reina Isabel II le entregó a su hermana Luisa Fernanda en 1850, conteniendo un falange distal del pulgar derecho de San Fernando, según la descripción de Teresa Laguna, responsable del patrimonio de la Catedral. A la muerte de la infanta en 1897, una manda testamentaria restituyó la pieza a la Capilla Real hispalense. Es lo que sostiene el experto Fernando A. Martín, exconservador de la plata de Patrimonio Nacional.

Bilbao, 19/08/1948. VII Centenario de la Marina Española. Las reliquias del Rey Fernando III expuestas en la Capilla de San Ignacio de la Diputación de Bilbao

Sea cual fuere el relicario, el dedo de San Fernando siguió su ruta triunfal entre finales de agosto y primeros de septiembre recalando en Castro Urdiales y El Ferrol antes de tocar tierra en la Escuela Naval Militar de Marín, adonde llegaron las reliquias a bordo del crucero 'Almirante Cervera' para el acto castrense más destacado del periplo.

Se conocen al menos cuatro relicarios con dedos o fragmentos óseos del rey conquistador

El Ayuntamiento, encabezado ya por su alcalde, José María Piñar Miura, ofreció una lámpara votiva entregada con las siguientes palabras: «El cabildo municipal se honra en hacer ofrenda de esta lámpara votiva a la capilla de la Escuela Naval, como tributo de la ciudad a las proezas de aquellos marinos, nuestros gloriosos antecesores, que con su arrojo y destreza contribuyeron de manera tan decisiva a su reconquista».

En la Catedral de Santiago y final en Burgos

El 5 de ese mes, tuvo lugar la correspondiente procesión entre la plaza de España y la iglesia de San Francisco de Pontevedra, donde se celebró una función religiosa a cuyo término se desarrolló una parada militar. En el banquete posterior, el alcalde de Sevilla avanzó que la «capital andaluza demostrará en fecha próxima su agradecimiento por las innumerables atenciones dispensadas».

El periplo continuó por Santiago de Compostela, adonde llegaron al día siguiente. El día 10 de septiembre se completó la gira en Burgos, donde Carmen de Bonifaz, descendiente del primer almirante de la Marina de Castilla, inauguró una lápida de homenaje en la torre de Santa María, mandada construir por Fernando III el Santo. Todo quedaba listo para la conmemoración en Sevilla, convertida en el gran escaparate del régimen para la ocasión. Pero esa es otra historia.

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