Vecinos de la calle Feria de Sevilla se organizan para acabar con más de una década de okupación de un edificio
El número 158 de esta céntrica vía fue okupado en 2012 y desde entonces ha sido foco de conflictos para residentes y comerciantes cansados de denunciar y no ver soluciones
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Sevilla
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Iniciar sesiónEl precio del metro cuadrado en la calle Feria ronda los 4.000 euros. Una vivienda en esta arteria que comunica el barrio de la Macarena con el Casco Antiguo sólo está al alcance de economías saneadas salvo una de sus fincas ... que lleva más de una década okupada. Una contradicción absoluta que ha colmado la paciencia de vecinos y comerciantes porque la convivencia está muy lejos de ser pacífica. Denuncian altercados, ruidos, robos y represalias contra aquellos que se han enfrentado a los okupas. Hace unos días denunciaron que tiraron aceite en algunos portales y coches aparcados en venganza a sus quejas.
El foco de los conflictos es la finca que ocupa el número 158, en el tramo más próximo a la Resolana. Se trata de un bloque que ya tiene más de una década de historia de okupas entre sus paredes. Los vecinos han denunciado en reiteradas ocasiones los problemas que generan los moradores, pero no han llegado a ninguna solución. Así que se están organizando para difundir su historia a los medios y ganar en capacidad de presión. Además, dedican tiempo a investigar el estado de la propiedad y los antecedentes judiciales con el único fin de armar una acción judicial eficaz porque por ahora sus denuncias no han dado resultado. «Es frustrante llevar tanto tiempo soportando esta situación y que no se haya conseguido nada», explica una de estas vecinas a ABC.
Este inmueble fue hogar de la denominada Corrala Alegría en 2012. Cinco familias se metieron en los cinco pisos que conforman la propiedad, respaldados por el movimiento del 15M. Meses antes se había producido otra okupación muy sonada en Sevilla, como fue la bautizada como Corrala Utopía. Los pisos de la calle Feria están a nombre de una empresa sevillana del sector inmobiliario que denunció aquellos hechos entonces. El desalojo se produjo pocas semanas después y los okupas acabaron sentados en el banquillo.
En primera instancia fueron condenados por el juzgado de lo Penal a penas de multa pero la Audiencia acabaría absolviéndolos apelando a la prescripción de los delitos. Habían transcurrido más de tres años desde que se inicara el procedimiento hasta que se celebró la vista oral para un delito de usurpación de bien inmueble tipificado como leve.
Ocho años después del primer juicio, el edificio sigue okupado pero con otros moradores, la mayoría de ellos de nacionalidad rumana. En 2020, el administrador único de la sociedad Inversiones Plaza Nueva 9 S. L. denunciaba la okupación pero en la investigación que están llevando a cabo los vecinos han constatado que aquella acción acabó archivada por defectos de forma. Por esas fechas, los vecinos alertaron de que ya había varias familias instaladas y que había una serie de personas que parecían dirigir el edificio.
Ojipláticos, los residentes constataron que se estaban ofertando habitaciones para alquilar a 200 euros en un conocido portal de segunda mano o que se intentó abrir un hostal clandestino en uno de los inmuebles como confirmaba entonces el cartel anunciador que colgaron de uno de los balcones.
Los años han ido pasando pero no los problemas de convivencia. Los vecinos enseñan a este periódico fotos, audios y vídeos que han ido recopilando para demostrar lo que ocurre en pleno Casco Antiguo de la ciudad. Temen que la propiedad del inmueble se haya desentendido; lo que complica mucho la vía judicial. «Hay una mafia allí instalada que tiene hasta el control de la zona de aparcamiento que está más próxima a la finca. Allí sólo pueden aparcar los que ellos quieren y si no pagas, te amenazan», detalla otra vecina.
En los comercios más próximos a esta finca también están sufriendo robos que vinculan directamente con la situación de okupación de ese bloque y la llegada de personas sin techo con problemas de adicciones que pernoctan en los recursos asistenciales que están en la Macarena. Y es que en este barrio llevan también varios años reclamando una reubicación de estos centros en otras zonas de la ciudad para que la alta concentración que existe en estos momentos no ponga en riesgo la convivencia. Existe un compromiso del Pleno municipal en ese sentido, pero no ha cristalizado aún. Hubo un intento fallido de traslado de un albergue a unos naves de Hytasa que los vecinos de allí frenaron.
El deterioro en el tramo final de la calle Feria es evidente a la vista de cualquiera por la suciedad que se observa en el portal y la acera más próxima al número 158. A escasos metros del edificio de los okupas está el CEIP Altos Colegios de la Macarena; lo que añade una mayor preocupación a los residentes. «Cada vez que se produce un incidente, llamamos a la Policía, pero de poco sirve. Vienen por aquí, identifican a las personas y poco más». Los vecinos ha pedido el auxilio del Ayuntamiento que se ha comprometido a seguir de cerca el caso. Pero los vecinos llevan esperando demasiado tiempo.
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