La última batalla en Sevilla

En Europa todavía tableteaban las ametralladoras y silbaban los órganos de Stalin en todos los frentes mientras en Sevilla se celebraba aquel lunes 7 de mayo una justa literaria en la que los poetas lucharían con sus versos por enaltecer la memoria de los dramaturgos sevillanos. A la postre, venció un joven Rafael Laffón con una rimada ('Poesía a la mujer andaluza en el teatro de los Quintero') que el tiempo benévolamente ha borrado del recuerdo.

Aquellos Juegos Florales del Ateneo se convirtieron en un acontecimiento social de primer orden en la ciudad porque la presidencia como reina del festejo literario recayó en la duquesa de Montoro, Cayetana Fitz-James, con 19 esplendorosos años recién cumplidos.

En 1945, la velada tuvo lugar en el Coliseo España (el teatro inaugurado en honor de la Reina Victoria de la Avenida). Cuando la banda municipal, dirigida por el maestro Braña atacó los últimos compases de 'La reina mora', hizo su entrada «en medio de un gran entusiasmo, la duquesita de Montoro del brazo del presidente del Ateneo». «Lucía su lindo traje de blanco tul ilusión y sobre sus áureos cabellos la histórica y soberbia corona de esmeraldas, rubíes y brillantes, tradicional en las duquesas de Alba».

Detrás formaban parejas las damas de su «corte de amor», lo más granado de la aristocracia local: María Osborne Pérez de Guzmán, María Soto Camino, María Pilar Miura, las hermanas Socorro y Emilia Ybarra Hidalgo, Antonia Mencos Armero, Rosario Rojas Solís y Pilar Gayán Buiza, «con preciosos atavíos de glacé celeste y tocadas con tiaras de color rosa bordadas de camelias». Los había confeccionado Carmen Martín de Pareja que insertaba el anuncio oportuno en la página.

Otros premiados resultaron ser el director de ABC de Madrid, el poeta Adriano del Valle y el escritor Jesús de las Cuevas. Los galardones a la Virtud y el Trabajo correspondieron a «María Boza, al matrimonio de don Juan Piñero y doña Carmen Alfonso, al obrero don Crisanto Ruiz y a la obrera doña Carmen Machado».

Terminado el acto, que cerró la banda con una interpretación «bailable» de 'Aida' de Verdi, todos pasaron al hotel Andalucía (el hoy llamado Alfonso XIII) para el baile de gala. Ese día 7, en Reims (Francia), el mariscal Jodl había capitulado ante Eisenhower. La paz en Europa estaba a la vuelta.