Triana inaugura su muro de defensa ante el temor a una riada como la del 96

A primera hora de la tarde se decretó el Plan de Emergencias en Fase 1 ante el riesgo de inundaciones, ordenando el despeje de la Vega de Triana y el cierre de sus compuertas ante la posibilidad de que, coincidiendo con la pleamar, la punta de la crecida del río llevara a su desbordamiento por el entorno del Charco de la Pava. Una situación que a muchos recordó a la vivida durante aquella Nochebuena de 1996 en la que se inundó la Vega de Triana y la otra margen, entre Camas y San Juan. La preocupación se trasladó ayer también a otros puntos inundables de la ciudad como Valdezorras y el Gordillo, aunque se apuntó que los barrios con más riesgo de inundaciones son los de Triana, Los Remedios, Casco Antiguo, Macarena y Nervión.

Tres horas antes de la clausura del muro de defensa fueron desalojados los funcionarios del edificio Torretriana ante el aviso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir de que el caudal del río se situaba en 4,20 metros de altura sobre el nivel medio del mar. Por su parte, el Parque Científico y Tecnológico Cartuja recomendó a todos los trabajadores de la zona que retiraran los vehículos del entorno de la avenida Carlos III y que no transitaran por la zona.

El alcalde Sanz, presente junto a varios concejales en la Vega de Triana, mandó un mensaje tranquilizador a toda la ciudadanía, informando que todos los servicios municipales estaban funcionando ante la alerta por posible desbordamiento, más que por lluvias, por la cantidad de agua que venían desembalsando los pantanos. Y es que los embalses de la provincia que abastecen tanto a la capital como a su área metropolitana registraban desde primera hora de la mañana un 94,1 por ciento de su capacidad de embalse, con el nivel rojo de alerta decretado en los embalses de Melonares, El Agrio, El Pintado y Torre del Águila. También estuvieron en aviso rojo por la excepcional crecida algunos cauces como los del río Huesna, a la altura de Villanueva del Río; el río Corbones, junto a Lora del Río; Guadiamar, a su paso por Aznalcázar.

Las cifras que en estos momentos registran los embalses del sistema de Emasesa ya igualan, e incluso superan, todas las referencias históricas de la provincia de Sevilla con un volumen de agua embalsada superior a los 600 hectómetros cúbicos, alcanzando un 94,1 por ciento de la capacidad total de embalse. Según los datos de la empresa de aguas, que abastece tanto a la capital como a su área metropolitana, los 603,8 hectómetros cúbicos embalsados suponen el consumo medio de los próximos seis años. Según detallan los expertos, a poco que llueva en las próximas campañas, los sevillanos tendrán agua garantizada para la década venidera, un colchón jamás conocido en tierra hispalense.

Esta noticia es aún más sorprendente si la enfrentamos a los datos de hace sólo un año, cuando los embalses de Emasesa estaban al 47 por ciento; es decir, en doce meses los pantanos han duplicado el agua acumulada, una cifra que sería aún mayor al contabilizar todo lo desembalsado en las últimas semanas. Esto, que está siendo un magnífico alivio tanto para el consumo humano como para agricultores y ganaderos, provoca a su vez la alarma por el riesgo de desbordamiento en pantanos, ríos y arroyos.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) anunció ayer que mantiene el escenario 1 del Plan de Emergencias de El Agrio, en Aznalcóllar, ante la previsión de lluvias intensas y el rápido ascenso del nivel del embalse, que registraba aportaciones superiores a los 180 hectómetros cúbicos por segundo. La presa lleva más de dos semanas desembalsando agua en una zona que presenta una importante complejidad por ubicarse en terrenos mineros. El alcalde de Aznalcóllar también lanzó un mensaje de calma, asegurando que estarían pendientes de la evolución del embalse ante las próximas lluvias. Según detalló, durante la pasada madrugada se llevaron a cabo once intervenciones, teniendo Bomberos que rescatar a dos personas que habían quedado atrapadas en un vehículo.

Por otro lado, entre las innumerables incidencias producidas a consecuencia de la borrasca Laurence, la autopista AP-4 que une Sevilla y Cádiz permaneció cerrada entre Dos Hermanas y Las Cabezas de San Juan debido a la acumulación de agua sobre la calzada, con más de 32 kilómetros de vía afectados.