salud mental
El suicidio masculino cuatriplica al femenino en Sevilla y se cobra 14 muertes al mes
Esta provincia está a la cabeza de Andalucía con 85 muertes durante los seis primeros meses del pasado año, de las que 68 correspondieron a hombres y 17 a mujeres
Ruiz Veguilla, psiquiatra: «Se ha reducido mucho la mortalidad en infartos y leucemias pero nada en suicidios»

Sesenta y ocho hombres y diecisiete mujeres se quitaron la vida en Sevilla durante los seis primeros meses del pasado año, según datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra supera en más de 20 a Málaga, la segunda provincia andaluza ... con mayor número de suicidios, con 64 muertes voluntarias (52 hombres y 12 mujeres) y cuadriplica las de Huelva, que registró 20 suicidios (16 hombres y 4 mujeres). Cádiz, con una población muy inferior a la de Málaga, registra el mismo número de suicidios en ese periodo, con la particularidad de que fueron 4 mujeres más las que se quitaron la vida. En Granada, la cuarta provincia andaluza con más suicidios, la cifra alcanzó los 38, de los que 33 fueron hombres y 5 mujeres. La tasa de suicidios masculinos de Córdoba (33 hombres y 3 mujeres) es la más alta de Andalucía, seguida de la de Sevilla y Huelva. En Jaén se produjeron durante el primer semestre de 2024 un total de 37 muertes voluntarias (26 hombres y 11 mujeres) y en Almería fueron 34 (24 hombres y 10 mujeres).
A pesar de que los suicidios en Sevilla, Málaga y Cádiz (398) suponen más de la mitad de todos los consumados en Andalucía en este periodo, las mayores tasas de suicidios corresponden a Jaén y Granada, en relación con su población, con más de 11 suicidios por cada 100.000 habitantes. Huelva es la provincia andaluza con la tasa más baja, inferior a los 3.
Primera causa de muerte en jóvenes
El suicidio es la primera causa de muerte violenta en Sevilla y la primera, en general, entre adolescentes y jóvenes, por encima de los accidentes de tráfico, a la que duplica. También se cobra más vidas que las de algunos tumores como los de estómago y esófago, el cáncer de riñón o la hepatitis vírica. De las 8.613 personas que murieron en Sevilla durante el primer semestre del pasado año, casi la cuarta parte (2.164) se debieron a algún tipo de cáncer, destacando el de pulmón (432 fallecidos), colon (199), páncreas (164) y el de mama (138).
Las enfermedades cardiovasculares y del sistema circulatorio causaron casi un tercio de las muertes en Sevilla (2.564), siendo el infarto agudo de miocardio la más letal (335) junto con otras enfermedades isquémicas del corazón (336).
Las enfermedades del sistema respiratorio fueron la tercera causa más importante de muerte en Sevilla durante el primer semestre de 2024. Se cobraron 1.094 vidas siendo la neumonía (276) la que más víctimas causó. Las enfermedades del sistema digestivo ascienden a la cuarta posición (452 muertes) de las que la cirrosis acabó con más de cien vidas.
Menos suicidios
Aunque la elevada cifra de suicidios invita a una reflexión urgente acerca de la salud mental y de los recursos públicos que a ella se destinan, lo cierto es que ha descendido, aunque muiy ligeramente- en el último año. A falta de que el INE confirme el dato global de 2014, fueron 157 las vidas que se perdieron en Sevilla, cuatro menos que en 2022, cinco menos que en 2021 y cuiatro menos que en 2020. El primer año de la pandemia se suicidaron 120 hombres y 40 mujeres en Sevilla, el año siguiente fueron 128 hombres y 34 mujeres. En 2022 se suicidaron 130 hombres y 31 mujeres.
La tasa de suicidios en Sevilla es similar a la de la media española, al igual que los medios empleados para consumarlos. Casi el 80 por ciento se produjeron por ahorcadura y cerca del 20 por ciento por precipitación. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje en el que se utilizaron procedimientos menos habituales como la ingesta de pastillas, atropello por tren, disparos con armas de fuego e incluso con arma blanca.
De cada cuatro suicidios, tres suelen ser masculinos y uno femenino, una tendencia sostenida en el tiempo. En intentos de suicidio las cifras tienden, sin embargo, a igualarse. La franja de edad en que más suicidios se produjeron en 2024 fue la de 50 a 60 años, seguida por la de 60 a 70 años. «La década de los 50 es la más frecuente en todos los suicidios que se producen en España», explica un experto. Por debajo de los 15 años se producen muy pocos casos en la serie histórica y tampoco son frecuentes los suicidios de jóvenes menores de 25 años.
Un estudio realizado en 2023 por Beatriz Giraldo y Elena García, dos enfermeras del Hospital de Valme de Sevilla constata un aumento del 40 por ciento de los casos de conductas autolíticas en los servicios de Urgencias. En este estudio se constata que la pandemia del Covid-19 pasó factura. «Se sufrió mucho estrés y creemos que ahora se está recogiendo esa dificultad que padecieron muchas personas para adaptarse a estas nuevas situaciones», aseguraba esta investigadora tras la publicación de este estudio. Esta conclusión viene avalada por la proliferación de trastornos adaptativos en los casos analizados, es decir, la dificultad en la adaptación a las nuevas situaciones y a la falta de herramientas para hacerles frente. Según el psiquiatra Miguel Ruiz Veguilla, coordinador del Plan de Prevención del Suicidio del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, «ya se está notando en nuestro centro que esos efectos están desapareciendo, después de todos estos años».
Otros psiquiatras subrayan que muchos de los casos que les llegan ahora no presentan enfermedades mentales clásicas sino trastornos de ansiedad o de adaptación. «Son problemas mentales pero no enfermedades mentales propiamente dichas como esquizofrenia o trastorno bipolar. Hablamos de mala salud mental más que de enfermedad mental per se y este crecimiento de trastornos en la población, especialmente la más joven, tiene relación con un concepto de inmediatez, de que todo se consiga ya, lo que genera una frustración mayor. Parece que como sociedad la tolerancia a la frustración está disminuyendo y ante situaciones que requieren una espera o una aceptación, las respuestas se van desviando hasta una solución inmediata, que sería la conducta autolítica, que evidentemente no es la solución«, dicen.
Esta poca tolerancia a la frustración no se da solo en adolescentes o preadolescentes sino también en adultos jóvenes y se está generalizando en distintas franjas de población.
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