Siete muertos en la whiskería 'La Vaquita' de Sevilla por la amenaza incendiaria de un cliente que se le fue de las manos
crónica de sevilla en negro
Hace cincuenta años un camionero procedente de Navarra causó un incendio en este local maldito del entorno de la Alameda de Hércules por sentirse engañado por el coste de las consumiciones y por la negativa de dos mujeres a irse con él
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Estado en el que quedó la whiskería 'La Vaquita' tras el incendio
Jesús Fernando Antoñanzas, un joven camionero de Navarra que había llegado a Sevilla trabajando, pasó la tarde del 19 de enero de 1973 en la whiskería 'La Vaquita', en la calle Joaquín Costa número 20, en el entorno de la Alameda de ... Hércules. Antes de las diez de la noche se fue del local cabreado porque se sentía estafado por dos motivos, el precio de las consumiciones y por la negativa de dos jóvenes a irse con él, a pesar de estar horas invitándoles a copas y champán. Al abandonar el local llegó a proferir que era una cueva de ladrones al que había que prenderle fuego. Dicho y hecho. Volvió a los pocos minutos con dos bidones de gasolina. Uno de ellos cayó sobre una estufa de butano. El fuego se adueñó de 'La Vaquita' rápidamente. El escay y el plástico de la decoración hizo el resto. Mientras el dueño, su esposa, algunas trabajadoras y clientes se salvaron, un grupo de cinco de mujeres y un cliente se intentaron refugiar en el almacén, muriendo allí por asfixia. Días más tarde falleció uno de los heridos más grave. La amenaza incendiaria de Jesús Fernando se le fue de las manos y se llevó por delante siete vidas.
El 20 de enero, día de San Sebastián, ABC publicaba el trágico incendio de la whiskería de la Alameda que acabó con la de cinco trabajadoras de este club, uno de tantos que había en esta zona de la ciudad. Minutos después de originarse el fuego la calle Joaquín Costa fue un escenario de pánico y gritos. El pirómano ya se había marchado en el mismo taxi en el que llegó procedente de una gasolinera. Los vecinos y trabajadores de otros locales cercanos se acercaban con cubos de agua para sofocar las llamas.
Cuando llegaron los servicios sanitarios tuvieron que esperar que el incendio viniera a menos con el trabajo de los bomberos para poder llegar al almacén donde estaban escondidos las cinco trabajadores y un cliente, un joven de 22 de Bollullos Par del Condado. Fueron trasladados a los hospitales de San Lázaro y García Morato, aunque no se pudo hacer nada por salvar su vida. Las mujeres, dos de ellas argelinas, tenía 44, 42, 30, 27 y 23 años. Esa misma noche el joven camionero se entregó a la Policía.
El fiscal y el abogado defensor
En diciembre de 1974, la Sala Segunda de lo Criminal de la Audiencia Territorial de Sevilla lo condenó a once años de cárcel por un delito de incendios, siete de homicidios y un delito de lesiones graves. El tribunal señaló que no hubo intención de dar muerte el acusado, al quemar el local, admitía el riesgo que suponía para los clientes y trabajadoras de la whiskería. El acusado dijo que fue un accidente porque al tropezar con el dueño de 'La Vaquita' se le cayó el bidón de gasolina en la estufa.
Autor del incendio en la whiskería
El juicio dejó dos momentos para resaltar en los informes del fiscal Alfredo Flores, quien fuera fiscal jefe de Sevilla, y del abogado defensor, Bernardo José Botello Gómez, por la contundencia de sus mensajes contra la prostitución hace cincuenta años. «El fiscal no quería hacer una defensa de los establecimientos que hoy se denominan güisquerías, ni del posible ejercicio de la prostitución clandestina, pero sí tenía que censurar abiertamente a personas como el procesado, que con su demanda de esa prostitución fomentan unas condiciones de vida infrahumanas de las camareras de estos establecimientos». Así se recogía por el redactor de ABC Benigno González en la edición del viernes 29 de noviembre.
Más duro fue el abogado del acusado: «Mirando al procesado, dijo que en el banquillo, a uno u otro lado de Jesús Fernando, estaba sentado el acusado invitado: la sociedad. Una sociedad que permite que lugares como 'La Vaquita', donde se fomenta la corrupción; unos locales que carecen de las condiciones mínimas de seguridad. Junto a Jesús Fernando debería sentarse una sociedad decadente en lo moral, que, sino está aquí encausada, implícitamente lo está por el recto sentir de los hombres de buena voluntad».
El Tribunal Supremo, en abril de 1975, elevó la condena al joven homicida al no estimar que padeciera un trastorno mental transitorio. Le impuso 18 años de cárcel y siete millones de pesetas de indemnizaciones para las familias de las víctimas y heridos. Poco tiempo estuvo Jesús Fernando en prisión pues el Boletín Oficial del Estado de 14 de abril de 1978 publicaba el Real Decreto de 10 de febrero por el que se le indultaba.
La sombra de 'La Vaquita'
El indulto era el capítulo que cerraba esta tragedia. Pero 'La Vaquita' seguiría escribiéndose en la crónica negra de la ciudad. Diez años después, en diciembre de 1983 el hijo del dueño de la whiskería con 27 años de edad murió asesinado en plena calle Quintana. Otra vez una trifulca en el interior de un local del alterne era el detonante, esta vez en 'La Payuna'.
Y en julio de 2011, el dueño de la hamburguesería de la calle Joaquín Costa número 20 fue brutalmente apuñalado por un joven de 28 años de edad. Otra víctima más bajo la sombra de 'La Vaquita'.
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