26 AÑOS DEL ASESINATO DE ETA
Sevilla y el recuerdo a Alberto y Ascen, «más necesario que nunca»
Este martes, 30 de enero, se cumplen 26 años del asesinato del teniente de alcalde y su esposa por la banda terrorista ETA en la calle Don Remondo de la capital
Teresa Jiménez Becerril: «Todavía hacen homenajes a los que mataron a mi hermano»
Sevilla
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Iniciar sesiónA escasos minutos de las cinco de la tarde de este martes 30 de enero, un grupo de escolares celebraban el Día de la Paz junto a la Inmaculada de Coullaut Valera en la Plaza del Triunfo, mientras en la Capilla Real de la Catedral ... empezaba la misa en recuerdo de Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz, asesinados por ETA hace 26 años. Mientras la calle Don Remondo volvía a acoger un sencillo acto en recuerdo del concejal del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y su esposa, el Congreso de los Diputados debatía la Ley de Amnistía del PSOE con los independentistas catalanes y los herederos de la banda terrorista vasca. Por eso, Sevilla, pase lo que pase, siempre guardará en su memoria a Alberto y Ascen, ahora que es «más necesario que nunca».
Un año más, y van veintiséis, la ciudad ha cumplido el rito en honor de la memoria del matrimonio asesinados la lluviosa madrugada del 30 de enero de 1998 por los etarras José Luis Barrios y Mikel Azurmendi. Los tirotearon a quemarropa en la calle Don Remondo, a escasos metros de su casa, donde los esperaban sus tres hijos. Hoy uno de ellos, quien lleva el nombre de su hijo padre, preside la fundación en su honor.
A las cinco de la tarde y presidida por la Virgen de los Reyes, el obispo auxiliar, monseñor Teodoro León, daba comienzo una eucaristía en honor de Alberto y Ascensión. A la misma han asistido el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y su gobierno, el portavoz del PSOE, Antonio Muñoz, junto al edil socialista Juan Carlos Cabrera, y el concejal de Vox, Gonzalo García-Polavieja. Además, han acompañado a la familia de Alberto Jiménez-Becerril, los consejeros de Presidencia, Antonio Sanz, de Fomento, Rocío Díaz, y de Desarrollo Educativo, Patricia Del Pozo, así como muchos compañeros del Partido Popular, entre ellos, Javier Arenas.
Las primeras en llegar a la Catedral han sido Teresa Barrio, la madre de Alberto, junto a su hija Teresa Jiménez-Becerril. Un minuto después lo hacía José Luis Sanz, junto al concejal de Urbanismo, Juan de la Rosa. Tendrían que esperar en la puerta a la espera de las demás autoridades. El último en llegar, Antonio Sanz. Por delante, entraba en la seo hispalense monseñor León.
El evangelio recordaba el pasaje de la muerte del hermano de Marta y sus palabras a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Y Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Con la resurrección, la esperanza y el amor ha hilvanado monseñor León su homilía para conmemorar la memoria de Alberto y Ascen, «memoria y recuerdo que llevamos en el corazón». «¿Dónde están Alberto y Ascensión? En las mejores manos, en las de Dios Padre», ha concluido el obispo auxiliar.
Después de la cita en la Catedral, el otro lugar emblemático de cada 30 de enero es la calle Don Remondo, «la calle a la que no quiero llega, ni quiero estar aquí», según ha confesado Teresa Jiménez-Becerril en su discurso, con la voz nerviosa y temblorosa. A escasos metros de la casa del matrimonio asesinado por ETA, se sumaban la portavoz de Podemos en el Ayuntamiento, Susana Hornillo, la concejal socialista Sonia Gaya o el consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela.
En la placa que recuerda el crimen se puede leer «que la ciudad guarde en la memoria el recuerdo de estos dos sevillanos, ejemplares servidores y buenos vecinos, y que la paz y la no violencia vivan en nuestro pueblo». Y eso ha hecho hoy Sevilla, guardar su memoria, «más necesario que nunca», según ha dicho Teresa Jiménez-Becerril, que ha tomado la palabra en primer lugar tras los rezos dirigidos por monseñor Teodoro León.
«No se les da bastones de mando»
«No quiero llegar aquí, siempre soy la última en llegar. No quiero estar aquí, medio temblando. La última calle que pisaron Alberto y Ascen cuando fueron tiroteados. No quiero ver su casa, a la que nunca llegaron. No quiero recordar, porque me quedo sin voz. Nos duele la ausencia. Aquí estamos año tras año superando la pena más honda». Éstas han sido las primeras palabras de la hermana de Alberto, quien se encargar, siempre, de mantener viva su memoria y la de su mujer.
Precisamente, ha sido ella la que ha subrayado que este homenaje es hoy «necesario, más que nunca». Sobre todo, «cuando quieren que olvidemos a los terroristas de ETA que mataron aquí a Alberto y Ascen por ser españoles, por defender la libertad y la democracia».
Ha sido en este momento cuando ha endurecido sus palabras. «Nos fuerzan a olvidar a aquellos (los terroristas) que no los condenan (los asesinatos), con quienes no se pacta, no se les da bastones de mando. Es una infamia». Y esto resonaba en Don Remondo mientras en el Congreso de los Diputados se debatían la Ley de Amnistía, que finalmente ha sido rechazada. Entre los que escuchaban esas palabras, el socialista Antonio Muñoz, aguantando la compostura. «Por respeto al acto -que estaban celebrando-», desde el PSOE rehusaron hacer declaraciones, aunque mostraron su «condena al terrorismo».
«Un terrorismo bueno o malo»
Teresa Jiménez-Becerril ha continuado arremetiendo contra «quienes quieren acabar con España, quienes la venden al mejor postor». Pero en nombre de Alberto y Ascen «diremos no a la amnistía, no os dejaremos solos en esta triste calle. No queremos ni debemos olvidar, no vamos a consentir una España a la carta, de un terrorismo bueno o malo, sólo hay un terrorismo y es malo».
Y dirigiéndose a la memoria del matrimonio y de las centenares víctimas de ETA, ha afirmado: «Podemos devolveros la honra y vuestro sacrificio. Sois nuestros héroes, no nos confundamos, no honremos a los asesinos. Hoy más que nunca, nos jugamos España, a la que tanto amaban Alberto y Ascen. Me niego a sentirme culpable por querer recordar y no querer pasar página en el libro de la indignidad, no voy a pedir excusa por hablar claro». El último mensaje estaba dirigido al pleno de la Cámara Baja: «Están pisoteando España por siete míseros votos. Vendrán tiempos mejores y nosotros seguiremos aquí, buscando consuelo en vuestro ejemplo de valentía». Han sido las últimas palabras de la hermana y cuñada de Alberta y Ascen, que han recibido un fuerte aplauso.
En esta maldita esquina...
Cuando el alcalde ha ido a tomar la palabra, un espontáneo ha gritado algunas palabras que ha cerrado con un 'Viva España'. «Otro 30 de enero que estamos en esta maldita esquina de la calle don Remondo. 26 años viniendo aquí, donde ETA asesinó a Alberto y Ascen en esa noche fría, matando a dos de los nuestros», ha arrancado José Luis Sanz, quien ha recordado que, tras unas horas en las que Sevilla enmudeció, la ciudad no quiso callar ni humillarse. Se echó a la calle para recordar a dos héroes.
Veintiséis años después, para Sanz, Sevilla sigue defendiendo los mismos valores que representaban Alberto y Ascensión, la libertad, la democracia y el Estado de Derecho. «No nos vamos a olvidar. Ahora que parece que quieren que nos olvidemos las víctimas. Desde esta esquina, queremos decirle a toda España que no nos olvidaremos de todas las víctimas de ETA», ha cerrado el alcalde su intervención en la misma línea de Teresa Jiménez-Becerril.
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